8 de marzo: día de la mujer

Por Mbbp
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2018 actualidad // Coaching // Miguel Benavent de B. // Opinión

8 DE MARZO: DÍA DE LA MUJER

Escrito por Miguel Benavent de B.   Sin comentarios

Sabes que siento debilidad por las mujeres, en el buen sentido, claro! Por eso no puedo dejar de escribir en un día como hoy, el Día Mundial de la Mujer. Seguramente en los cientos de post de este blog ya lo he dicho todo sobre ella. Seguramente debería empezar (como siempre) diciendo que este mundo insano, injusto e inhumano conmemora un día especial para cada uno de los asuntos que ignora, ya sea la mujer, el cáncer, la pobreza, el sida o cualquier enfermedad o dolencia. De hecho, ya es paradójico que la mujer sea uno de esos días, junto a cualquier otra enfermedad. ¿Ser mujer es una enfermedad más, acaso?

Este año, además, el tema de la mujer ha tomado una relevancia inusual. Habrá un paro o huelga total. Seguramente porque algunos partidos y movimientos sociales la están utilizando como argumento para atacar a los partidos más reaccionarios o de extrema derecha, en su imparable ascenso al poder. Se habla de “cosificar” o del uso de la mujer como mero “objeto” y caen en lo mismo, utilizarla como arma arrojadiza contra el opostor político, el gobierno o el hombre, qué más da.

Deberíamos simplemente amar a la mujer. Creo que con esto ya está todo dicho, podría acabar aquí.

¿Qué significa amar a la mujer? Pues respetarla, comprenderla y quererla, por lo que es y por lo que puede llegar a ser, como persona. ¿Y qué es la mujer? Pues un maravilloso ser en quien Dios, el Cosmos o la Naturaleza (llámale como quieras) depositó la exclusiva responsabilidad y privilegio de “preservar el Alma”, en un mundo lamentablemente dominado por  el ego, o sea la mente y la razón. Y eso es lo que hace a la mujer estar singularmente capacitada para engendrar y así perpetuar la especie, teniendo hijos. Hay quien me acusará de “utilitarista” con esa concepción, condenando a la mujer a cumplir su rol de madre. Pero no es así, la maternidad es un privilegio, pero como tal, es una decisión libre, personal e intransferible de cada mujer, ejercerlo.

Ya sé que no es fácil ser mujer en un mundo como éste. Vivir desde el Alma no es algo fácil, en un mundo que la penaliza, en favor de otros valores más “egóticos”. También sé que no es fácil tener un hijo y, lo que es más importante, ser madre, en un mundo en que eso lo hemos convertido en una heroicidad, en los tiempos que corren. También sé que el propio mundo ha intentado menospreciar e incluso penalizar esos privilegios de la mujer y, lo que es peor, incluso le ha convencido a ella de la carga que supone ejercer esos privilegios. Eso ha traido consigo que la propia mujer sienta que es una condena o debilidad el ser sensibles (o lo que es lo mismo, conectarse al Alma) o el ejercer la maternidad o crear una familia. Y es que la propia educación ha obviado hablarles del sexo como placer, de su siempre incómoda menstruación, del fatigoso embarazo y parto, de la condena perpétua que es tener un hijo, etc. Y lo peor es que muchas mujeres han comprado esa aparente y crónica “discapacidad” de ser mujer, lo que les ha privado de disfrutar de esos privilegios exclusivamente femeninos y que (lo diga o no) el hombre para sí quisiera, como presunto “rey de la creación” y de este mundo que ha hecho a su imagen y semejanza.

Y en el camino, la mujer ha aprendido a desoir esa voz interior que le hace tener una visión mágica de la vida, que solo ella posee. Y ha aprendido a llevar la maternidad como una carga en su vida personal y profesional. Y ha aprendido a ser más racional para abrirse paso en este mundo “masculino”, demasiadas veces obviando sus propias emociones y sentimientos. Y ha aprendido a delegar su propia felicidad en “terceros”, ya sean sus hijos, pareja o su familia. Y, lo que es peor, ha desistido de compartirlo con “su hombre”, porque la mayoría de las veces él está distraído con las circunstancias efímeras e intrascendentes de este mundo vacío que él mismo ha creado. Y la mujer ha renunciado a ser mujer o a renegado de serlo!

Reconozco que la renuncia es algo que me supera, en todos los sentidos y ámbitos de la vida! Pero si hay algo que me enfurece es precisamente la renuncia en la mujer a ser tal y como es. No solo porque el mundo la necesita para humanizarse, sino porque hay (algunos) hombres que queremos aprender de ella a sentir, a permanecer atentos y sensibles a nuestro interior y a ver y vivir el mundo desde el corazón, lo que es una tarea casi imposible para un hombre educado desde la razón y el ego y “castrado emocionalmente”, desde su más tierna infancia. Por cierto, demasiadas veces educado así por su propia madre…

Es por eso que siempre he sido un defensor a ultranza de las mujeres, así como un “terrorista” con respecto al feminismo, como movimiento excluyente y, por tanto, “machista”, aunque parezca lo contrario. Me molesta esa dualidad y esa confrontación permanente y estéril entre hombres y mujeres, precisamente porque no hay comparación posible. Ambos nos complementamos, afortunadamente. Llámale el Yin y el Yan o llámale como quieras, pero hay que lograr el equilibrio y el enriquecimiento mútuo, lo queramos o no. El rol de cada uno tiene su propio sentido y el aprendizaje mútuo es necesario para crear una persona integral e integrada. A ella quizás le falta el ego para recuperar su autoestima. A él, la sensibilidad para recuperar la conexión con su Alma.

Mujer, sé mujer siempre y siente el privilegio de serlo!

#contigomismo #EllaSuma