Esa frase recurrente que señala sarcásticamente que los ignorantes son más felices, parece que tiene un poso claro de realidad. Las personas que más se cuestionan sobre sus decisiones, y sobre sus vidas en general, tienden a generar una mayor cantidad de conflictos en su mente y ello no es nada positivo ni compatible con la buena salud mental.
La explicación que da la psicóloga cognitiva Tracy Alloway, de la Universidad de Stirling, es que algunas personas tienen una tendencia a reflexionar demasiado y ello les conduce a sufrir un mayor riesgo de depresión. La doctora Rimona Weil, del Instituto UCL de la neurología cognoscitiva, apoya la misma tesis, y opina que estar demasiado enfrascado -ensimismado- en los propios pensamientos, no resulta óptimo.
Las personas que piensan mucho, no solo poseen más células en los lóbulos frontales del cerebro, sino que, además, tienen mala memoria y sufren de abatimiento. El grupo de científicos del Reino Unido que estudió el fenómeno, descubrió que el tamaño del cerebro se relacionaba, de forma directa, con la cantidad de tiempo que la gente dedica a tomar decisiones, pero, además, tiene otras "secuelas". Los investigadores creen que aprender más acerca de estas diferencias entre los cerebros de las personas, puede ayudar a aquellos que padezcan algún tipo de enfermedad mental.
A pesar de lo dicho, y con el afán de 'contraprogramar' los resultados del estudio mencionado, sitúo al final de la entrada de hoy una reflexión del poeta libanés Gibran Jalili Gibran. Y no nos dejemos engañar: a pesar de todo, pensar es bueno…
"Toda cosa grande, majestousa y bella en este mundo, nace y se forja en el interior del hombre, gracias a una sola idea y a un sólo sentimiento. Todos los acontecimientos verdaderos y positivos que nos legaron los siglos pasados, fueron, antes de realizarse, una idea oculta en la razón y en la mente de un hombre
Los acontecimientos bélicos y las guerras dolorosas, que destruyeron tronos y derrumbaron reinos, surgieron de una idea absurda en la mente de un solo hombre.
Las enseñanzas sublimes que transformaron el curso de la vida humana, son como consecuencia de las inclinaciones románticas en el espíritu de un solo hombre que, por su genio, fue considerado extraño a su ambiente. Una sola idea erigió las Pirámides; un sentimiento fatal destruyó Troya; una sola palabra incendió la Biblioteca de Alejandría...
Un pensamiento que se apodera de nosotros en la quietud de la noche, nos conduce a la gloria o a la locura. Una palabra puede convertirnos en ricos, después de la pobreza y en paupérrimos, después de la opulencia. Una sola palabra pronunciada en aquella noche serena, me situó entre mi pasado y mi futuro, cual embarcación que navega entre la profundidad de los mares y las cimas del espacio. Una palabra significativa me despertó del sueño de la adolescencia inexperta y solitaria y condujo mis días por un nuevo sendero hacia el mundo del amor, donde se reúnen la vida y la muerte".
Un pensamiento, una idea, un hombre...