’7 días en La Habana’ no son suficientes para conocerla…

Publicado el 04 octubre 2012 por El Ninho Naranja @NinhoNaranja

’7 días en La Habana’ es un efervescente canto a la supervivencia y a la comunión entre personas, con independencia de su raza, posición o credo. Esto es posible gracias a una historia coral, con puntos de unión, siete historias inconexas (o no tanto) entre sí como un elemento que las condiciona a las fuerzas de los elementos. La Habana, un personaje más de la narración, es esa fuerza de la naturaleza que erosiona y moldea la idiosincrasia de sus gentes y de los que la visitan.

Se trata de una película, narrada en siete tiempos, siete días de encuentros casuales, huídas, amores, intrigas y rituales, porque la ciudad de La Habana es un cúmulo de elementos mágicos, cruces de miradas, silencios que hablan, aspiraciones a más, ansiedades de menos. Siete directores internacionales, distintos, raciales y heterodoxos persiguen narrar siete historias diferentes, que en el fondo no lo sean tanto.

Las personas, la impetuosa necesidad del ser humano para interconectar es el desarrollo narrativo que impone el guión, pero lo cierto es que analizados por separado nos encontramos con varios géneros, distintos registros para analizar las relaciones interpersonales.

La revisión de la perla cubana es un vistazo alejado de estereotipos, o eso pretendía Leonardo Padura, coordinador de guiones, pero que se entremezcla con los matices que la endulzan y la hacen tan carismática. Desde los barrios más bajos y despojados hasta los halls de los mejores hoteles de la ciudad, pasando por un elenco particularmente vitalista y risueño que son sus gentes, en perpetuo estado de apropiación indebida. Ocupación de lo propio. Exaltación de lo que les es negado.

Directores de la talla de Julio Medem, Pablo Trapero y Juan Carlos Tabío se unen a actores reconvertidos en realizadores como Benicio del Toro y otros cineastas comprometidos de alguna forma con la ciudad o polos opuestos de ella, como Elia Suleiman que aportan sus ojos extranjeros a la mentalidad caribeña.

Su cuento ‘Diario de un principiante’, por cierto, uno de los más interesantes, que escoge la traba social del desconocimiento del idioma, para trazar una narración universal frente a las barreras que nos separan.

Otros como ‘El ritual’ nos enfrentan a una verdad tribal y desconocida, para un pueblo que tiene en las costumbre afro-caribeñas una de sus tradiciones inquebrantables y ancestrales. La cara contraria, de una misma moneda, la de la cooperación y hermanamiento que surge en torno a una de sus creencias más arraigadas, el culto a la Santería, se recoge en ‘La fuente’, donde una de sus ceremonias más importantes (las ofrendas a Oshun, diosa de los ríos) consigue ejemplificar lo bueno que tiene cualquier creencia religiosa, cuando no es desvirtuada por la osadía humana: compañerismo y colaboración.

‘La tentación de Cecilia’ una historia tradicional del folclore cubano modernizada y contextualizada en una realidad política y social que no sabe de sentimientos ni de anhelos. Es el corto de Médem y como el dirigido por Tabío, ‘Dulce amargo’, disecciona con más o menos acierto, el apartado romántico de la película.

Tal vez los mejores capítulos de la película, sean los que centren su mirada desde un punto de vista más cómico en la confraternización innata de sus gentes y en la resonancia de los ecos que para los visitantes de la isla tiene su paso por la ciudad del Malecón.

‘El Yuma’, donde un estudiante americano de la Escuela de Cine recorre la ciudad con un guía-taxista local, que le enseñará algunos de los secretos de la ciudad, los que dejan sabor a mojito por la mañana y que mejor (o peor, según se mire) se recuerdan de la estancia. También ‘Jam session’ de Pablo Trapero (la anterior la ha dirigido Benicio del Toro) apuesta por un humor velado y un canto a la amistad, por muy extraña forma que ésta tenga. La protagoniza un Emir Kusturica en estado de gracia, que se interpreta a sí mismo en cuerpo y excesos alma, para reportar uno de los momentos más hilarantes y naturales del film.

Un instante en toda una vida, siete días para conocer lo que algunos han tardado décadas en conocer y admirar. Yumaifriend, tu sabes…