El lunes pasado, publicamos un fragmento de “Historia de los animales” (http://libretachatarra.blogspot.com.ar/2012/05/siempre-hay-alguno.html) de Claudio Eliano, un libro que hizo las delicias de Jorge Luis Borges. Claudio Eliano era un escritor y profesor de retórica romano que nació en el siglo II, del que nos llegó ese libro, rejunte de anécdotas y citas de eruditos antiguos sobre los bichos que hoy no podemos dejar de leer con una sonrisa.
El fragmento que publicamos se trataba de la caza del oxyrrinchus. Nos pusimos a bucear en Google para saber qué era, exactamente, un oxyrrinchus. Y esa búsqueda nos llevó a otra revelación que dio motivo para este post de génesis aleatoria.
El oxyrrinchus es un pez, más conocido por oxirrinco. El nombre científico del animal es Mormyrus kannume o, como le decían los egipcios, el “pez de la nariz larga”.
El animal tenía su lugar en las creencias del Antiguo Egipto. Según la leyenda, Seth mató al dios Osiris y lo despedazó en catorce trozos que esparció por distintos lugares de Egipto. Isis recogió todos los pedazos de Osiris, con excepción del pene, que Seth había tirado al Nilo. Afortunadamente para Osiris, y sólo con exclusivo fin de protección, el pez oxirrinco se había tragado el pene del dios.
Los egipcios no comían la carne de este pez aunque los motivos no están claros: en algunas versiones, se lo considera impuro por engullirse el pene de Osiris (con perdón de la expresión); en otras, por considerarlo sagrado.
La tradición ubica el hecho del engullimiento del pene de Osiris en las proximidades de la ciudad de Per-Medyed, 160 kilómetros al oeste de El Cairo, conocida por los griegos con el nombre del pez. Oxirrinco estaba ubicada en la margen izquierda del llamado Canal de José y fue una de las principales ciudades egipcias. Su declinación económica llegó, recién, después de la invasión árabe en el 641, cuando la falta de mantenimiento del canal relegó a la urbe.
Las ruinas de la ciudad volvieron a la consideración de la humanidad con la campaña militar napoleónica en Egipto (con los dibujos de Vivant Denon de una columna honorífica), antecedente que precedió a las excavaciones de los ingleses Bernard Pyne Grenfell y Arthur Surridge Hunt en 1897. En esa excursión, comenzó la extracción de miles de papiros, fechados entre los siglos I y VI de la era cristiana, encontrados en un basurero.
Los papiros de ese gran descubrimiento se conocen como los Papiros Oxirrinco (por obvios motivos geográficos) en los que se encontraron no sólo testimonios de la vida cotidiana de la ciudad sino la recuperación de obras de la antigüedad. Se esperaba encontrar clásicos perdidos, cosa que no sucedió, pero el valor de los Papiros Oxirrinco es innegable. Cabe consignar que las misiones arqueológicas en las zonas continúan hasta hoy día.
Una de las cosas interesantes que se descubrieron en los Papiros Oxirrinco fue, al efectuar el análisis del papiro rotulado Oxyrhynchus 4499, una mención del célebre Número de la Bestia.
El Apocalipsis de San Juan da la clave para leer el número del nombre de quien es señalado por los intérpretes como el Anticristo: “El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis”. Dado que el Apocalipsis fue escrito, en griego, a finales del primer siglo o principios del segundo, en la época de las persecuciones romanas a los cristianos, muchos interpretaron este número como un acróstico de una cifra en la numeración romana.
Una versión identificó al Anticristo con el emperador Nerón, al considerar que 666 o DCLXVI (en números romanos) esconde la frase: Domitius Caesar Legatos Xti Violenter Interfecit, o, en castellano, Domiciano (o Domicio) César mató vilmente a los enviados de Cristo. ¿Y por qué lo identifican con Nerón? Porque Domicio era el verdadero nombre de Nerón, antes de cambiarlo por el que fue históricamente conocido, al ser adoptado por el emperador Claudio.
Ésta no es la única interpretación del célebre número: algunos lo identificaron con el prefijo www de la Web, con Bill Gates, con el Papado, y siguen los candidatos. Pero cuando se examinaron los Papiros Oxirrinco se encontró una copia del Apocalipsis en los que el número citado no es el 666, sino el 616. Número que no es desconocido en su identificación con el Anticristo, porque ya San Irineo lo daba como el número de la Bestia.
Que el número sea 616 y no 666 no cambia fundamentalmente la interpretación del texto. La letra que se va es la “L” de “enviados” y hasta se sugiere que esta versión permite incluir a Domiciano, un emperador romano registrado en la historia por su persecución a los cristianos para imponer la religión oficial romana.
Y aquí llegamos al final del viaje: aparentemente, no busquen un 666 en la cabeza de un infante, como vimos en “La profecía”, sino un 616. En todos casos, el resultado es el mismo: la llegada del fin de los tiempos.
Viaje inimaginado que nos llevó de un pez fulero al brazo derecho del Demonio.
FUENTES:
El artículo en Wikipedia sobre Oxirrinco:
http://es.wikipedia.org/wiki/Oxirrinco
y sobre el Número de la Bestia:
http://es.wikipedia.org/wiki/Número_de_la_bestia
Una referencia al pez como símbolo de la religión egipcia en el foro de egiptología:
http://www.egiptologia.com/arqueologia/3047-visiones-de-egipto-oxirrinco-ayer-y-hoy.html