Durante este año han muerto o desaparecido 665 personas migrantes cuando intentaban llegar a las costas españolas, según la ONG Caminando Fronteras. Son datos del monitoreo anual sobre el derecho a la vida en las rutas migratorias de acceso a España que la organización realiza a partir de las alertas que recibe de embarcaciones a la deriva en aguas del Mar de Alborán, del Estrecho de Gibraltar o de aguas próximas a Canarias. Una cifra notablemente superior a las de las estadísticas oficiales. Concretamente, según la Organización Internacional para las Migraciones, en lo que va de 2019 se han registrado 425 muertos o desaparecidos, cuando el año anterior contabilizó 744. Pese al descenso en el balance de fallecidos, Caminando Fronteras alerta del aumento de la tasa de mortalidad en las travesías, ya que el número de llegadas de 2019 se ha reducido a la mitad respecto a 2018, por lo que hay más fallecidos o desaparecidos en proporción a las personas que intentan llegar a las costas españolas
De las 655 víctimas documentadas, 518 desaparecieron en el mar y solo 137 cadáveres fueron recuperados, lo que implica que ocho de cada diez personas fallecidas son desaparecidas. Gran parte de ellas pertenecen a doce embarcaciones que, a lo largo del año, desaparecieron en el mar sin dejar rastro de todas las personas que iban a bordo. “Ello resulta una situación extremadamente dura para los familiares de las víctimas que, al perder los cuerpos de sus seres queridos y ante la falta de reconocimiento por parte de los estados, eternizan su dolor y nunca acaban por realizar el duelo”, declara Helena Maleno, el portavoz de Caminando Fronteras.Casi un 16% de las víctimas son mujeres, 104 en total, mientras que también perecieron 54 niños y niñas. “Pese a que desde el Ministerio del Interior español afirman haber reducido las muertes, las cifras de Caminando Fronteras confirman que la mortalidad ha aumentado con respecto a 2018. Las políticas migratorias de la militarización fronteriza y el desmantelamiento de Salvamento Marítimo han reducido en un 50,07% las llegadas de personas migrantes, pero la mortalidad en la zona es incluso mayor” aclara Maleno, que precisa que “cerramos otro año con centenares de víctimas en nuestras costas que son responsabilidad de la necropolítica estatal en las fronteras”.La más mortífera de las rutas es la del mar del Alborán, con 246 víctimas, seguida por la de Canarias con 228, el Estrecho con 146 y la ruta argelina con al menos 35 personas fallecidas. Las víctimas procedían de 19 países, desde India a Angola o Marruecos, pasando por Yemen, Birmania, Bangladesh, Pakistán, Etiopía, Eritrea, Chad, Camerún, República Democrática del Congo, Argelia, Mauritania, Senegal, Gambia, Guinea Conakry, Guinea Bissau y Costa de Marfil. “La tragedia alcanza cotas internacionales mientras los gobiernos miran para otro lado”, puntualiza Maleno. “La militarización de las fronteras y el negocio de esta industria han hecho que las mafias se refuercen en rutas más peligrosas para los migrantes, como la canaria, que ha repuntado en llegadas y en naufragios. Mientras, los servicios de rescate operan menos en estas zonas y sufren una grave precariedad que también está costando vidas”.