1.- Piensa que quieres que el personaje refleje con su nombre: bondad, inocencia, carácter, valentía, etc.
2.- Aprovecha las connotaciones culturales que te proponga el personaje: actores, deportistas, políticos, escritores, entre otros.
3.- No caigas en el error de buscar un nombre complejo solo para ser único, los nombres difíciles desconectan al lector de la obra y de la lectura.
4.- Evita nombres muy genéricos, a menos que quieras remarcar la cotidianidad y lo habitual, como José García. Hará que nuestro personaje pase desapercibido.
5.- Intenta no repetir nombres. No llames a un personaje Juan Antonio y a otro Juan José ya que el lector puede acabar haciéndose un lío y cerrando el libro. No le des motivos para hacerlo.
6.- Ten en cuenta escenario y momento histórico. Si tu novela se sitúa en Japón será ilógico que tu protagonista se llame Pedro García, a menos que eso se explique en el relato.
7.- Cuida todos los nombres de la obra para que ninguno rompa la armonía y no despisten al lector de la realmente importante.
8.- Si prefieres inventarte los nombres puedes intentar mezclar nombres (María + Laura= Laría o Maura), hacer variaciones ortográficas (Barvara en lugar de Bárbara) o anagramas con otros nombres y apell