Ya sé que a mucha gente le va a disgustar el planteamiento, pero al abordar una de las partes del tema, no estoy valorando en positivo la otra. Eso sí, creo que hay poco que objetar ante las cifras: en 2007, morían 2 personas asesinadas por ETA, mientras las víctimas por violencia machista eran 71; para 2008, 4 víctimas de ETA frente a 84 asesinadas por violencia de género; en 2009, 3 frente a 68; en 2010, 1 frente a 85; para 2011, ninguna víctima de ETA, frente a 27 mujeres muertas (a 3 de julio)…
Cabe preguntarse entonces por qué hay tanta desigualdad en el trato, por qué no se destinan parte de los fondos destinados supuestamente a la defensa de personas amenazadas por ETA (que no dudo que en algunos casos sean necesarios) a la protección de las mujeres amenazadas y maltratadas. O, dicho en plata, ¿por qué no se ponen escoltas a las mujeres que han denunciado amenazas o maltratos, en lugar de a concejalas y concejales de lugares donde, en principio, el riesgo de atentado es bajo o incluso nulo? Podría ser una solución a un problema real, que viven cotidianamente miles de mujeres en este país. La otra opción es que ambas cosas se hagan conjuntamente, pero lo veo difícil en estos tiempos de “crisis”. Y, por cierto, ¿reciben las familias de las mujeres muertas por terrorismo de género los mismos “beneficios” que las de las víctimas del terrorismo etarra? ¿por qué no?
A mí me cuesta entender que haya 96.000 mujeres en casas de acogida en España, lo que obviamente supone una cifra muy inferior a la realidad de las mujeres amenazadas. Me cuesta entender que no sean sus maltratadores los que tengan que abandonar sus vidas, en lugar de las mujeres a las que han maltratado. ¿Cómo sonaría si a las personas amenazadas por ETA las llevaran a “lugares seguros” mientras los etarras siguieran en sus vidas cotidianas?
Insisto en que una cosa no justifica la otra, pero me pregunto si nuestros poderes políticos y medios de comunicación/incomunicación no habrán generado una “cartografía sucia” (en términos de B. de Sousa Santos) en la que hemos marcado con una x roja un terrorismo (no justificable, reitero) mientras obviamos otros tipos de terrorismos a los que no damos la consideración prioritaria que se debería.
Hoy, 3 de julio de 2011, dos mujeres han muerto en nuestro país a manos de sus parejas o exparejas, víctimas de una violencia machista a la que no se le pone solución. ¿No deberíamos, como sociedad, replantearnos las prioridades?
Por cierto, en el último barómetro del CIS, de marzo de 2011, el porcentaje de población que veía la violencia contra las mujeres como un problema importante era del 1’2%. Supongo que falta mucho por hacer, por educar.