
8,7 centímetros de esperanza
El
corazón de Mulu está acostumbrado a
latir con la reserva de gasolina, bajo mínimos, quemándose a si misma, empezando por la
grasa y siguiendo por el
músculo que ya ha perdido.
Un cuerpo
hambriendo es un cuerpo que se consume a si mismo, es un
canibalismo humano consentido en
silencio.
El cuerpo de Mulu no puede sostenerse en pie, no tiene
fuerzas. Destina todo su esfuerzo a respirar, latir y seguir con vida.
Ha vivido ya dos años de
superviviente desafiando la
muerte.
Se me estremece el cuerpo cuando veo que la báscula de Mulu se congela en los
5 kilos y 100 gramos. Con
dos años de vida.
El siguiente paso consiste en medir el perímetro braquial, uno de los criterios para evalluar la desnutrición aguda severa.
8,7 centímetros, o lo que es lo mismo, el brazo de Mulu es más delgado que el dedo pulgar de mi mano.
Mulu está ingresada en la unidad terapéutica nutricional de Gambo dónde cada tres horas recibe un vaso de la
leche terapéutica nutricional F75, ocho veces al día, el antibiótico para combatir su infección que también le acecha y un continuado seguimiento de constantes vitales por el personal de
enfermería díay noche.
Cuando mejore su
diarrea pasaremos a una nueva fase donde la dieta consistirá en la
leche terapéutica F100.
No tiene fuerzas para sostenerse en pie
Le quedan por delante más de dos semanas de ingreso.
Mulu es una de ellas.
Comparte cama con Momina, otra heroína luchando por la vida.
Mulu representa una de las más de 40 vidas ingresadas en la unidad terapéutica
nutricional y centro de estabilización de
Gambo que se va recuperando día tras día gracias a la gran labor y profesionalidad
de todo el personal sanitario de la unidad formado por médicos, enfermeros, nutricionistas, auxiliares, cocineros que se encargan del seguimiento de constantes vitales, dieta nutricional, tratamiento médico y todo el cuidado necesario.
Gracias gracias gracias
Cama de esperanza compartida, ilusiones, sueños al filo de la vida.