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Publicado el 28 septiembre 2021 por Jimmy Fdz

Hoy nos íbamos a juntar al mediodía en el Bar Academy para retirar nuestros diplomas y luego irnos a comer algo por ahí, como mini celebración por el logro conseguido. Ayer el profesor avisó que no podría porque debía llevar a su gato a la veterinaria, y otra compañera preguntó si se podía ir a buscar otros días. Conclusión: parece que la cosa se desarmaba. No nos íbamos a poner a llorar en todo caso. Hoy me quedé dormido; desperté, justamente, al mediodía. Me sentí un poco mal porque pensé que a pesar de las ausencias igual los demás asistirían a la hora pactada, pero ya nada había que hacer. Cuando llegué al Bar Academy, sin embargo, me encontré con otro compañero, con el que estaba más contento y entusiasmado la semana pasada. Mi diploma estaba, el de él no. Luego hablamos de esto y lo otro, nos fuimos enterando de que los demás también se habían quedado dormidos y dormidas, al final, claramente, a todas luces, sin ninguna duda, no hubo salida a comer. En el fondo es mejor así porque nos ahorrábamos el dinero.

Y la gran noticia es que tengo trabajo. Ayer me llamó un jefe de barra de un lugar cerca de donde iba a nadar, hoy fui a las 15 horas, hablamos, acordamos, etc., mañana comienzo mi vida laboral como bartender. Son horarios rotativos pero comenzaré en los turnos que van de 9am a 17pm, que son menos intensos que los nocturnos (de 17pm a 1am-2am). Será un mes de prueba, así que espero hacerlo bien porque, no lo sé, para mí fue medio difícil encontrar trabajo, así que si al final no me contratan qué demonios hago, qué demonios digo después: "trabajé un mes pero no me contrataron por esto y lo otro", no parece lo mejor para eventuales o potenciales entrevistadores. Claro, pasó una semana desde que aprobé el curso, quizás para algunos les parezca que encontré trabajo rápido. La verdad es que no lo sé, yo no sé nada del mercado laboral, lo único que sé es de cine y de cómo demonios debe hacerse una buena película. El jefe de barra me dijo que ha estado difícil encontrar bartenders. Todo el mundo encuentra difícil lo que está haciendo al parecer, porque me consta que se viene una ola de bartenders, si los cursos se llenan ¡POR DIOS! Pero bueno así es la cosa: tengo trabajo, un nuevo obstáculo superado. Primer obstáculo: inscrito en el curso, ¡listo! Segundo obstáculo: aprobar el curso, ¡listo! Tercer obstáculo: encontrar un maldito trabajo, ¡listo! ¿Cuarto obstáculo?: Trabajar bien, por favor, no cagarla, por favor, ser un buen empleado, por favor. En el fondo: superar el primer mes de prueba. Luego de eso, quizás pueda sentirme más tranquilo y quedarme un año o dos para tener los "mínimo dos años de experiencia" que te piden en locales mejor pagados. Al menos tengo sueldo seguro por un mes. Buen sueldo, debo agregar. Y me queda cerca de la casa, buenas condiciones.

Si bien me estoy estudiando la carta, aprendiendo los cocktails que no estaban en mi taller y repasando los que sí estaban y están ahora en el menú, me daré el tiempo de hablarles de un cómic, un sólo cómic, que leí el otro día, afligido porque nadie me respondía mis currículums.


El cómic en cuestión (o novela gráfica si así lo prefieren, señores franceses) es "Píldoras azules", de Frederik Peeters, autor suizo. Por cierto, la población de Suiza es la misma población de la ciudad de Santiago (de Chile). Re loco, che. Bueno, el caso es que ya había leído algo de Peeters antes, un cómic titulado "Paquidermo", muy interesante, sí, aunque no me dejó particularmente impresionado. La película más reciente de Shyamalan, "Old", se basa, de hecho, en un cómic de Peeters. Ahora bien, "Píldoras azules" es una novela gráfica muy alabada, y veo el porqué. A mí me gustó, aunque no me dejó particularmente emocionado ni entusiasmado, la simple y a veces algo ingrata sensación de haber leído algo bueno, pero no memorable. Será que Peeters y yo no nos llevamos bien.

Como sea, "Píldoras azules" es una historia autobiográfica que narra la relación entre el protagonista, el mismo Peeters, y una mujer seropositiva, madre de un chico también seropositivo. El cómo se conocieron, el cómo comenzaron a ser realmente más que amigos, el cómo se lleva una relación amorosa entre alguien no seropositivo y una persona seropositiva, el cómo el VIH afecta la vida a nivel personal y psicológico de la persona afectada, en fin... No piensen que es una historia lacrimógena, no lo es. Tampoco es efectista ni emocionalmente manipuladora. Se retrata la relación en su cotidianidad (no obstante los saltos temporales, perdón, las elipsis narrativas), una cotidianidad llena de amor, alegría, pero también dudas y una que otra angustia. Una relación como todas las relaciones, además de la seropositividad. Visitas al doctor, al hospital, la relación entre el muchacho y el autor (que no es su padre biológico), lo que el autor piensa que el muchacho piensa sobre sí mismo y su vida, entre otras reflexiones y escenas. Es un cómic honesto, emotivo por esa honestidad sin manipulaciones, que va de lo onírico y poético a ratos hasta esa suerte de realismo más intimista que social: el autor no nos habla realmente de las estructuras sociales y políticas en torno al VIH (imagino que en Suiza tendrán el asunto mejor manejado que en otros países como, no lo sé, Chile, que aún tiene un ultraconservadurismo derechista y religioso escondido incluso en personas de, ejem, "centro-izquierda", si vieran cómo votan algunos "socialistas" en materias mal llamadas valóricas, pues sabemos que el servicio público transciende valores individuales), más bien nos habla de cómo se siente la persona afectada en su día a día, y cómo se sienten las personas que la rodean, que no se imaginan en esa situación hasta que alguien, claro, les diga: "soy seropositivo". ¿Cómo reaccionarías? Todos los que tenemos el corazón bien puesto sabemos que no discriminaríamos ni nada por el estilo, pero me refiero: cuál sería la primera reacción, miedo por alguna razón, un abrazo, pena o compasión, etc. 

Así que como digo, un buen cómic, sin nada particularmente especial o memorable en términos de arte gráfico y estructuras narratológicas, pero de una honestidad imposible de apreciar, tanto por la parte emocional como por la parte de abrirnos un poco los ojos: la mujer y el chico no viven una tragedia, no más que una persona afectada por cualquier enfermedad más complicada que las comunes y corrientes, no están condenados al sufrimiento ni al auto-desprecio, sólo tienen los mismos altos y bajos que pasamos todos en cualquier momento dado. Sí, buen cómic, se los recomiendo.

Y, si quieren, deséenme suerte. O éxito. Es la vida que se nos viene encima.