8 de marzo de 2010: un recuerdo a todas las pioneras y, también para las que perdieron su voz

Publicado el 07 marzo 2010 por Teremolla

A lo largo de la historia ha habido mujeres que han trabajado para que la sociedad sea como la conocemos. Pero en ocasiones muy raras sus nombres han aparecido en los libros de texto. Y sin embargo, gracias a otras mujeres, sus nombres y sus hechos han pervivido a lo largo de los siglos.
Ellas, las pioneras, las transgresoras de sus tiempos, perviven entre nosotras y a ellas les debemos muchos de los conceptos e ideas que hoy están asumidas socialmente, pero en demasiadas ocasiones, su discurso transgresor les costó la vida o el ostracismo a lo largo de los años.
La transmisión cultural a través de la palabra por no tener acceso a los libros, ha permitido que sepamos que Hypatia existió y enseñó, o que Safo explicó o que hubo una vez una reina faraón llamada HATSHEPSUT que fue la primera mujer Faraón de la historia de Egipto y primera también en hacerse esculpir en una esfinge. Quien la sucedió quiso borrar su existencia en la historia, pero no lo consiguió.
También conocemos que las obras de algunos grandes artistas, las consiguieron usurpando y apropiándose los conocimientos de sus esposas hijas y hermanas y, además negaron su existencia. Un ejemplo de hija sofocada bajo la fama de su padre Lord Byron, de su maestro Charles Babbage y de su marido el conde de Lovelace, fue Ada Byron o Ada Lovelace, que fue la madre de la programación informática. Pero eso, comienza a saberse ahora, casi dos siglos después de su nacimiento.
Otro ejemplo de lo que digo es el caso de Mozart, cuya hermana Nannerl a pesar de haber recibido la misma formación musical que él fue relegada al silencio y se supone que es la verdadera compositora de algunas de las obras atribuidas a su famoso hermano. O el caso de Clara Wieck, esposa de Robert Schumann, a quien, con mayores dotes que el compositor, se le prohibió tocar el piano cuando se desposó.
Y así una larga ristra de mujeres que se vieron condenadas al anonimato pese a tener talentos, en aras de los hombres a los que amaban, ya fueran padres, esposos, hijos, etc.…, pero cuyas voces fueron silenciadas.
Afortunadamente se han ido recuperando gracias a las investigaciones realizadas y a la transmisión de la cultura a través de la palabra en la que las mujeres hemos sido unas verdaderas maestras a lo largo de la historia y gracias a lo cual parte importante de nuestro legado ha sobrevivido
Pero a pesar de ello, siguen siendo muchas las mujeres que se quedan sin voz cada año de una forma injustificable. Son las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas.
En lo que llevamos de año ya son ocho las mujeres asesinadas según los datos del Ministerio de Igualdad. Pese a ser menos que en años anteriores, siguen siendo demasiadas muertes inútiles y sin sentido que pagan un precio demasiado alto por el hecho de ser mujeres.
No voy a entrar en si son españolas o extranjeras porque para la muerte no existen nacionalidades o filiaciones. Pero ellas, las ocho (y seguramente alguna más) están muertas y ya no pueden celebrar este ocho de marzo. Tampoco podrán levantar su voz ante las situaciones que padecen, porque sencillamente se la han arrebatado.
También quiero tener un recuerdo para todas aquellas que aún estando vivas están privadas de derechos: Las mujeres afganas, las esclavas sexuales en los conflictos armados que siguen vivos, las mujeres cuyos cuerpos son utilizados como campos de batalla, las niñas vendidas por sus familias, las que son obligadas a trabajar de cualquier modo para subsistir, las que son abandonadas al nacer por haber nacido niñas, las explotadas sexualmente por mafias que las secuestran en sus países de origen, las que mueren de hambre porque no hay suficientes alimentos para toda la familia y los varones tienen prioridad, las que no tienen acceso a la escuela por ser mujeres, …
Para todas ellas, las pioneras, las transgresoras no reconocidas por la historia, por las asesinadas sin ninguna razón, por las que aún estando vivas es como si no existieran, es mi recuerdo en este ocho de marzo de la primera década del siglo XXI.
Para todas ellas mi recuerdo y mi admiración siempre.
Ben cordialment
Teresa

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