Son tiempos de repaso y mirada adelante, aunque bloqueo e incompetencias nos hagan todo más difícil. Se mira lo que se tiene. Incertidumbre en el hoy porque no se vive en una burbuja. Algo falta en la casa y de alguna manera se conseguirá. Tranquilidad hacia el futuro porque se tiene una historia.
Una piensa en las madres y las abuelas con tantas heroicidades cotidianas, que una es más pequeña ante ellas, pero no queda otra que seguir por lo que nos toca. Quizás mañana sea grande también. Eso ahora no importa. En algún lugar hay un fusil y una azada, que nos legaron.
Un día, en plenas carencias del 'período especial', la revista Vogue quedaba sorprendida de la belleza de las cubanas sin grandes afeites del mundo occidental. Pero, más se sorprende una de que sea tanto arte una foto de la miliciana de Korda ayer, o con una Flora de Portocarrero o con la multiétnia y esplendor de las combatientes de hoy o esas deportistas estelares, músicas, científicas, diputadas, ministras... Todas hijas de vecino que ves cada día caminar en el propio barrio.
No me olvido de las que cargan el dolor de las pérdidas y que aun así sostienen la raíz del hogar.
Libérrimas partiendo el aire con el paso femenil y con la dignidad.
A este país lo cambian hombres y mujeres que lo habitan. No los modistos de las emociones que quieren doblegar la mayor fortaleza: el espíritu.
Lo hecho y el seguir haciendo con el color de Cuba y la cubanía, hacia otro día, hacia más.