1. "El libro del que todo el mundo hablar": esta frase solamente se debería utilizar si es cierto, ya sea porque estemos seguros de que la gente recomendará u odiará nuestra obra. Solo es factible para libros fenómenos tipo Cincuenta Sombras de Grey.
2. "La novela que te cambiará la vida": Esta afirmación es muy recurrente en libros de autoayuda y superación personal y tiene más sombras que luces. Si algún escritor se atreve a promocionar su libro con ella debería sustentarse en bases sólidas para que el posible lector no la rechace de inmediato.
3. "El libro que todo el mundo tiene que leer": ¿sí? ¿Y por qué? Al igual que la anterior frase, esta sentencia, que es más una orden que una sugerencia, cae por su propio peso sin un argumento que la confirme. No hay que olvidar que al lector hay que invitarle a entrar en nuestro mundo, no empujarle.
4. "La novela definitiva sobre la existencia de (los extraterrestres, Jesucristo, una conspiración mundial masónica…)": los lectores llevamos tanto tiempo viendo en las estanterías de las librerías los libros definitivos sobre los mismos temas que ya no nos lo creemos. Llama la atención de otra manera.
5. "El libro que no podrás dejar de leer": frase típica, recurrente y de doble filo. Si el lector se compra una obra basando su elección en la promesa implícita de desconectar de sus problemas diarios sumergiéndose en una lectura absorbente y apasionante hay que asegurarse de que es eso lo que le vamos a dar. Si se siente engañado habremos perdido un lector que no recomendará nuestra obra y nuestro nombre a sus allegados.
6. "El libro del verano (de estas navidades, de este otoño…)": las grandes obras no tienen caducidad como las canciones del verano. Hay que tener mucho cuidado si se va a utilizar esa frase, pues transmite una temporalidad y transitoriedad que un buen libro no debe tener, al margen de las modas literarias de cada temporada.
7. "La novela más (inquietante, absorbente, emocionante…) desde (nombre de un best-seller mundial)": que los escritores quieren a sus libros como si fueran sus propios hijos es un hecho del que nadie duda, pero no nos cansaremos de repetirlo: hay que tener mucho cuidado con las expectativas que con este tipo de afirmaciones se crean en el lector.
8. "El libro que (los banqueros, el Vaticano, tus padres, tu esposa…) no quieren que leas": para un lector avanzado, curtido en mil batallas literarias, lo primero que le viene a la cabeza al leer esta frase es: ¿Por qué, tan malo es? Encontrar una buena frase para hacer publicidad de la esencia de nuestra obra no es fácil, pero merece la pena emplearse a fondo en su elaboración ya que nos abrirá las puertas en un mercado lleno de títulos, dónde la distinción de la competencia es algo vital para poder ser comprados, leídos y conocidos.