Todo el mundo sabe que mezclar deviene siempre en una resaca tremenda, pero en el cine puede ser una cosa buena. Agotados los géneros puros, la innovación está en la fusión. ¿Qué hace si no Tarantino? Desde los cócteles de monstruos clásicos de la Universal, pasando por
Freddy contra Jason (2003), Alien vs. Predator (2004) y hasta Abraham Lincoln: cazador de vampiros (2012), el último ejemplo del pegote es Orgullo + Prejuicio + Zombis (2016). Pero hay mezclas más locas. Pasen y vean...Tromeo y Julieta (1996) ¿Qué mezcla? La obra de Shakespeare, la historia de amor más grande jamás contada, con la sensibilidad chusca de Troma, productora conocida por el gore y el humor zafio de títulos como El vengador Tóxico (1984). Una razón para verla: conocer el trabajo de James Gunn antes de Guardianes de la Galaxia (2014).
Mortal Zombie (1993) ¿Qué mezcla? Podría haberse llamado Romeo + Julieta + Zombies. Es la tercera entrega de El regreso de los muertos vivientes (1985), aunque no hay conexión con esta, como tampoco aquella era una secuela de La noche de los muertos vivientes (1968). Un lío. Una razón para verla: conocer el trabajo de un profeta olvidado de la "nueva carne", Brian Yuzna.
Holmes & Watson. Madrid Days (2012) ¿Qué mezcla? Solo a José Luis Garci se le puede ocurrir hacer una película de Sherlock Holmes en el Madrid de Benito Pérez Galdós, pero es que encima le enfrenta a Jack el destripador. Siendo los dos personajes londinenses, ya es casualidad que se encuentren en la capital española ¿no? Una razón para verla: La idea original es del exfiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce. Y Gallardón con barba hace de su abuelo.
Jesse James contra la hija de Frankenstein (1966) ¿Qué mezcla? Dos sensibilidades tan dispares como el western y el terror gótico de la obra de Mary Wollstonecraft. Estamos hablando de una serie Z cuyo atractivo se agota en su título. Una razón para verla: serás el único en poder decir "yo la he visto".
Santo contra los zombies (1961) ¿Qué mezcla? La lucha libre mexicana, ese "deporte" espectáculo que vuelve realidad de barrio la mística superheróica, con iconos del terror como zombies, vampiros o aliens. Una razón para verla: ahora que está de moda el falso grindhouse como Sharknado (2013), esto es the real thing, amigo.
King Kong vs. Godzilla (1962) ¿Qué mezcla? Era de cajón enfrentar a los dos monstruos gigantes más famosos del cine, pero la cosa implicaba mezclar el stop motion de Willis O´Brien con los hombres enfundados en trajes de goma de Eiji Tsuburaya. Al final se hizo a la japonesa y el primer plano de Kong da penita. Una razón para verla: su director, Ishiro Honda, ayudante habitual de Akira Kurosawa, hizo películas muy bonitas con maquetas. Se supone que veremos un remake en 2020.