Cumplir años es el mejor plan que, a estas alturas, uno puede tener en la vida. Quien dice cumplir años dice cumplir días; que tampoco está el mundo para pasar por él con la arrogancia del necio. Cuando pienso en esto a fecha fija, me sorprendo en casa buscando una pieza literaria admirada que me alimente durante un rato o que me proporcione el bienestar de volver a sentir un instante pasado repetido, repetido, repetido. Hoy he vuelto a encontrarme con un verso de Luis Cernuda, "Pasada se halla ahora la mitad de mi vida", que escribió probablemente cuando tenía treinta y seis años. Es verdad el arraigo literario en Dante; pero no sé hasta qué punto pesó más en aquel primer verso del espléndido poema de Las nubes ("La visita de Dios") el cálculo del hombre que aspiraba a vivir al menos el doble de una cifra que no alcanzó. Murió a los 61 años. A mí se me ha pasado el tiempo de fijar por escrito mi propia recreación del verso de Dante. Hay otro poema monumental de ese mismo libro de Cernuda, "El ruiseñor sobre la piedra", que me viene ahora a la memoria porque lo he comentado en clase algunas veces y siempre aplicando un recurso para reclamar la atención de mis estudiantes. Leer unos versos:
[...] Lo hermoso, lo que amamos,
Tú sabes que es un sueño y que por eso
Es más hermoso aún para nosotros.
[...] Lo hermoso, lo que amamos,
Tú sabes que es un sueño y que por eso
Es más hermoso aún para nosotros.