El 25 de agosto de 1944 las fuerzas aliadas liberaron París de la ocupación alemana. Hasta entonces el general Dietrich von Choltitz estuvo a cargo de la ciudad y justo en los últimos días de la ocupación recibió una orden directa del Führer: que París quedara reducida a cenizas. Ese es el punto de partida de Diplomacia, la nueva película del director alemán Volker Schlöndorff, (ganador de la Palma de Oro en Cannes y del Óscar a la mejor película de habla no inglesa por El tambor de hojalata (1979) basada en la novela de Günter Grass, Muerte de un viajante (1985) o El noveno día (2004)) que se estrenó en nuestro país dentro de la 59ª edición del Festival de Cine de Valladolid.
Schlöndorff nos muestra en pantalla lo que pudo haber sucedido la noche del 24 al 25 de agosto de 1944, cuando el general alemán Dietrich von Choltitz (interpretado por Niels Arestrup) recibe la orden de Hitler de colocar explosivos en todos los edificios históricos y emblemáticos de París y dejar la capital francesa irreconocible. En ese momento, con las tropas aliadas a las puertas de la ciudad, el cónsul sueco Raoul Nordling (interpretado por André Dussollier) intentará persuadir al general de que no lo haga, ya que el resultado de la destrucción de París superaría por mucho al resultado final de la guerra.
Casi una obra de teatro de 84 minutos, Diplomacia nos enseña un punto de vista muy particular sobre la Segunda Guerra Mundial y gracias a sus protagonistas nos tiene ensimismados en la butaca expectantes por lo que pueda llegar a suceder.