Cuando decidimos lanzarnos al mundo literario en muchas ocasiones tenemos que oír muchas críticas negativas e incluso soportar que digan que esa obra que tanto esfuerzo nos ha costado escribir no se va a vender o no le va a interesar a nadie. Pero si tú confías al 100% en tu trabajo no tires la toalla y lucha por tu obra, al igual que lo hicieron autores como Agatha Christie, John Le Carré o Stephen King.
A continuación os dejamos con 6 ejemplos de escritores cuyos trabajos fueron rechazados en un primer momento pero actualmente venden millones de libros en todo el mundo.
1. Agatha Christie: Una de las grandes damas británicas de la literatura también fue rechazada en numerosas ocasiones. Christie pasó cuatro largos años recorriendo todas las editoriales para que publicaran alguna de sus obras. Actualmente se estima que ha vendido más de cuatro mil millones de copias de su colección de 79 libros, una cifra equiparable a Shakespeare.
2. John Le Carré: Su primera novela, ‘El espía que surgió del frío’, fue duramente criticada por un editor, quien aseguró que esta novela no tenía ningún futuro.
3. Stephen King: Las críticas negativas hacia la primera obra de King hicieron que él mismo destruyera la obra y no fuese hasta la publicación de ‘Carrie’, pero esta obra, una de las más exitosas del autor, tampoco se libró de críticas negativas, como por ejemplo un editor que aseguró que este tipo de historias no venderían.
4. Si hubiese sido por uno de los editores que leyó ‘El Gran Gatsby’, esta obra no se hubiese convertido nunca en lo que actualmente se ha convertido. A su autor, Scott Fitzgerald, este editor le dijo que esta obra sería un libro decente si prescindiera justamente de El Gran Gatsby.
5. El autor de ‘El libro de la Selva’, Rudyard Kipling, fue rechazado por uno de los editores del San Francisco Examiner asegurando que no sabía escribir ni utilizar bien el inglés.
6. J.K. Rowling, envió el manuscrito Harry Potter y la piedra filosofal a 12 editoriales, sólo recibió negativas, hasta que la hija de ocho años del presidente de Bloomsbury fue la que convenció a su padre para que lo editara.