Antes de ayer se cumplió un año desde que hicimos un alto en el camino para despedir a uno de los nuestros. El último adiós de quien se ha ido para siempre dejando una ausencia tan prematura como insustituible. Se fue de la peor manera, dejándonos con un desconcierto que cayó sobre nosotros como un cielo de cemento. De qué modo entender lo incompresible. Dónde poder encontrar un motivo cuando no se sabe dónde buscar. Cómo explicar el sinsentido. Cuándo fue la primera vez que se asomó al borde del precipicio. Las respuestas se quedarán ahí en no sé dónde, marchitándose con la herrumbre del tiempo hasta desaparecer, quedando solo el recuerdo.
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