El pintor Bill Fitzpatrick decía: "La creatividad es muy importante en la vida: te da diversidad. Si eres creativo, pruebas diferentes maneras de hacer cosas y cometes muchos errores también. Pero si tienes valentía de continuar a pesar de tus errores, obtendrás la respuesta."
La creatividad nos obliga a apartarnos, conscientemente, del tiránico yugo de la sensatez. Es una locura deseada que, sin amarras, nos hace desplegar las velas de nuestra imaginación al pairo de un viento incierto en busca de lo que aún no ha sido encontrado.
Más que una nueva forma de hacer las cosas, la creatividad supone una nueva forma de verlas. Las ideas hay que probarlas. Es insano, creo, retraerse ante la expectativa de una buena idea. Si descartamos de entrada lo que se nos ocurre porque, por ejemplo, anticipamos su fracaso, nuestro mundo estará lleno de vanas buenas intenciones. Aunque, por otra parte, si nuestra creatividad es buena, también será orgullosa y nunca se dejará pisotear por la realidad.
Si quieres ver un árbol, ve al valle, si quieres ver el valle, ve a una montaña, si quieres ver la montaña, sube a las nubes, pero si lo quieres ver todo, cierra los ojos y solo piensa...
Un buen ejercicio de creatividad
Las sandías, grandes y redondas, desperdiciaban mucho espacio en las pequeñas tiendas de alimentación japonesas. Muchos ante tal evidencia se plantearían que es algo contra lo que no es posible luchar: las sandías son redondas y grandes y, o se amplían las tiendas o se dejan de vender sandías. Sin embargo, algunos agricultores japoneses adoptaron un enfoque diferente: “Si una sandía redonda ocupa mucho espacio, ¿por qué no hacemos una sandía cuadrada? Sería mucho más fácil de transportar y almacenar en los estantes de los supermercados. Perfecto, pero ¿cómo podemos a conseguirlo?" No pasó mucho tiempo antes de que hallaran una forma.
La solución al problema de la sandía cuadrada no era tan difícil de resolver para los que no asumieron que el problema era insoluble. Resulta, que todo lo que se tenía que hacer era colocarlas en una caja cuadrada cuando están creciendo y la sandía adoptará la forma de la caja una vez madura. El principal inconveniente era que la mayoría de la gente había visto siempre sandías redondas, por lo que asumía, automáticamente, que las sandías cuadradas eran inviables.
Lo que hacemos cada día de nuestra vida tiene todo el aspecto de una sandía redonda y es probable que ni siquiera nos tomemos tiempo para considerar si hay otra manera de hacerlo. Si nos limitamos a renunciar en la superficie, nunca sabremos qué hay un poco más allá o un poco más abajo.
En resumen, los imposibles no siempre lo son. Si empezamos con la idea de que algo es imposible, es obvio que lo será para nosotros. Si, por el contrario, decidimos que algo es posible y a pesar de las dificultades que conlleve el hacerlo, lo intentaremos.
Reflexión final: “Intenta hacer tres veces algo que no hagas nunca. La primera para vencer el miedo. La segunda para aprender cómo se hace. La tercera para saber si te gusta.” (Virgil Thomson)