Revista Coaching

658.- "Las personas que comparten y expresan sus sentimientos se adaptan mejor a los cambios"

Por Ignacionovo

Autor: Luis Rojas Marcos Dice el Dr. Maurice Elias, profesor de psicología de la Rutgers University de New Jersey, EE.UU.: "Las emociones son los sistemas de alerta del ser humano en cuanto a lo que realmente está pasando a su alrededor. Las emociones son los indicadores más fiables de cómo van las cosas en nuestras vidas. Nos ayudan a mantenernos en el camino correcto, asegurándose de que somos bien guiados por otras facultades mentales o intelectuales del pensamiento, como la percepción, la razón o la memoria ".
Sí, la entrada de hoy trata de las emociones. Aquellas que controlan nuestro pensamiento, comportamiento y acciones y que afectan a nuestro cuerpo de forma considerable. De hecho, las personas que ignoran, rechazan, reprimen o, simplemente, no ventilan sus emociones, están abonando el terreno para sufrir una enfermedad física. 
Las emociones que no se expresan quedan enterradas en el cuerpo (los místicos dicen que también quedan ancladas al aura) y pueden ser el origen de dolencias graves: el cáncer, la artritis y diversos tipos de enfermedades crónicas. Es decir, las emociones negativas como el miedo, la ansiedad, la negatividad, la frustración y la depresión, provocan reacciones químicas en el cuerpo muy diferentes a las que experimentamos cuando sentimos emociones positivas, tales como la felicidad, el amor, la aceptación o el placer.
Expongo a continuación, algunos ejemplos de los métodos que empleamos con mayor frecuencia para evitar la sensación dolorosa de enfrentarnos a nuestras emociones más reales. Porque sí, tendemos demasiadas veces a ignorar lo que sentimos en aras de una serenidad camuflada y como medio de protegernos ante el torrente de cambios que sería necesario que emprendiéramos para estar bien. Tal vez en alguna de estas artes de evasión te reconozcas...
•   Hacer caso omiso de los sentimientos •   Pretender que algo no ha sucedido •   Comer en exceso •   Consumir alimentos cargados de azúcar y grasa •   Consumir excesivo alcohol •          Uso excesivo de drogas recreativas •          Uso de drogas de prescripción, tales como tranquilizantes o Prozac •   Hacer ejercicio compulsivamente •          En realidad, cualquier tipo de comportamiento compulsivo •   Sexo excesivo, con o sin pareja •   Estar siempre ocupado para así no poder sentir •   Intelectualización y análisis constante •   Lectura exagerada o TV excesiva •   Trabajar desproporcionadamente •   Mantener conversaciones superficiales •   Sepultar emociones como la rabia, bajo la máscara de la paz y del amor
Las emociones, es evidente, no son la única causa de las enfermedades, pero si una fuente importante de ellas. Tienen la cualidad de aportarnos bienestar y aflicción a partes iguales y poseen "talento propio" para producir un efecto directo, para bien o para mal, sobre el funcionamiento del cuerpo humano, siendo capaces de dañar, en el peor de los supuestos, nuestros sistemas químicos, inmunológico y endocrino. Esta relación entre las emociones, el pensamiento y el cuerpo está siendo llamada Mind / Body en la medicina de hoy en día.
Cada sentimiento tiene, además, una zona particular y concreta de influencia. El miedo, por ejemplo, a menudo comienza en el vientre y se mueve hacia arriba del cuerpo (la mayoría de nosotros está familiarizado con la expresión "mariposas en el estómago"). Si una persona ignora continuamente sus sensaciones de miedo, puede desarrollar síntomas físicos en la zona del cuerpo donde ese miedo se ha bloqueado.
La tristeza suele comenzar en el pecho y se mueve hacia arriba a través de la garganta y hasta los ojos. Todos hemos oído aquello de "Tengo un nudo en la garganta" o  "Me duele el corazón". Y alguna vez nos hemos aguantando el llanto tratando de controlar la tristeza, porque creemos que es absurdo dejar nuestra  energía en plañideras lamentaciones. Sin embargo, en realidad "dejarse llorar" completamente, puede ser uno de las mejores experiencias de limpieza interior.
La ira se inicia en la espalda, entre los omóplatos, y viaja hacia arriba a lo largo de la parte posterior del cuello y a ambos lados de las mandíbulas. Tratamos de refrenar nuestra ira y la mayoría de la gente hace esto, porque se nos ha enseñado que la ira es una emoción inadecuada o hemos contemplado a alguien que utiliza esa ira para herir gente y no queremos comportarnos igual, pero un cierto enojo sano no daña a nadie, ya que permite que la energía fluya hasta el final.
La alegría es la última de las cinco emociones básicas. La felicidad se siente a menudo en el pecho (similar a la tristeza), y para experimentarla plenamente es imprescindible cultivar la capacidad de mover todas las emociones, porque todos ellos están conectadas. Es decir si queremos sentir alegría rebosante, hemos de estar dispuestos también a sentir el miedo, la tristeza o la ira...
Por último, te participo una buena nueva en torno al mundo de las emociones: "Ya es posible "radiografiar" los sentimientos". La termografía es una técnica basada en la detección de la temperatura de los cuerpos y que se aplica en multitud de áreas, como la industria, la estructura de edificios o la medicina. Pues bien, ahora, y con otro fin, unos científicos de la Universidad de Granada han utilizado la termografía en el ámbito de la psicología, para demostrar que se pueden evidenciar ciertos comportamientos o estados de ánimo humanos. El estudio ha observado la reacción de las personas cuando tienen que responder a preguntas relacionadas no con hechos, sino con sentimientos. Este estudio ayudará a probar con facilidad cuándo alguien realmente siente lo que dice y cuándo dice lo que no siente. ¡Disfrazadores de emociones, estáis perdidos!
Reflexión final: "No digas de ningún sentimiento que es pequeño o indigno. No vivimos de otra cosa que de nuestros pobres, hermosos y magníficos sentimientos, y cada uno de ellos contra el que cometemos una injusticia es una estrella que apagamos". (Hermann Hesse)

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