Gideon Long - BBC, Santiago
Después de más de medio siglo ofreciendo a los chilenos una escapatoria romántica para saciar todas sus fantasías sexuales, el "hotel del amor" más famoso del país ha cerrado sus puertas.
El Hotel Valdivia fue fundado en la capital, Santiago, en 1959, producto de las ideas de Coralia Quezada, una joven viuda de la ciudad de Valdivia que quería proporcionarles a las parejas un lugar discreto para disfrutar de momentos especiales.
El hotel tenía cuartos temáticos: un palacio moro y otro egipcio, y una habitación japonesa, entre otros. Cada uno estaba decorado de manera extravagante con baldosas, jacuzzi, luces sutiles, y espejos en las paredes y los techos.
Pero ahora los dueños están vendiendo el lugar, y el hotel será destruido para dar paso a un nuevo bloque de apartamentos.
Viajar por el mundo
La familia de Quezada viajó por el mundo para conseguir la confusa colección de recuerdos que luego sirvieron para decorar el hotel del amor.
La habitación china estaba adornada con enormes vasijas azules Ming falsas, mientras el cuarto africano era una mezcla de cojines con rayas de cebra, techos de paja y animales de madera. El recinto amazónico tenía cascadas en miniatura, plantas y coloridos loros pintados en la pared. E incluso había un cuarto disco con caleidoscopios luminosos, una jaula y un tubo para bailar. Esta semana, cientos de esos objetos fueron puestos a la venta en una subasta.
"Me llena de nostalgia y tristeza", dice Leonor Valenzuela, quien trabajó como mucama del hotel durante 42 años. "Es un lugar increíble. No hay nada parecido al Hotel Valdivia y no creo que vuelva a haber algo así".
"Mudos, sordos y ciegos"
Cuando fue inaugurado, el hotel apenas tenía siete cuartos, incluyendo el Madame Pompadour, decorado con imitaciones de muebles del siglo XVIII en Francia. Para cuando cerró el mes pasado, el hotel tenía 48 habitaciones, patios, cúpulas bulbosas y escaleras en espiral, e incluso fue descrito como "Disneylandia para adultos".
A medida que el establecimiento crecía, también aumentaba su fama. Las revistas estadounidenses Time y Rolling Stone publicaron artículos sobre el lugar y también comenzaron a llegar extranjeros.
Rodrigo Montenegro, nieto de Quezada y gerente de operaciones del hotel, recuerda a una pareja sueca que reservó una habitación para una noche y le gustó tanto que se quedó cinco, cambiando de cuarto cada vez.
"Después nos mandaron un e-mail para agradecernos que les hubiéramos mostrado cinco continentes en cinco días", dice.
Cuando se le pregunta por los huéspedes famosos, Montenegro no es tan abierto. "El Hotel Valdivia no tiene memoria", afirma con una sonrisa. Filomena Gaete, quien trabajó en el Valdivia durante 23 años, es igual de discreta. "Cuando les dábamos la bienvenida a los huéspedes, cuando les servíamos, cuando limpiábamos las habitaciones, éramos mudos, sordos y ciegos", dice.
En 2010, el hotel soportó el poderoso terremoto de 8,8 grados que afectó a buena parte del centro y del sur de Chile. El temblor ocurrió en las primeras horas de un sábado -la hora más concurrida de un hotel del amor- y obligó a varias parejas, algunas semidesnudas, a salir corriendo a la calle. Lo que el terremoto no destruyó será derribado este mes.
Los dueños prometieron abrir otro hotel del amor en Santiago, pero reconocen que nunca será igual al Valdivia.