Lo hicieron desde la alfombra roja. Sí, hubo alfombra roja en el entorno del Calderón y por ahí vimos pasar a Luis Tosar, Paul Laverty, Icíar Bollaín, Karra Elejalde y compañía, después de que un grupo folclórico brasileño y de practicantes de capoeira amenizaran la espera (con motivo de la presencia de Brasil como país invitado al certamen).
Por alli pudimos ver a Juan Diego e Imanol Arias, que momentos después entregarían la Espiga de Honor a su amigo Antonio. Por su parte Eduardo Noriega parece abonado al festival y repite presencia. Vemos pasar, saludar y posar a una guapa pero muy delgada Pilar López de Ayala. El éxito adelgaza. Muy cercana la madrina del festival encargada de leer la carta del director Angulo este año, quien momentos antes se arrancaba en amagos de ritmos brasileños.
Son algunos de los nombres propios de lo que algunos vienen llamando glamour y que yo considero más bien una parte necesaria de todo certamen de cine para que toda la ciudad pueda ser partícipe del festival, disfrute, y dar mayor resonancia oral y visual a una iniciativa fantástica que es Seminci en la que lo importante es el cine, el cine de calidad, pero que debería saber venderse mejor.
Al final llegó Banderas, dio juego, se mostró activo y cercano a la gente, firmó autógrafos, nos mostró un pañuelo símbolo contra la pobreza para fuerámos conociendo de que iba el tema con esa prenda, atendió sobradamente a los medios y desapareció por la puerta principal del Teatro Calderón hasta la hora de recibir la Espiga de Honor. Yo no sé si esto es glamour, pero por la alfombra, ya guardada, pasaron actores de talento y hubo espectáculo, que es de lo que se trata.Muchas más noticias en No es cine todo lo que reluce.