Si de por si les decía en mi post anterior que no tengo casi tiempo para nada, pues ahora imagínense que para aprovechar las horas muertas- esas que tenemos todas las madres no por el hecho de no hacer nada durante éstas si no por el hecho de ser horas que no puedes ni con tu zombieser- he decidido apuntarme al gimnasio.
No por moto propio, debo confesarles, ni por querer tener el cuerpo perfecto para el verano puesto que ya estamos en puertas de julio y me da que no llego a tiempo. Si no porque apunté a Critter a clases “intensivas” de natación. Eso significa que mamá tiene que estar “intensivamente” durante cuarenta minutos encerrada en un gimnasio.
¡CUARENTA MINUTOS! ¡En un gimnasio! Tiempo récord que ni zumbeando. Así que mi pensamiento fue muy fácil: ¡Ay señor! estar sentada frente a una máquina de Cocacolas y otra de chuchesguarradas durante cuarenta minutos viendo por un cristalito como toma agua de pis-cina mi pequeña bestia era demasiada tentación para el body. Así que opté por la opción ¡haré ejercicio! ¡Si Rocky Balboa pudo…yo también! Tan tan tan tan tan tan tannn taaaaaaaan… (leer con el ritmo de la canción de la película imaginándome en un outfit homeless como éste para el gimnasio).
1. Si estás recién parida no se te ocurra “empelotonarte” toda entera en los vestidores.
Digamos que en comparación con las “señoras mayores” tendrás un cuerpazo pero cuando llega una niñata de 18 años sin sujetador y en tanga y en eso volteas a ver la imagen que regresa el marditoespejo sabrás que no eres la más “buena” del reino pero lo peor de todo es que verás las nuevas rodilleras que te quedaron de pechugas y tu bragafaja color piel que deja entrever -a traición- la celulitis de tu culamen. Por lo cual te entra una vena psycho aprovechando “el momento ducha”y estás a puntito de sacar el cuchillo y querer filetear a la niña. ¡Nada más porque si! Por envidia pura y cochina. Porque ni a los dieciocho estuviste así de buena.
2. Si crees que tu alma es joven y optas por el “yo también puedo usar tanga para el gimnasio y verme a la moda” ¡olvídalo!
Ir a una clase de spinning con tanga es patético. Tan sólo miraba a la niñata de enfrente deseándole que tuviese suficientes arándanos para salvarla de la cistitis posterior. Y al ver que se bajó de la bicicleta como si nada y yo me bajé como si hubieses montado en caballo desde el viejo oeste al desierto del Sahara caí en cuenta que la que tendrá cistits, agujetas y dolor de flato seré yo muy a pesar de la bragafajota protectora a lo Bridgitte Jones.
3. Nada como ser madre para entender por fin porqué hay vestidores para “niñas” y vestidores para “mujeres”.
Critter ya la había liado una vez preguntándome si una señora estaba embarazada cuando en realidad es que le hacían falta cinco abdominales de nada para lograr tener la tripa perfecta. Pero esta vez, al estar una chica joven sentada con una depilación de esas “moderrrnaaas” mi querida bestia me pregunto en voz un poco alta: ¿Mamá esa chica tuvo piojos y le cortaron el pelo? Hace falta aclarar que últimamente hago énfasis que si no se lava el pelo, le saldrán piojos y que yo no pienso quitarle ni uno y que le pasaré la maquinilla dejándola pelona. Si…¡lo confieso! me atraganté de la risa. No pude disimular ni un poquitín.
4. Si quieres aparentar ser de esas que “van al gimnasio” no olvides las normas de etiqueta de cualquier persona deportista: no te pongas una banda en el pelo de esas que disque ayudan a evitar que caiga la perla de sudor por la frente, no uses unos pantalones de licra debajo del body y evita ante todo ¡por amor de Dior! usar maquillaje (aunque seas madre y quieras disimular las ojeras) que queda fatal ir saludando a todo quisqui mientras exudas capas de color “mascarilla”. ¡Arghhh!
5. Nadie lleva puesto la llave de la taquilla en la mano.
Eso es de principiantes. Yo quise aparentar ser “cool” y por no ponérmela la perdí. Tener que salir en bañador a la recepción a ver si me podían ayudar a abrir la taquilla para sacar mis enseres ha sido el show más bonito que he montado últimamente. ¿Me pueden explicar dónde la meto si no? A mi que me perodonen pero ya estoy yo muy mayor para ser cool en un gimnasio, eso se la dejo a la de la tanga.
6. El efecto Narciso es preciosismo puro.
Pasar por la sala de máquinas y ver a los fortachones invocar al poder de Greiscol mientras miran su musculatura He-man en los espejos es altamente terrorífico. Por eso por ahí yo no paso. Dan yu-yu. Lo mejor es que escuchas historias de “todo es natural”. ¡Patrañas! Como la Elsa Pataky vamos que para lograr esas naturalidades más allá de ser masoca hay que pasar por cuchillo si o si.
7. Hay que mantener un balance siempre entre “aparentar” ser cool y no ser un alma solitaria.
Yo es que soy más de las segundas, de las que prefiere pasar desapercibida, de ser posible que nadie me reconozca ya que la versión sudorípara y rojatomate muertamatá no es la que más me favorece. Como tampoco me favorece ir a pedir estúpidamente que me ayuden a abrir la taquilla porque perdí la llave. Desapercibida cuasi nivel ¡todos te vieron resbálandote por los pasillos principales!
8. Cuando salgas por la puerta del gimnasio y te duela hasta la nariz haz el juramento “Terminator”:
¡Volveré! Aunque me duela hasta la nariz, la mente y el amor propio pero ¡VOLVERÉ!