Revista Coaching

590.- "Piensa como una reina. Una reina no tiene miedo al fracaso. Lo considera otro escalón hacia la grandeza"

Por Ignacionovo
Autor: Oprah WinfreyQuizá la frase de la célebre comunicadora estadounidense resulte un exceso, casi un delirio de grandeza, pero no le falta una base razonable. Si piensas en positivo ganas, si piensas en negativo pierdes. ¿Tan simple como esto? Pues creo que sí.
Muy a menudo, nuestra experiencia de estrés proviene de la percepción que tenemos de una situación. A veces, esa percepción será correcta, pero a veces no lo será. En ocasiones, por instinto , interpretamos erróneamente los motivos de otras personas para hacer o no hacer determinadas cosas. Esa mala lectura nos puede enviar a una espiral descendente de infelicidad y de pensamiento negativo, que puede llevarnos a ser injustos o agresivos con los demás.
El pensamiento racional y el pensamiento positivo, son herramientas sencillas que nos ayudarán a cambiar los flujos negativos de opinión en los que a veces nos enredamos. Es más, el pensamiento positivo puede cambiar nuestro cerebro de una manera física real.
La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro para cambiar la estructura y función de nuestros pensamientos con el fin de adaptarse a los cambios o a funcionar de otro modo, modificando las rutas que conectan las neuronas. La idea fue introducida por primera vez por William James en 1890, pero fue ampliamente rechazada por los científicos que, de manera uniforme, pensaban que el cerebro estaba rígidamente trazado, con ciertas partes que controlaban determinadas funciones. Si había una parte muerta o dañada, la función que realizaba se alteraba o se perdía. Pues bien, parece que estaban equivocados. La neuroplasticidad ha demostrado que el cerebro es infinitamente adaptable y dinámico. Tiene el poder de cambiar su propia estructura, incluso en aquellos que padecen males neurológicos graves.
Y hagamos el esfuerzo no solo de pensar en positivo, sino también de verbalizar el optimismo, porque es fundamental. Por fortuna, parece que usamos más palabras positivas y “felices” que palabras negativas.
En un reciente estudio realizado por expertos en matemática aplicada de la Universidad de Vermont (EE UU) y publicado en la revista PLoS ONE, se analizaron las palabras más usadas en el periódico New York Times, en la plataforma de microblogging Twitter, en los libros archivados en Google Books (con algunos títulos que datan de 1520) y en las letras de las canciones que más se han escuchado durante el último medio siglo. Y, tras seleccionar los 5.000 términos más frecuentes en cada caso, llegaron a la conclusión de que en el vocabulario predominan las palabras positivas que hacen referencia a la felicidad, frente a las palabras negativas y/o tristes.
Y por último, cabe señalar que cada vez existen más evidencias científicas del tremendo poder del pensamiento en nuestras vidas, tanto en sentido positivo como negativo, tanto para curar y abrirnos caminos, como para enfermarnos y cerrar oportunidades.
Científicos de la Universidad de Columbia demostraron que solo basta un  minuto de pensamientos negativos y autodestructivos, para que se altere por seis horas la capacidad inmunológica del ser humano. El Dr. Carl Silmonthon, investigador de oncología de Harvard, tiene evidencias clínicas y estadísticas de cómo actitudes pesimistas y derrotistas hacen que proliferen con mayor fuerza células cancerosas y se formen tumores. El Dr. Martín Seligman, creador del concepto de  Psicología Positiva,  demuestra como personas optimistas y positivas de pensamiento, han superado graves enfermedades, tragedias personales y situaciones muy conflictivas, pensando positivamente, cuando todo se derrumbada a su alrededor, convirtiéndose en héroes y salvadores de sus propias vidas.
Reflexión final: Lo que en repetidas ocasiones pensamos y decimos es lo que obtenemos. Nuestras conversaciones internas, palabras, pensamientos y sentimientos determinan  el tipo de vida y la realidad que experimentamos.

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