Se trata de una historia realmente dura, difícil de digerir, en cuanto a la temática. Es un puñetazo literario en la boca del estómago, que te dejará sin aliento y te removerá la conciencia. No os desvelo más, juzgad vosotros mismos. "Rebel sheep" El día amaneció tan oscuro y triste como su alma, nada hacía presagiar que hoy cambiaría su vida para siempre...Era un día de luto. Nico se preparaba para salir con su grupo de amigos a la manifestación organizada, en repulsa, por la paliza recibida días antes, por una chica anarquista, muerta a manos de los ''creadisturbios''. Éstos, eran los encargados en aquel momento, de limpiar las calles de detractores del ''regimen'', supuestamente democratico, en el que vivían.
Ese día estaba dispuesto a todo. Preparaba meticulosamente un arsenal de botellines de gasolina en una pequeña neverita de tela termica. Su atuendo era negro, con un pañuelo que le tapaba hasta las mejillas, también llevaba un mini extintor, colgado del cinturón de sus pantalones largos y se había pintado una inscripción negra en la frente, que decía: ''rebel sheep'' (oveja rebelde). Portaba un escudo y un palo a la espalda, que le llegaba desde las rodillas, hasta superar su cabeza, con un radio de al menos 10cm. Su aspecto indicaba claramente su intención: ''salir a repartir leña''. No había puesto un pie en la calle, cuando un chico de su edad le preguntó:
-¿Donde vas tan bien armado?
-¡A defender tus derechos!- le dijo...
-¿vas a defender mis derechos con violencia?- replicó el chico.
-Si muere alguno de esos perros, quizá la próxima vez se lo piensen dos veces antes de atacar a mujeres indefensas.
-¿ y si mueres tu? ¿no crees que arriesgas demasiado?
-Hay cosas por las que merece la pena morir y una es defender mi libertad y mi derecho a pensar y eso voy a hacer.
El chico le dejó continuar; simplemente se giró mientras comentaba:
-Espero que consigas algo, amigo...
Nico prosiguió mientras se decía a si mismo: "Ojalá algún día, luchen todos conmigo..."
Había quedado con sus amigos más rebeldes, para introducirse en la manifestación. De camino a la reunión, un grupo de chicos de unos 20 a 25 años, con una estética claramente Neonazi, apareció frente a él. Nico agarró su palo con las dos manos, al mismo tiempo que intentaba de manera amenazante, decirles que no se iba a quedar quieto. Como llegado de ninguna parte, recibió un golpe mortal en la cabeza. Su cuerpo quedó tendido en medio de una sucia acera, mientras sus asesinos escapaban diciendo:
- ¡Uno menos!
Un saludo a todos los viciosos del running (y de los microrrelatos).