#8M Ciencia, divulgación y humanismo: las "niñas" que le ponen el ejemplo a tu tío boomer

Por Daniel_galarza

Estamos en el Día Internacional de la Mujer, un día más que importante pero que, por desgracia para muchas, muchísimas mujeres en el mundo (sí, incluido nuestro lado del globo), está lejos de ser un día de festejo por los logros en materia de derechos humanos que se han logrado después de tortuosas luchas contra una cultura que desde siempre las ha visto como inferiores. Han sido muchos los logros, sí, pero siguen faltando más, por lo que el 8 de marzo no solo conmemora las luchas pasadas, sino que es un fuerte recordatorio para todos sobre las luchas que faltan por ganar.
Desde la perspectiva que interesa a este blog, la del movimiento escéptico y el humanismo secular, también sigue habiendo mucho por trabajar, por más que estos movimientos (completamente compatibles con el feminista, entre otros) se diga estandartes de la razón y la ciencia, no se escapan de su contexto, de ser al fin y al cabo, parte del zeitgeist o espíritu de la época. Como es bien sabido, existe un debatido problema sobre la aún existente brecha de género en las disciplinas STEM (siglas en inglés para Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Algunos menos, tristemente, también han señalado la enorme diferencia entre escépticos y escépticas (entre otros tipos de desigualdades), y la poca visibilidad de las mujeres en el activismo humanista y la divulgación científica, que sí, en nuestros tiempos tales problemas (por el hecho de ser visibles y denunciables) se han intentado paliar.
Aunque aún falta mucho por recorrer en esta problemática, lo cierto es que poco a poco van surgiendo nuevos modelos a seguir entre las mujeres para la defensa de la razón, la ciencia y los derechos humanos. Y tal vez las mejores embajadores de estas causas sociales (al fin y al cabo, causas por la igualdad como tantas otras) sean las niñas. No bromeo. En las últimas décadas hemos sido testigos de cómo jóvenes mujeres son capaces de ponerse de frente a poderosos adversarios y alzar su voz. Desde los lobbys de las pseudociencias, hasta las gigantes industrias de los combustibles fósiles o los criminales del Estado Islámico y demás grupos de fundamentalistas, las niñas han representado una luz de esperanza en contra de la barbarie, la tiranía y la irracionalidad.
Ejemplos de ello sobran, en ocasiones realizando mejor el trabajo que un científico profesional o una embajada. Aquí me limito solo a cinco chicas, mujeres que he seguido y que personalmente admiro profundamente.

Ciencia con pasión

Hacer divulgación científica puede ser una de las profesiones más bellas con que se puede encontrar. Son célebres los hombres que fundaron esta profesión, mezclando el amor por la ciencia, la elocuencia de la literatura y atrapando a su público con el fascinante recorrido del pensamiento científico: Julian Huxley, Jacob Bronowski, Bertrand Russell, Carl Sagan, Martin Gardner, Isaac Asimov, George Gamow, Richard Feynman, Stephen Jay Gould Ernst Mayr, Richard Dawkins, o Bill Nye, son autores imprescindibles para introducirse en la ciencia. Las mujeres han tenido una menor visibilidad en el campo, pero poco a poco han logrado ser grandes reconocidas como lo que son, grandes divulgadoras de la ciencia, tal como ejemplifican Rachel Carson, Rita-Levi Montalcini, Jane Goodall, Deborah BerebichezAnita Hoffman, Julieta Fierro, Jocelyn Bell Burnell, o Ann Druyan, por citar solo algunas.
Las nuevas generaciones de divulgadores y divulgadoras de la ciencia poseen ahora el legado de los grandes del campo, pero también sus problemáticas. Pues si bien es cierto que podemos nombrar a muchas divulgadoras de la ciencia, también es verdad que ésta es un área principalmente dominada por hombres, reflejo del mismo problema en las disciplinas STEM. Hay que admitir que nombres como Sagan, Feynman o Dawkins nos vienen primero a la mente, antes que Fierro, Montalcini o Goodall.
Visibilizar a las mujeres en la divulgación científica (y en las disciplinas STEM) es un trabajo que les ha costado años. Sin embargo, hoy existen divulgadoras que destacan por su originalidad a la hora de exponer las maravillas del universo. Cuando comencé a pensar en alguien que cumpliera tal criterio, inmediatamente vino a mi mente una edutuber de la biología, que además tengo el gusto de conocer en persona.

Lumara siendo Lumara. Fotografía de su Instagram.

Lumara la bióloga. Edutuber, standupera y una gran oradora, Lumara la bióloga, tal como la describía hace un año Ciencia MX, realmente se llama Lumara (González Aréchiga) y realmente es bióloga, egresada del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA) de la Universidad de Guadalajara. Lumara ha contado en varias ocasiones que dedicarse a la ciencia, y en especial a la divulgación, suele ser visto como un trabajo ingrato y mal pagado, donde pocas veces se obtiene el éxito y la estabilidad deseada. Y aún así, ella apostó por la ciencia, por su pasión en especial, la biología, de una manera muy original: contando chistes y haciendo stand up. Comenzando sus videos divulgativos a través de Instagram y Facebook, finalmente decidió abrir su canal en YouTube desde donde comparte lo espectacular de la fauna urbana de Jalisco, desde escorpiones, polillas y murciélagos, hasta plantas comunes en la ciudad como jacarandas, araucarias, flores variadas, y llegando hasta sus amores incomprendidos (y poco conocidos) los hongos.
El canal de Lumara en YouTube inició hace poco menos de año y medio, pero sus presentaciones como standupera científica le han valido el reconocimiento internacionalmente, tal como lo demostró en la EduCon 2019, en Río de Janeiro, Brasil. Hoy, su canal cuenta con más de 20 mil subscriptores, y puede notarse su éxito como una mezcla de humor, humildad y un gran amor por cosas propias de un friki, pero que expuestas como Lumara lo sabe hacer, terminan cautivando a todos. Y es que, si bien hay varios canales de biología en YouTube, muy pocos cuentan aquello que puedes llegar a encontrarte a unos pasos de tu hogar, como todas las relaciones biológicas detrás de un árbol muerto en tu vecindario, una piña en la calle, champiñones entre el pasto de un parque o la grana cochinilla que te encuentras en las tunas de una cactácea mientras estás de vacaciones.
Lumara demuestra que podemos hacer ciencia y maravillarnos con el universo, apenas saliendo de paseo observando el suelo y los árboles con los que te puedes topar. Existen otros canales de divulgadoras grandiosas de la neurociencia, la astronomía y también de la biología. Pero si buscas uno que brille por su formato, en el que no necesita pantallas verdes, luces y varias cámaras, sino un celular y mucha pasión por los seres vivos, el canal de Lumara la bióloga es tu mejor opción, si me lo preguntas.
Bailey Harris, su nombre es "Polvo de estrellas". Hubo grandes escritores que dedicaron décadas completas para poder terminar un libro (fue el caso de Darwin y de Marx), pero algunos tienen capacidades para transmitir sus ideas en papel desde temprana edad, inspirándose en modelos a seguir que les enseñan que el universo es más grande que su habitación. Ese es el caso de Bailey Harris, la divulgadora de ciencia infantil que a los ocho años ya era autora (junto a su padre) de su primer libro My Name Is Stardust (2017), el inicio de una saga de novela infantil que explora los confines del universo, el sistema solar, y las maravillas de nuestro planeta. El personaje principal de sus libros es una niña llamada Stardust, que va descubriendo todo aquello que tiene la ciencia para enseñarle sobre el cosmos al cual pertenece, a la vez que confronta a sus compañeros de clase profundamente religiosos. ¿Les suena extrañamente familiar? Pues sí, la idea está totalmente inspirada en la serie Cosmos. Una odisea de espaciotiempo, transmitida en 2014 y protagonizada por el astrónomo Neil deGrasse Tyson. Cuando el Cosmos de Tyson se estrenó, Bailey tenía ocho años, y quedó fascinada con una de las ideas básicas de la serie (herencia directa de la versión ochentera de Sagan): somos polvo de estrellas que piensa sobre las estrellas.

Bailey Harris junto a Richard Dawkins,
CSIcon Las Vegas 2019.

Tal vez, para mis lectores más viejos esta idea no les parezca nueva, si ustedes también se llegaron a maravillar con Cosmos. Un viaje personal, con Carl Sagan, o disfrutaron de libros como La conexión cósmica (1973) del mismo autor. Pero también por esto es que deberían saber ponerse en los zapatos de las nuevas generaciones: es un sentimiento sublime de asombro difícil de ignorar, el saber que el planeta Tierra y todo el sistema solar no es más que polvo de estrellas, de una supernova monstruosa que dio origen a la creación del sistema dentro de una nebulosa. Y nosotros también somos parte de tan impresionante proceso cósmico. Haga llegar este sentimiento de asombro a un niño de ocho años, y muy seguramente tendrá un futuro científico frente a usted. Bailey fue aún más allá, decidió compartir este sentimiento de fascinación con todos los que pudiera, y así comenzó a escribir, con ayuda de su padre, My Name Is Stardust, hoy considerada una saga best seller para niños en EEUU.
Pero Bailey no solo es escritora, sino también una activista del movimiento escéptico. A sus 13 años de edad, ya es miembro de la Secular Student Alliance, de la Freedom from Religion Foundation (la más joven de sus miembros) y el año pasado se estrenó como conferencista en el CSICon Las Vegas (hasta donde sé es la más joven en ofrecer una conferencia en el mayor evento de escepticismo científico), organizado por el CSI.  En noviembre pasado destacó con un video por demás reflexivo, que muestra una de sus preocupaciones, a saber, el auge de las pseudociencias. Bailey, después de mirar el debate del divulgador Bill Nye vs Ken Ham (el creador del Museo de la Creación y la réplica del arca de Noé en proporciones bíblicas), quedó especialmente indignada al saber que Ham se había aprovechado de la fama que obtuvo de aquel debate para terminar de financiar The Ark Encounter, el parque de diversiones que busca mostrar cómo la Biblia es un libro exacto de ciencia, explicando que la evolución es un mito, que los dinosaurios convivieron con los humanos, y de paso también ataca la ciencia climática negando el calentamiento global. Así, Bailey subió "Secular Tour of the Ark Encounter: Atheist Bailey Harris vs. Fundamentalist Ken Ham". Ella aconseja algo simple sobre estos monumentos a la ignorancia: "Incluso si eres cristiano y crees en la Biblia, no expongas a los niños a esto. Es extremismo y anticiencia. Está diseñado para abrumar a los niños con su tamaño y belleza para luego presentar mentiras de principio a fin." Escritora, divulgadora, activista, Bailey es una muestra de lo que queremos decir cuando decimos que "los niños son el futuro".

Combatiendo la charlatanería

Como mencioné algunos párrafos arriba, la lucha contra la pseudociencia y la superstición a través del movimiento escéptico, ha sido cuestionado en los últimos tiempos por estar dominado principalmente por hombres, opacando en ocasiones la labor de las pensadoras críticas. Es más, se puede afirmar que el movimiento escéptico es uno fundado por hombres. El Comité para la Investigación Escéptica (CSI, por sus siglas en inglés) nació en 1976 (con el nombre más largo de Comité para la Investigación Científica de los Reclamos de lo Paranormal, o CSICOP), a partir de un grupo de científicos, magos y filósofos reunidos por la misma causa. El padre del humanismo secular, Paul Kurtz, fundaría la que hoy es reconocida como la asociación escéptica más importante del mundo, junto a otros grandes nombres como James Randi, Carl Sagan, B. F. Skinner, Martin Gardner, Ray Hyman, Isaac Asimov, Phillip J. Klass, Marcello Truzzi y James Alcock. Sí, todos hombres. O si nos vamos a tiempos más recientes, con la militancia atea surgida del nuevo ateísmo, nos encontramos con algo similar, sus fundadores fueron sobre todo hombres: Richard Dawkins, Daniel Dennett, Sam Harris, Christopher Hitchens, Jerry Coyne, PZ Myers, etc.
Hasta aquí se ha hablado de la brecha en las disciplinas STEM, la divulgación científica y el movimiento escéptico. Pero nadie ha afirmado que los miembros que componen estos campos sean machistas o desprecien activa y conscientemente a las mujeres. La brecha de género en lugares que ya de por sí son considerados marginales en la sociedad, son un reflejo de lo que ocurre de forma sistemática en la sociedad misma. Hoy el CSI cuenta con más mujeres que en ningún otro momento, y las luchadoras contra la pseudociencia hacen aportes especialmente relevantes, sobre todo en aquellas cuestiones que antes no eran tan discutidas, a saber, aquellas que involucran a las mujeres: la despenalización del aborto, la equidad de género, el acoso dentro del movimiento escéptico y el papel de las mujeres en la divulgación científica. Hoy, los trabajos de Susan Blackmore, Elizabeth Loftus, Eugine Scott, Susan Haack, Wendy Grossman, Harriet Hall, Sharon Hill, Natalie Grams, Britt Hermes, Susan Gerbic, Naomi Oreskes, Karen Stollznow, Deborah Lipstadt, Cristina Rad, Rebecca Watson o Gemma del Caño, son reconocidos a nivel internacional, protagonistas de luchas y logros para la defensa de la razón de los que haría falta un artículo por cada una para explicarlos todos.
La pseudociencia causa daño a todos por igual (aunque muchas también están fuertemente dominadas por hombres, como los variados negacionismos de la ciencia, otras, como la astrología y las pseudoterapias, parecen favorecer a las mujeres, llegando incluso a encontrarnos con pseudociencias combinadas con feminismo). Algunas tesis defienden que las mujeres tienden a caer más en pseudociencias que los hombres, una línea de investigación aún en pañales como para sacar generalizaciones. Por todo lo anterior, es más que evidente que las nuevas generaciones de escépticas tienen mucho de aportar, y lo están haciendo, de hecho.
La gata de Schrödinger. Ya hablamos de una edutuber mexicana, centrada en la biología.Ahora es el turno de destacar a una divulgadora youtuber que se ha concentrado en la lucha contra las pseudociencias: la periodista científica Rocío Vidal, mejor conocida por su canal "La gata de Schrödinger". Con más de 13 millones de visualizaciones y más de 300 mil suscriptores, Rocío es una de las edutubers más populares de España, saltando a la fama hace poco más de un año cuando hizo una denuncia de las "nuevas chamanas", las también youtubers españolas María Cadepe y Claudia Ayuso (tema que también presenté acá) quienes estaban haciendo su agosto estafando impunemente con astrología y otras yerbas new age.

Sigo esperando que
este libro llegue a México.


Desde entonces, Rocío ha presentado una temática variada de divulgación científica, pero concentrándose en pseudociencias tales como el reiki, la homeopatía, la negación del calentamiento global, el psicoanálisis, los menjurges de Herbalife, el pánico antitransgénicos de Greenpeace, el coaching, los productos milagro de Gwyneth Paltrow, los poderes psíquicos, los mitos sobre la masturbación, o los bulos sobre el coronavirus. Pero no se ha limitado a presentar videos sobre pseudociencias, sino que se ha ido enfrentar cara a cara con los magufos, como demuestran sus "misiones de infiltración" en una feria new age, en un encuentro de terraplanistas,  en el Congreso Mundial de Ufología, en una marcha antivacunas, sus encuentros con negacionistas climáticos, o en la Feria Magic de Barcelona, sin contar además sus entrevistas, presentaciones, y debates públicos. Además, a mediados del año pasado, Rocío publicó su libro ¡Que le den a la ciencia! (2019), donde pasa revista por algunas de las ya mencionadas tomaduras de pelo pseudocientíficas. También es una feminista que ha estudiado la desigualdad de género en la ciencia y la divulgación (sí, amiguitos, aún existen prejuicios contra las mujeres en la ciencia), a la vez que es una interesante crítica de ciertas tendencias feministas, como el lenguaje inclusivo o la discriminación TERF. Si tuviera que describir a la gata de Schrödinger en una palabra, diría: incansable.
Rocío ha comentado en varias ocasiones que puede entender personalmente a los creyentes en pseudociencias, supersticiones y religiones (sí, también declara que Dios ha muerto), pues ella misma era seguidora de distintas maguferías, como las pulseras magnéticas y pseudoterapias varias. Muchos que nos consideramos escépticos, de hecho, comprendemos igual el tema pues alguna vez fuimos magufos también. La clave se encuentra en no conformarse con creer, sino en tener la suficiente curiosidad por saber qué tan bien fundadas se encuentran las creencias personales. Y esto último incluye aceptar cuando uno se equivoca, tal como Rocío Vidal lo ha hecho en su respectivo momento, aceptando sus errores en divulgación científica. Recientemente, Rocío ha publicado un video donde expresa una serie de problemas tanto por los haters (criticar el lucrativo negocio de las pseudociencias siempre trae a sus legiones de fans de a gratis), como por la demonetización de sus videos, debido a que trata con problemas demasiado polémicos para YouTube, llegando incluso a cuestionarse sobre si debe continuar con su canal. No soy un psíquico, pero observando la trayectoria de Rocío (corta, pero muy productiva y con mucho contenido), puedo apostar a que solucionará sus problemas (ya empezó, al crearse una cuenta en Patreon) y continuará con uno de los canales de cultura científica más importantes del mundo hispanoparlante.

La lucha por el planeta

Tal vez no se ha dicho las suficientes veces: el calentamiento global es una emergencia mundial, el mayor problema social al que se enfrenta la civilización entera. Estamos hablando, como alguna vez lo dijo Asimov, de "algo que afecta a toda la Tierra. Problemas que trascienden naciones. Es importante que el mundo se una para enfrentar los problemas que nos atacan como uno." En serio quiero pensar que es la falta de veces que se ha dado este mensaje, pues no termino de creerme que a día de hoy, los políticos insistan en debatir, y algunos tan cínicos en negar la urgencia del problema. La ciencia del clima no ha dejado espacio para ninguna duda razonable: el calentamiento global es real, y es principalmente causado por la actividad humana, sobre todo por la quema masiva de combustibles fósiles que viene principalmente de un puñado de empresas, casi todas ubicadas en el "primer mundo". Esos son los hechos, aunque no les gusten a muchas personas. Estos no son hechos recientemente descubiertos, sino que los científicos y activistas medioambientales llevan al menos cuatro décadas gritándoselo en las orejas a políticos y empresarios. Lo que es más, sabemos que algunas empresas sabían esto desde hace mucho, y se esforzaron por ocultar y retrasar las acciones sociales.
Los activistas climáticos suelen ser aún más desconocidos que los divulgadores de la ciencia habituales. Es decir, tal vez todos hemos escuchado de Greenpeace, pero puede ser algo difícil de recordar el nombre concreto de personas que han dedicado su vida a entender y denunciar este fenómeno. Aún así podemos contar a Ben Santer, Mario Molina, Michael E. Mann, Richard Alley, Al Gore, James Hansen, John Cook o Wallace Smith Broecker, como algunos de los hombres más importantes en esta lucha. Pero si es difícil pensar en activistas climáticos hombres de nuestro tiempo, lo suele ser aún más pensar en mujeres. Puede uno buscar un poco en los recuerdos (y en internet), y encontrarte unas pocas personalidades como Susan Solomon, Gabriele Hegerl, Diana Liverman, Sheila Watt-Cloutier, Katharine Hayhoe, Ángela Posada-Swaford, o las ya nombradas Eugine Scott y Naomi Oreskes. Pero en años recientes ha surgido un nuevo rostro que, en palabras del climatólogo Michael Mann, está demostrando, "en el espacio de un año, más potencial de liderazgo que el Presidente [de EEUU] en toda su vida".

¿Necesitas que te diga quién es? Tal vez no.
Pero tal vez sí necesitas saber por qué te pone
el ejemplo.

Greta Thunberg. Lo más seguro es que estaban pensando que al hablar de "niñas" que le ponen el ejemplo a tu tío boomer, era más que justo y necesario el hablar de aquella de la que todos hablan hoy en día, el rostro de la defensa del planeta Tierra, la sueca Greta Thunberg. Como recordarán, hace unos meses ya hablábamos sobre Greta por este blog, defendiendo que, si bien es verdad que como activista puede equivocarse en puntos importantes (como aquello que tiene que ver con la energía nuclear y su papel para paliar el calentamiento global), lo cierto es que la activista de 17 años es una pieza importante en la lucha para frenar el calentamiento global, divulgar la ciencia detrás del cambio climático y combatir el negacionismo científico.
Muchos de los que han criticado a Thunberg lo han hecho desde la más completa ignorancia (y eso incluye algunas personas que creen manejar sus vidas a partir de "la lógica y los hechos"), afirmando que una niña no puede pretender solucionar un problema tan completo como el calentamiento global. Es verdad, pero Greta en ningún momento se ha autoproclamado como la genio que busca resolver este problema, es más, ella misma ha dicho que no puede solucionar el problema (¿Cuán mezquino debes de ser si estás esperando que solucione aquello que nadie ha podido solucionar?). Lo que sí puede, y por lo que le ha valido el apoyo de la comunidad científica y activista climática, es levantar la voz y hacerse escuchar.
El activismo de Greta comenzó con una huelga simple e individual de no asistir a clases cada viernes, como protesta sobre la poca acción que se ha llevado contra el calentamiento global. Este humilde acto comenzó a viralizarse hasta que se llegó a conocerse como los "Fridays for Future", una de las manifestaciones pacíficas más comentadas en los últimos tiempos. Algunos han menospreciado la labor de Greta como activismo que se encuentra en un callejón sin salida. Puede ser que la generación de Greta Thunberg no logre terminar el cambio necesario para frenar el calentamiento global (lo que sería muy triste, resultado de una larga cadena de malas decisiones de nuestra generación y de las pasadas), pero sin duda ha ampliado el camino para que las futuras generaciones continúen luchando por la causa, por ser escuchados, y porque los gobiernos comiencen por hacer algo. Aún después de ser nombrada persona del año por la revista Time, por estar actualmente nominada al Nobel de la Paz y por ser apoyada por los grandes científicos del clima, muchos no parecen haber entendido cuál es el origen del éxito de Greta Thunberg. La revista Nature (que la nombró una de las 10 personalidad más importantes para la ciencia en 2019) lo explicó de forma sencilla, y aquí vuelvo a reproducirlo (subrayado es mío):
<<"Algunos se preguntarán por qué una adolescente debería obtener más crédito y atención por lamentarse públicamente de un conocido dilema que la mayoría de los investigadores climáticos por años de duro trabajo y esfuerzo", dice Sonia Seneviratne, científica climática del Instituto Federal Suizo de Tecnología en Zurich. Pero Thunberg es sincera y su indignación sin adornos, y eso es poderoso, dice Seneviratne. "Como científicos, normalmente no nos atrevemos a expresar la verdad con tan sincera simplicidad". 
Muchos investigadores elogian a Thunberg en particular por centrar su atención en el cambio climático y sus impactos catastróficos. Lo que ha logrado debería motivar a los investigadores climáticos a continuar con su ciencia a pesar de la lenta acción política, dice Seneviratne. 
"Greta ha inspirado a los científicos junto con activistas y formuladores de políticas", dice Angela Ledford Anderson, directora del programa de Clima y Energía de la Unión de Científicos Preocupados en Washington DC. En julio, la canciller alemana, Angela Merkel, anunció medidas radicales para reducir las emisiones de carbono, y reconoció que las protestas que Thunberg encendió "nos llevaron a actuar". 
Pero tal vez la mayor influencia de Thunberg estará en la próxima generación de científicos, dice Anderson. "Su movilización de los jóvenes muestra que la generación en ascenso espera que la ciencia informe la política", dice ella, "y puede inspirar a muchos a convertirse en científicos ellos mismos".>>

Educación, tolerancia y paz, derechos para todos

Hasta aquí hemos hablado de activistas de la ciencia, la razón y el futuro del planeta, pero sus luchas se han movido relativamente bien, en un contexto pacífico y libre de amenazas a su vida o su libertad. Por desgracia, ese no es el caso de muchas mujeres y niñas en todo el mundo. Hoy en día existen lugares donde querer estudiar, para una mujer, puede ser motivo suficiente para someterla a los peores castigos o incluso para matarla por hereje. La discriminación por cuestiones raciales, étnicas, religiosas y de género siguen existiendo en 2020, lastimando y matando a muchas personas. Tal vez, como algunos apuntan, nuestro tiempo es el mejor en la historia para vivir, pero esto sigue siendo un mensaje hueco para millones de personas que exigen paz y son violadas; que exigen educación y les responden a tiros; que buscan huir de teocracias fundadas en el más retrógrado sentido de pensamiento fanático y medieval, y terminan asesinadas públicamente. Tal vez, si quisiera enlistar a las mujeres que han sido víctimas de lo anterior, sería la primera en este artículo que rebasaría a la de los hombres, por eso es que apelo a su empatía, memoria y consciencia sobre la gravedad del asunto.
Aquí el activismo es un ejercicio de alto riesgo, y no muchos sobreviven al mismo. Existen unas pocas sobrevivientes de tan atroces crímenes que han tenido la suerte de exponer el infierno en que llegaron a estar, y siguen teniendo el coraje de denunciarlo, de luchar contra el fanatismo, la teocracia y el patriarcado, no con armas, sino con sus derechos y su voz. Una de esas niñas se ha vuelto la inspiración de millones y la esperanza de muchas más.
Malala y la educación como arma contra el fanatismo. Malala Yousafzai es un nombre tan conocido en nuestra cultura popular, que con frecuencia se olvida por qué una niña como ella se volvió tan importante. Lleva el nombre de una heroína afgana, Malalai de Maiwand, famosa por reunir combatientes contra las tropas británicas en 1880, durante la batalla de Maiwand. Como siempre, para ubicar correctamente quién es Malala y por qué importa saberlo, hace falta el contexto histórico. El de Malala se sitúa en la Pakistán de la primera década del siglo. Hija de Ziauddin Yousafzai, un educador y activista liberal, Malala nació en 1997 en el distrito de Swat, en Khyber Pakhtunkhwa al noroeste de Pakistán. Como director de una cadena de escuelas conocidas como Escuela Pública Khushal, Ziauddin permitió que su hija pudiera estudiar, algo fuera de lo común, tal como relata en una emotiva charla TED:
"En las sociedades patriarcales, justo desde el principio, cuando al nacer una niña, su nacimiento no se celebra. No es bienvenida ni por su padre, ni por su madre. El vecindario viene, da sus condolencias a la madre y nadie felicita al padre. Y una madre se abruma mucho por tener una niña. Cuando da a luz a la primera niña, se pone triste. Cuando da a luz a la segunda hija, se conmociona, y con la esperanza de un hijo, cuando alumbra a su tercer hija, se siente culpable como una criminal. No solo la madre sufre, sino la hija. La hija recién nacida, cuando crece sufre también. A la edad de cinco años, cuando debería ir a la escuela, se queda en casa y la escuela admite a sus hermanos."
Mientras son niñas pequeñas, las mujeres pueden desarrollarse con relativa normalidad y libertad, pero una vez llegan a la adolescencia, las mujeres no pueden salir ni al patio de su casa sin una compañía masculina, convirtiéndose en "el honor del hogar", el cual es "protegido" por los hombres de la casa (padre y hermanos). Pero Malala no sufrió nada de esto durante su infancia, y las escuelas dirigidas por Ziauddin nunca enseñaban estas "tradiciones" a los niños. Así, para cuando el régimen talibán se instaló, se prohibió que las niñas fueran a la escuela y recibieran educación. La mujer debía estar resguardada por su hombre y silenciarse, pues no tenía voz ni voto en asuntos políticos, económicos y sociales. Malala, inspirada en las ideas liberales de su padre, se opuso a esto, comenzando el activismo en favor de la educación de las niñas. En 2009 comenzó a escribir para la BBC un blog a modo de diario, donde describía las injusticias y crímenes de los talibanes, usando inicialmente el pseudónimo de Gui Makai, por el evidente peligro de filtrar información del gobierno talibán.

Malala cuenta la historia que muchas
niñas y mujeres no tuvieron la oportunidad de contar.

El 9 de octubre del 2012, Malala fue atacada en su autobús escolar por el grupo terrorista TTP , vinculado al régimen talibán. Los escritos de Malala habían molestado a los talibanes, quienes se ocuparon de hacer volar varias escuelas de la región, prohibiendo televisión, radio, educación para niñas y el que las mujeres salieran al mercado. La "niña de los ojos bonitos", como también se suele conocer a Malala de este lado del globo, sobrevivió al atentado (recibió dos tiros graves: uno en la garganta y otro en la frente), convirtiéndola en una heroína y un símbolo de libertad y esperanza. Para 2013 se le concedió el Premio Internacional de la Paz Infantil, y en 2014 fue galardonada con el Nobel de la Paz (la más joven ganadora de un Nobel en la historia). Malala ha contado su historia en documentales, entrevistas y decenas de discursos alrededor del mundo. También cuenta con dos libros biográficos publicados (en coautoría con Christina Lamb: Yo soy Malala, del 2013; y junto a Patrick McCormick: Malala. Mi historia, del 2015). Lo importante de la historia de Malala, tal como ella misma afirma, no es que sea una historia especial sino que, por desgracia, se trata de una historia bastante común para millones de niñas y mujeres sometidas a las teocracias fundamentalistas del Islam.

Una lección de la historia para el futuro

Aunque cada una de las chicas aquí nombradas representan distintas caras de la inspiración para cientos, miles o millones de mujeres en el mundo, no hay que olvidar que las mujeres apenas gozan de la oportunidad de crecer, de dar a conocer su pensamiento, y no en todas partes es bien recibido el mensaje. Tal como Ziauddin Yousafzai declaraba en su charla TED, "si echáramos un vistazo a la historia de la humanidad, la historia de las mujeres es la historia de la injusticia, de la desigualdad, de la violencia y la explotación." La lucha por los derechos de las mujeres no solo se trata sobre la lucha jurídica de la igualdad de la mujer, sino que también es una lucha contra el prejuicio, la tradición y el machismo incrustado en la cultura como algo socialmente aceptable e incuestionable.
También se ha comentado con insistencia aquí sobre la desigualdad en las disciplinas STEM y en el activismo racionalista, pero no debe olvidarse que éste es un fenómeno social del que no se comprende completamente todas sus causas. Aunque algunos (incluso quienes simpatizan con el feminismo) señalan variables biológicas y psicológicas que explicarían en parte por qué las mujeres, en veces, no se interesan por la ciencia, tampoco deben olvidarse las variables históricas y culturales, así como las variables internas de las comunidades de investigadores, donde algunos estudios parecen señalar errores y prejuicios contra la mujer desde el mundo académico.
Como los historiadores del género lo saben, se puede llenar una enciclopedia completa con los nombres de mujeres que luchaban contra esto y que hoy día lo siguen haciendo. En este día es común que muchos portales dediquen un escrito a luchadoras indígenas, de la autonomía de la mujer, del feminismo radical, de las manifestantes de principios del siglo pasado, de las mujeres negras, etc. Se trata de una historia que me sobrepasa en conocimiento (y hay que admitir que muy seguramente, aún, en entendimiento). Pero es una que vale la pena ser aprendida para continuar en las luchas de las causas justas, como lo son las principales luchas del feminismo de ayer y ahora.

Greta Thunberg y Malala Yousafzai demostrando, en una sola foto,
que hay esperanza en un mejor futuro.