De vez en cuando, me gusta repasar la trayectoria de algún personaje que lograra el éxito en su parcela profesional, aun por encima de las expectativas que los demás tenían sobre él o, incluso, sobreponiéndose a circunstancias que hubieran abatido a cualquiera. Considero que el conocimiento de cómo otros, probablemente con menos herramientas y oportunidades de las que nosotros disponemos, consiguieron triunfar, nos puede aleccionar y darnos ese plus de coraje que pudiera faltarnos para ir sin excusas a por lo que queremos.
También, me apasiona indagar en sus biografías y encontrar las personas que les ayudaron a triunfar. Todos necesitamos de alguien que crea en nosotros, por encima incluso de lo que nosotros creemos en nosotros mismos. Gente que nos provea de la fuerza y el aliento precisos, cuando flaqueamos ante retos que nos parecen enormes.
Hoy quisiera evocar la trayectoria, más vital que profesional, de uno de los mayores tesoros de la música estadounidense: Ray Charles.
Es un misterio cómo la música catapultó a este joven pobre, negro, ciego y 'huérfano ambulante', de familia en familia de adopción, a convertirse en una figura mítica del Rhythm & Blues y del Jazz, haciendo de este último estilo algo asequible y respetable para el público en general.
Ray Charles hablaba así de la persona que le ayudó durante su infancia: "Si no hubiera sido por Wiley Pittman, no creo que hubiera llegado a ser músico. Éramos vecinos. Tenía un pequeño café, y en él tenía un piano. Todas las tardes, alrededor de las 2:00 pm, se ponía a practicar. Yo tenía entonces tres años y aún no sé por qué todo el día me pasaba esperando que llegase ese momento. Me encantaba sentarme junto a él y escucharlo tocar y yo dejé de jugar como un niño. No me importaba que estuvieran en el patio mis amigos, o quien fuera, yo prefería el piano."
"De vez en cuando, para intentar imitarle tocaba las teclas con los puños cerrados y Wiley me decía: "Mira hijo, no toques las teclas así si te gusta la música tanto." Así que empezó a enseñarme a tocar pequeñas melodías con un dedo. Y, por supuesto, me di cuenta mucho después que bien podría haberme dicho, "Niño, aléjate de mí, ¿no ves que estoy practicando?"
"Pero no lo hizo. Se tomó su tiempo en enseñarme. De alguna manera, él sabía en su corazón que a ese chico le gustaba tanto la música, que debía de hacer todo lo que pudiera para ayudarlo a aprender a tocar."
Ray Charles también evocaba la figura de su madre con veneración: "Siempre me acuerdo de mi mamá. No era lo que se dice una mujer bien educada. Ella fue poco tiempo a la escuela, porque tenía que trabajar en los campos de maíz y de algodón, pero era una gran psicóloga. Ella sabía las cosas que yo sentía y que nadie parecía darse cuenta sobre mí."
"Quería, que a pesar de mi ceguera, yo fuera tan normal como cualquier otro niño. Lo que significa que me obligó a hacer todo lo que otros niños hacían. Tuve que lavar la ropa, tuve que limpiar la casa, tuve que cortar la madera con un hacha…"
"Ella siempre me enseñó que incluso la gente que te quiere no va a tener tiempo para ocuparse de ti, tanto como quieres que ellos se ocupen. Así que tienes que aprender a hacer cosas por ti mismo. Tienes que encontrar un camino. Puede que no sea capaz de hacerlo como una persona con vista, pero hay diferentes formas de hacerlo todo. Solo tienes que encontrar la que más se adapte a ti."
Ray Charles Robinson, perdió la vista durante su infancia, a los siete años, a consecuencia de un glaucoma. La revista Rolling Stone lo nombró #10 en su lista de los 100 mejores artistas de todos los tiempos. En 2009, la misma revista, publicó la lista de los 100 mejores cantantes de la historia, elegidos por otros artistas y profesionales relacionados con la música. Entre todos ellos, Ray Charles fue nombrado mejor cantante masculino y como el segundo mejor cantante de todos los tiempos, solo superado por Aretha Franklin.