7 ideas para eliminar las excusas

Por Raquelcabalga @RaquelCabalga

Hace un tiempo te hablé de las excusas y del efecto que ejercen, evitando que avancemos… No obstante, desde entonces ha habido algunas personas que me han escrito con la misma duda: ¿seré capaz de cambiar después de tanto tiempo?

Esa pregunta me ha hecho pensar en mi propia historia, en mi día a día y… ¡Cambiar es más fácil de lo que parece! Es cierto que existen condicionantes aprendidos, creencias o experiencias que nos limitan y muchos miedos aunque, afortunadamente, la naturaleza de la vida es precisamente el cambio constante y he comprobado que dando el primer paso hacia ese cambio, todo lo demás se recoloca. Es posible que sientas que luchas contra ti mismo/a, que tengas miedo e, incluso, que te veas incapaz al inicio… Pero nada de eso va a durar mucho si eres consciente de tu grandeza personal, viviendo el ahora, sintonizándote con tus deseos más internos, contemplando lo maravilloso/a que eres o puedes llegar a ser (no te fijes en aquello que no quieres ser) y estando dispuesto/a a fluir por la vida, con flexibilidad y apasionamiento.

Si no sabes por donde empezar ese cambio, aquí te dejo 7 ideas que te van a permitir eliminar las excusas:

  • Atrévete a dudar de todas las etiquetas que llevas: puede ser que te las hayan colgado o que tú mismo/a te las hayas puesto… Ello lleva impidiendo tu desarrollo toda la vida ya que te has negado la posibilidad de mejorar o de llegar a ser. Me explico: si desde tiempos inmemoriales te has colgado la etiqueta de “yo no sé cocinar” seguramente habrás evitado todo contacto y experiencia con los fogones; consecuentemente, ha sido imposible que descubrieras tu potencial cocinando porque te has negado la oportunidad de aprender y desarrollarte entre cazuelas.
  • Sal de tu propia autohipnosis: es fácil quejarse de los kilos de más aceptando que comemos entre horas sin darnos ni cuenta, porque vamos en piloto automático… ¡Pero más fácil es tomar consciencia de ello y cambiarlo para siempre! Tomar el control de nuestra mente y dialogar con ella nos permite transformar viejos hábitos para dar paso a una conducta más beneficiosa que ya no pueda excusarnos. Repite conmigo: “Aunque es algo que hace mucho tiempo que hago, me permito liberarme de hábitos inconscientes porque AHORA TENGO EL CONTROL”.
  • Toma consciencia de cuánto te rodea: gracias a la atención plena ya no habrá dos experiencias iguales y disfrutarás de todo cuánto te rodea. Es una práctica ideal para abandonar excusas relacionadas con los despistes, el aburrimiento por la cotidianidad, etc. Por ejemplo, si sales a caminar es muy importante ser consciente de la totalidad del cuerpo pero también del entorno, la respiración, las sensaciones, los pensamientos, la luz, el movimiento…
  • Despídete de la pereza: estoy cansado, es demasiado complicado, no llegaré a tiempo… ¿Te suenan estas excusas? A menudo sufrimos porque tenemos una agenda llena de tareas pendientes y no por la falta de tiempo sino por nuestra procrastinación (“lo dejo para mañana, ahora hago esto que aunque no es importante me apetece más”) o mala gestión. ¡Nos da pereza hacer algo y cualquier justificación es buena para aparcar el tema! Cuando me pasa esto y empiezo a acumular trabajo, termino sincerándome conmigo misma: ¿Es realista tu objetivo? ¿Es urgente, importante o poco importante? ¿Para qué estás postergando su realización? ¿Cómo te sentirás cuando lo hayas terminado? Y después de esto, me comprometo en una fecha como si del cumplimiento de un contrato se tratara. ¡Este método me ayuda mucho! O cumplo y me lo quito de encima o me doy cuenta de que estoy haciendo algo que no quiero hacer ni tampoco es necesario que haga (así que no lo hago y también me lo quito de encima).
  • Aprovéchate de las afirmaciones positivas:  si te acostumbras a utilizar las afirmaciones positivas a diario dejas de darle cabida a las excusas… ¿Sabes por qué? Precisamente porque vives afirmando lo que eres, lo que deseas, lo que puedes llegar a ser y, enfocado/a en ello, la justificación pierde todo valor y el hábito de recurrir a la misma se desvanece.
  • Enfócate en aquello que te beneficia: si mantienes tu atención en aquello que no te gusta o no quieres, de bien seguro conseguirás más de lo que no te gusta ni quieres pues estás invirtiendo en ello toda tu energía: “a lo que te resistes, persiste”. En cambio, si te enfocas en ver lo mejor del mundo, de ti, de cuánto te beneficia realizar una determinada actividad o etc verás más de dichas cuestiones, sin fugas de energía y en dirección a lo que deseas sin escudarte en excusas.
  • Se acabaron las quejas y explicaciones: cuando nos quejamos sobre algo o damos explicaciones siempre utilizamos algún tipo de excusa para justificar nuestra insatisfacción, infelicidad, enfado, tristeza… Por esa regla de tres, cuando se terminan las quejas y las explicaciones, se diluyen las excusas. Para evitar tener que dar explicaciones evito dar detalles de mis intenciones o movimientos, así nadie pregunta ni debo presentar justificación alguna. En cuanto a las quejas… ¡Al punto 6 me remito! Imagina que tu pareja te invita a cenar porque quiere dedicarte una emocionante y romántica velada pero tú no puedes disfrutarla porque el restaurante, por mucha fama que tenga, lo está haciendo todo mal: están tardando con la comida, has pedido el filete poco hecho y viene al punto, no tienen el vino que más te gusta… STOP. Centrarte en ese plan sorpresa, en las intenciones tan bonitas de tu pareja, en lo bellos que os veis tan arreglados, en la ruptura con la rutina que habéis disfrutado u otras cosas que potencien la magia y el aspecto positivo de la noche evitará las excusas.

Si corriges tu mente, el resto de tu vida se recolocará bien.