La mayoría de los hombres busca el placer con tal apresuramiento, que pasa de largo por su lado.
SOREN KIERKEGAARD
Buenos días slowers!
Os presentamos una guía con ideas muy sencillas para conseguir que tu vivienda sea más slow y, además, ahorrar unos eurillos.
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Pero antes de eso, ¿sabéis cuál es la diferencia entre una casa slow y otra que no lo es?
La clave está en las sensaciones que nos transmite.
Una casa slow es un lugar agradable, en el que sobra todo aquello no funcional, sólo atendiendo a las verdaderas necesidades de las personas. Un lugar en el que descansar, recuperar energía, con distribuciones diáfanas y bañadas por la luz.
En definitiva, un conjunto de espacios que ofrece calidad de vida y es respetuoso con la naturaleza.
Éstas son las 10 primeras que podéis aplicar en vuestras salas de estar:
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Si os interesa más sobre este tema os dejamos la web de sus impulsores, los arquitectos John Brown y Matthew North, en la que podréis ver ejemplos de viviendas que cumplen con la filosofía slow.
Y queremos acabar con un consejo que cogemos prestado del libro Elogio a la lentitud de Carl Honoré (el cual recomendamos mucho!):
“Cuando se trata de ir más despacio, lo mejor es comenzar poco a poco. Prepare la comida desde el comienzo. Dé un paseo con un amigo en vez de ir corriendo a las galerías comerciales para comprar cosas que en realidad no necesita.
(…)
Ya no tengo la sensación de que el tiempo es como un capataz cruel al que no puedo oponerle resistencia”.
¡Feliz miércoles en modo slow!