77. Oposiciones mortales

Publicado el 25 octubre 2021 por Cabronidas @CabronidasXXI

    Pienso que el trabajo perfecto sería aquel que consistiera en tener las vacaciones de un profesor de escuela, la paga de un ministro y el desgaste físico de un cura. Pero como eso es pura entelequia, el sueño de la esclavitud moderna —y no tan moderna— es el de currar de funcionario o currar de funcionario mientras pruebas suerte en las apuestas del Estado para no currar de nada. El puto Estado, joder. Si no te apellidas Borbón y no crees en la suerte, el Estado te ofrece la oportunidad de que te alíes con él y formes parte de su engranaje. Si superas la criba, obtienes una esclavitud de nivel y ciertos privilegios de los que no goza el resto del proletariado.

    Esto viene a cuento de lo que me contó una vez Anfiloquio, que intentó ser notario pero desistió por salud. Según me explicó, las oposiciones eran tan duras que dejaban una impronta perenne de merma física y mental en todo aquel que osara afrontarlas. Los opositores se aislaban del resto del mundo en claustrofóbicos y austeros zulos y cubículos, para memorizar el vasto temario que los separaba de su anhelo laboral. Cuando llegaba el día del examen, los opositores abandonaban su clausura y regresaban al mundo exterior, tambaleándose. La mayoría estallaban en una silueta de cenizas en cuanto la luz solar incidía sobre ellos, o bien eran pulverizados al ser barridos por el viento. 

     Unos pocos resistían los elementos naturales, pero se desmoronaban ante los cambios sociales y paisajísticos, enmudeciendo de por vida y con la mente dañada sin remedio, incapaces de asimilar la existencia de aeropuertos fantasma, que la canción de Dale a tu cuerpo alegría Macarena ya era historia, o que sus novias estaban preñadas y ya no conservaban el apellido de solteras. Los que sobrevivieron en cuerpo y mente, lo dejaron y decidieron dedicarse a otros niveles de esclavismo y a vivir —si es que eso es posible hoy día. 

    Así que oposita, sufrido contribuyente, oposita. Únete al enemigo, paga el precio, y sé un esclavo convencido y feliz.



También podría interesarte :

Quizás te interesen los siguientes artículos :