Annarita Zambrano escribe y dirige el cortometraje italiano Tre ore, en el que un padre presidiario y su hija se encuentran durante el periodo de tres horas para compartir sentimientos y revelar el motivo de que el padre esté en prisión.
Buen comienzo de una producción que primero intriga, por conocer la relación que une a ambos y que interesa más aún cuando vemos el motivo de la conversación. Rolando Ravello hace una creíble interpretación del padre que pasa por el trance de explicar a su hija por qué hizo lo que hizo, y para qué mató a un hombre.
(Spoiler). La niña que comienza siendo, o al menos pareciendo natural, se va robotizando en los diálogos y termina por perder la chispa. El modo en que le pide al padre que le enseña a usar un arma primero sorprende, pero como no tiene un desarrollo que a mí al menos me motive, la sorpresa se vuelve descoloque. También son un poco desconcertantes los fundidos a blanco para separar secuencias, alguno incluso demasiado cercanos entre sí.
De la forma de expresarse y de la conversación se deduce que el padre es un tipo incorregible y que ni dentro de la cárcel pierde tiempo a la hora de maquinar. Quizá sea un mafioso o un simple camorrista. La cuestión es que el cierre, mas que enigmático, resulta inconcluso y demasiado abierto.Muchas más noticias en No es cine todo lo que reluce.