50 responsabilidades de Grey

Por Carlos Melero Bascones @Gotasdecoaching

Una de mis tareas como coach es mostrar al cliente las inconsistencias en su discurso o, al menos, las síntesis que su menté está haciendo de forma inconsciente y que pueden estar suponiendo una traba en su pensamiento consciente.

Es un trabajo centrado en el análisis del lenguaje y su significado. Como observador de lo que yo llamo “el discurso” del cliente, es decir, su narración de la realidad y los hechos, a veces observo que utilizan expresiones idénticas para expresar conceptos diferentes.

En esos casos, mi responsabilidad es mostrarlo para que la persona decida si lo quiere aclarar y cómo. Esto le ayuda a romper la barrera invisible a la que se enfrenta y trabajamos juntos para encontrar las diferencias entre una cosa y otra. Como coach no directivo, no trato de averiguar esas diferencias, sino que ayudo a la persona a que las averigüe ella o lo hagamos juntos. Yo señalo lo que creo que no es igual y el cliente va dando nombre a lo que ve. A veces pongo de mi cosecha, unifico, separo o enfatizo.

Como ejemplo, esto es lo que puede resultar de diferenciar distintos momentos en los que una persona se identifica como responsable de algo. Esta es una imagen real de la pizarra de mi despacho al terminar una sesión de coaching.

El término es siempre el mismo, pero su significado no. Y como son situaciones diferentes, se requerirán análisis diferentes.

No es lo mismo ser responsable de sacar un negocio adelante que del bienestar de un amigo. Ni es lo mismo ser responsable de algo sucedido en el pasado porque se influyo en el resultado que por ser el único artífice. También se puede uno sentir (que no ser) responsable de algo cuando su responsabilidad real está más relacionada con no provocar lo contrario (como el caso del bienestar de un ser querido frente a no provocarle malestar). Se puede ser responsable de decidir o de actuar, de favorecer o de no impedir, etc.

Nuestra emoción y disposición cambiará cuando aclaremos todos estos puntos en las situaciones que nos inquietan y la disposición emocional es crítica para generar acción.

Este es un ejemplo de cómo el análisis del discurso ayuda a la persona a desbloquearse a partir de sus propias aclaraciones. Cuando uno ve que dos cosas que parecían lo mismo requieren análisis y acciones diferentes, aparecen nuevas opciones, eso genera elección, acción y responsabilidad. Coaching en estado puro.

 Gracias por compartir en las redes sociales y por comentar. Me ayuda a dar más visibilidad a mi trabajo.

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