El optimismo en los niños.
Cuando mencionamos el optimismo, siempre nos viene a la cabeza una imagen. ¿Cómo ves el vaso? Medio lleno o medio vacío. Aunque no nos parezca, la actitud que tomamos hacia la vida y lo que en ella acontece. Dice mucho de nosotros e influirá mucho en nuestro futuro. Cuando esperamos fracasar o no conseguir algo, cuando lo vemos todo negro. Es muy posible que esto influya en el desenlace. Disminuyendo las posibilidades de conseguir lo que sea. Por el contrario, el optimismo, hace que luchemos más y más por lo que queremos. Es más fácil levantarse para conseguir algo, cuando estamos seguros de que lo vamos a lograr. Aunque nunca lo consigamos. Si ya por la mañana nos levantamos pensando que va a ser un fracaso, lo haremos todo con desgana y podemos dar la batalla perdida antes de empezarla.
No me malinterpreteis. Si me has leido más veces, yo huyo de los extremos. Debemos tener siempre un punto medio. Ya que un exceso de optimismo, nos va a hacer demasiado seguros, incluso prepotentes. Algo que evidentemente no es bueno para nosotros ni para los niños. La humildad, es imprescindible para el desarrollo de nuestras vidas. Cuando uno cree que es buenisimo, que lo sabe todo que no puede fallar. Lo que tenemos es una persona que no va a conseguir aprender nada de los demás. Ya que siempre pensará que lo que ya sabe, es la verdad absoluta. Como en todo, debemos saber que en el punto medio está el equilibrio. Aunque cuando yo hablo de optimismo, siempre me gusta desplazarlo un poco más hacia el vaso casi lleno.
Las claves para ayudar a nuestro niño con su optimismo.
En la educación debemos ser pacientes y tener en cuenta que estamos en una maratón. No en una carrera de velocidad. Debemos dosificar nuestras fuerzas con los niños. Y ser pacientes. Cometer un error no supone el fracaso. Tenemos tiempo para corregirlo. Lo importante es solucionar los fallos que cometamos cuando eduquemos al niño. Y sobre todo, estar con él y disfrutar de su compañia.
- El ejemplo: Lo hemos mencionado mil y una vez en el blog de la guardería. Podemos explicar y contar al niño como comportarse. Pero, si luego nosotros nos comportamos de otra forma. De nada nos sirve. El ejemplo, será siempre nuestra mayor arma para conseguir que el niño actue igual. Si cuando nosotros tenemos algún reto, en casa, nos ponemos en plan pesimista. El niño verá que cualquier cosa puede ser un problema. Si somos pesimistas y sabemos lo duro que es. Tan solo, tenemos que representar un papel delante suyo. Y cuando estemos a solas, ya nos deprimiremos. Además, ese momento de falso optimismo delante del niño. Nos va a ayudar a nosotros también a ser un poco pesimistas.
- El analisis: Enseñale a analizar. A ver las cosas desde diferentes puntos de vista. Cuando surja un problema, estudialo con él. Mira las opciones que teneis. Es básico que le enseñemos a afrontar los problemas.
- El trabajo: Debemos enseñarle que todo lo que queramos necesita de un esfuerzo. Que las cosas se consiguen trabajando. Nada es inmediato y cuanto más grande sea el premio, más debemos trabajarlo. Aprender a valorar el trabajo propio. Esto nos servirá en muchas de las facetas de la vida a las que se tendrá que enfrentar el niño.
- El esfuerzo es la verdadera recompensa: Trata de inculcarle que lo más bonito de la vida, no es lo que consigues. Sino el camino que te lleva a ello. Si el niño aprende a apreciar el trabajo pensando en el sueño que tiene y que puede conseguir si trabaja. Aunque al final no lo consiga, no se volverá pesimista. Ya que seguro que habrá aprendido mucho en el camino. Los deportes son muy buenos para esto. Aunque parece que lo de “en el deporte no importa ganar o perder, si no participar” se ha perdido. Cuando el niño sea mayor, de nada le servirá haber ganado cien partidos de futbol en el colegio, si los otros 100 los ha perdido y lo ha pasado mal. Es mejor, disfrutar de todos gane o pierda.
- Aplaude sus logros incluso aunque no haya conseguido el objetivo final: Debes aplaudir todos los esfuerzos que haga el niño. Por mucho que quieras que consiga algo, si se ha esforzado y lo ha intentado. Es suficiente motivo para estar orgulloso de tu niño.
- Dale tu aliento y estate a su lado en el camino: Hacer las cosas solo es muy importante para aprender y fortalecer muchas de las facetas de nuestra personalidad. Aunque también debemos estar en los momentos más duros ahí. Y lo más importante, es que el niño sepa perfectamente, que en cualquier momento en que lo necesite, nosotros estaremos ahí para apoyarle.
- Déjale que pruebe sus sistemas: Un buen profesor es el que le muestra el camino al niño. Pero, no lo recorre por él. Debemos intentar conseguir que el niño. Cree su forma de llegar al objetivo. Nosotros debemos ayudarle. Pero, siempre dejando que el niño piense y le de vueltas.