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Publicado el 14 octubre 2020 por Jimmy Fdz

Cazador X es seguramente mi animé favorito, de la infancia, de la adolescencia y de todo lo que ha venido después. Con frecuencia me encuentro viendo de nuevo sus episodios, no necesariamente desde el principio, a veces un arco argumental, a veces otro, por lo general toda la parte de la Nueva Ciudad de York, desde que Kurapika va a la mansión Nostrade para ser contratado como guardaespaldas, que debe ser el episodio 47 o 48, hasta que todo el conflicto con el Genei Ryodan concluye (momentáneamente), en el episodio 70. Todo este asunto con las mafias, las subastas del bajo mundo, la ciudad que nunca duerme, las Arañas sembrando el caos, los asesinos profesionales intentando cazar a las Arañas, y los secuestros e intercambios, entre otros elementos, son tan pero tan geniales, absolutamente geniales, no tienen fisuras, no tienen fallas. Y durante este tiempo en el que no he visto películas, por supuesto, me puse a ver el animé de Cazador X (para mí, el único animé, no la otra versión más reciente, más suave, más colorinche, más basura y mal dirigida), esta vez de inicio a fin. Luego lo vi de nuevo, pero en japonés, con subtítulos en español, algo que jamás había hecho y que me permitió conocer nuevas dimensiones de la genialidad de dicha adaptación. Para terminar, claro, me dije que tenía que leer el manga, escrito y dibujado por Yoshihiro Togashi. Me puse al día y de inmediato me convertí en esa tribu de personas que mueren de impaciencia ante la poca regularidad que tiene Togashi para publicar su obra maestra.

Antes que todo, ¿por qué fascina tanto Cazador X? La base de esta fascinación, pienso yo, tiene que ver con su mundo, el mundo creado por Togashi. Un mundo de fantasía, en donde los continentes son los mismos que los nuestros, pero ordenados (o desordenados) de distinta manera en el, ejem, globo, y dentro del cual hay criaturas mágicas, flora y fauna fantástica, como de ensueño y de pesadilla a la vez, además de la existencia del Nen (básicamente, administrar la energía vital que emana de nuestra propia existencia o cuerpo, y que vamos aprendiendo a medida que los episodios avanzan), que permite a las personas vivir más y conservarse mejor (personas que no conocen Nen no pueden dominar o controlar esta energía vital, la que simplemente sale de nosotros, mientras que los conocedores de Nen, que pueden controlar o dominar esta energía, son capaces de mantener esta energía consigo mismos, como rodeándolos, energía que no escapa y que, entonces, permite que el cuerpo y mente humanos no se deterioren como en aquellas personas cuya energía esta dispersa en cualquier lugar menos en sus cuerpos), aparte de desarrollar toda clase de llamativas y peligrosas aunque también útiles habilidades. Un mundo de locos, ¿no? Sin embargo es un mundo plausible y verosímil. ¿Por qué? Porque aunque todo lo anterior parezca de locos, este mundo es, en esencia, un mundo como el nuestro, con grandes metrópolis en donde lo que mueve a las sociedades es el dinero, o la sed de fama y poder, bajo gobiernos autoritarios o democráticos o monárquicos, o aislados lugares en donde la vida corre más lenta, lejos de las tecnologías y el mundanal ruido, con personas que viven del fruto de sus manos, de sus piernas, de sus cuerpos que trabajan lo que la naturaleza ha creado, en su inmensa e indiferente sabiduría. Es un mundo como el nuestro, sólo que los personajes viven en lo desconocido para nosotros, viven en perpetua aventura, aventurándose en aquellas zonas oscuras a donde la imaginación y el interés del humano promedio no llega, si bien Togashi arroja una luz sobre esas zonas desconcidas y nos dicen que existe. ¿Y por qué sigue siendo verosímil? Porque a pesar de todo eso, sus personajes son humanos y tienen motivaciones humanas: Gon, el bonachón y bobalicón muchachito que protagoniza la historia, quiere conocer a su padre, y entiende que la mejor manera para poder hacerlo es convirtiéndose en un Cazador, razón por la cual va a tomar el examen de cazador. Ahí conoce a Leorio, un tipo que quiere ser Cazador para tener mucho dinero (los pocos que llegan a ser Cazadores pueden tener mucho dinero, ser Cazador es de un status superior a muchas cosas en el mundo), aunque luego sabemos que quiere ser doctor y que ese dinero es para poder pagarse la carrera de medicina, que en ese mundo, como en el nuestro, no es nada barata. Kurapika quiere venganza: quiere vengar a los miembros de su tribu, asesinados por el Genei Ryodan, ladrones despiadados cuya leyenda negra recorre el mundo como un escalofrío (y luego vamos conociendo a los miembros del Ryodan). Y Killua, miembro de una famosa y conocida familia de asesinos, los Zoldyck, que ya no quiere ser más asesino y que encuentra en Gon la posibilidad para ser una persona común y corriente, una persona como Gon, alegre y feliz. Y no son los únicos, y todos los personajes que vamos conociendo son tridimensionales, en mayor o menor medida tienen una dimensión de fondo que los hace plenamente verosímiles o reales, porque se nota de inmediato que viven en ese mundo que también se siente real, no son meros instrumentos argumentales, son seres vivos que enseñan y aprenden a y de los protagonistas, porque, como en el mundo real, nadie tiene todas las respuestas, y todos sabemos y desconocemos cosas, todos tenemos la capacidad de sorprender y sorprendernos. Y con esta calidad de personajes, las tramas y aventuras que viven son fenomenales y geniales, verdaderamente geniales, tan imaginativas como complejas: el examen del cazador con sus múltiples etapas (la maratón, la torre de los engaños, la cacería en la isla), luego ese coliseo de las peleas, y el mentado arco de la Ciudad de York, con la comunidad de la mafia y las Arañas y las subastas.

Independiente del doblaje al latino o de su original en japonés (ambos muy buenos, cada cual con sus aciertos mayores), la versión del '99 de Cazador X es magistral porque está magníficamente escrita y dirigida. Al ya mencionado cuidado con los personajes, que más allá de su mayor o menor importancia o aparición todos son reconocibles y complejos en su medida, y al gran dominio narrativo y dramático del relato (gran sentido del ritmo y del tempo), destaca una puesta en escena genuinamente cinematográfica, con apuestas formales o estilísticas acertadas y yo diría que novedosas, y muchas secuencias que son tensión pura, que te dejan sin respiración (ejem, episodio 58). La dirección destaca en todo: en su calidad para elegir los planos, para el uso de la banda sonora, para el montaje, en fin... Todo es brillante. Y oscuro. Y elegante. Ya digo que la dirección está de lujo. Y a medida que la trama avanza vamos conociendo la oscuridad de este mundo que comienza como una ensoñación infantil, como un infantil impulso de dejarse llevar por la belleza de este mundo inofensivo, pero que inevitablemente muestra sus crueles garras, sus rostros tenebrosos, que nos miran de frente con sus ojos como abismos, abismos negros, abismos que son un grito sordo, un grito que es más bien un latido desesperado y agonizante. Como el mundo de los adultos, en donde ya no hay sueños, a lo más, sólo aspiraciones, y la felicidad sería sólo un cúmulo de satisfacciones cada vez más sedientas. Esto alcanza su punto cúlmine en la Ciudad de York, amén de su violento y negrísimo caos de tramas en donde sólo caben la ambición, la venganza, la ira, el deseo de matar, el engaño, etc..., aunque entre medio, a veces de fuentes improbables, vemos resplandores de amistad y lealtad, difíciles de mantener con vida en un infierno de violencia y de muerte, pero que ahí están, cuando parecían perdidos, cuando al inicio parecían ser todo lo que había.

Y bueno, el manga, el maldito manga. Qué más decir, si todo lo anterior nace de la genialidad de Togashi. Bueno, el animé del que les habló (con sus setenta episodios) cubre hasta lo de las Arañas. Luego viene la Isla de la Ambición, el arco de las Hormigas Quimera, la elección del nuevo presidente de la Asociación de Cazadores y en donde actualmente se encuentra el manga: la expedición al Continente Oscuro que a la vez narra la Guerra de Sucesión. Me gustó la parte de la Isla de la ambición (o GREED ISLAND), es casi puramente aventura, como un videojuego, es decir un MMO-RPG versión vida real y con Nen, algo más simple en comparación a todo lo anterior (como les dije, todo lo de Yorkshin es una obra maestra en sí misma), pero aún así plenamente disfrutable y con momentos gráficos de gran calidad, si bien en algunos números puede apreciarse ciertos notorios bajones en los dibujos de Togashi (que es un autor total: lo hace todo, se niega a tener asistentes, y yo lo apoyo, lo apoyo totalmente, aunque esto signifique poca regularidad en las publicaciones: la integridad lo es todo en un mundo en que la obediencia es rey), a veces como si no hubiesen pasado de la etapa de bocetos. Luego, claro, los dibujos se corrigen cuando los números son reunidos en los tomos. El arco de las Hormigas Quimera me gustó, especialmente su inicio, cuando todo este rollo con estas poderosísimas criaturas tiene un cariz algo antropológico, pues comienza como una especie de investigación/exploración científica dentro de las fronteras de unos países aislados del resto del mundo (nuevamente, se mezcla lo fantástico con lo "realista", con el retrato, ficticio claro, de un tipo de sociedad que refleja el mundo de nosotros), que arroja la terrible existencia de estas criaturas que se alimentan de otras criaturas, adquiriendo las habilidades y características físico-mentales de las víctimas, por lo que estas putas hormigas no tardan en aprender el Nen, con catastróficas consecuencias. Debo decir que a medida que avanza este arco, que sigue siendo bueno, no me interesaba tanto porque se aleja o distancia un poco del componente "real" que Togashi le imprime al mundo. De repente todo es "demasiado" fantástico, con enemigos que salen por montones y peleas que no terminan nunca (a diferencia de todas las peleas de antes, sí muy realistas en su desarrollo más allá de si usan Nen o no), aunque como dije, tiene el sello de calidad de Togashi, si bien acá los problemas gráficos son aún más notorios e incluso sangrantes. Luego viene la elección del nuevo presidente de la Asociación de Cazadores. Además de su escueta extensión (20 números), me gusta que aún en este mundo de Cazadores y habilidades sobrenaturales, estos tipos aún tengan que vérselas con las burocracias. Desde luego, en este arco ocurre lo de Killua y su hermana Alluka y Nanika, y la casi muerte de Gon, pobre Gon. Y luego del arco de la elección de presidente, la expedición al Continente Oscuro.

No les puedo decir qué demonios es el Continente Oscuro, pero se van a sorprender. Es un nuevo giro de imaginación que aumenta de manera escalofriante el mundo de Cazador X. Desde el número 340 al actual 390 (que se publicó hace más de un año), no han habido bajones gráficos. Al contrario, la calidad gráfica es magnífica. Brutalmente magnífica. Es de una calidad gigantesca, y se nota que Togashi le tiene especial cariño a este doble arco argumental, que por lo demás muestra la tan ansiada pelea entre Hisoka y Kuroro. La parte del Continente Oscuro no se las puedo decir, pero en esta expedición que ya comenzó (y cuyas implicaciones políticas nuevamente muestran el interés de Togashi por aunar su mundo de fantasía con las mecánicas y dinámicas reales propias de nustro mundo), dentro del barco con forma de ballena, ocurre el otro arco argumental: la Guerra de Sucesión. Resulta que la expedición la financió el Rey del Imperio de Kakin, hasta ahí les puedo decir. Este Rey tiene nueve esposas legítimas con catorce hijos legítimos, todos, independiente de sus sexos, candidatos al trono. El Rey de Kakin aprovecha el viaje al Continente Oscuro, es decir el viaje dentro de este barco ballena, para determinar quién le sucederá en el trono. Y el mecanismo es macabro: una guerra a muerte: el último hijo sobreviviente, será el próximo Rey de Kakin. Togashi dijo que una de sus películas favoritas es Alien, de Ridley Scott. Acá se ve cómo desarrolla la parte que le gusta: la de los personajes que van muriendo uno a uno. El nivel de complejidad del entramado argumental es soberbio, y ciertamente arriesgado. La acción, que está presente, sin embargo se reduce frente al componente dialéctico y reflexivo. Esta es una intriga, una red de complots. Y, de hecho, hay una serie de reglas para esta Guerra de Sucesión, y casi todas ellas restringen la violencia. Sí, es una guerra a muerte, pero los príncipes no pueden matar a otros príncipes, tampoco pueden hacerlo sus subalternos; si son descubiertos, serán ejecutados. Y sin embargo debe quedar sólo uno con vida antes de que el barco ballena arribe al Continente Oscuro. Deben ingeniárselas. Y así, hay gran cantidad de texto, de planificaciones, de estrategias, en fin... Como Death Note, más o menos, ejemplo para ilustrar el punto, aunque ambos animés tengan sus diferencias. Vuelve la humana oscuridad (más que la grandilocuente violencia de seres no humanos), la corrupta humanidad vuelve como motor narrativo. El Nen entra en juego igual. Todo es como un laberinto. La planificación de Togashi es rigurosa, escalofriantemente rigurosa, y aún así no hemos visto todo, todo su potencial. De los protagonistas principales y originales, acá toma la batuta Kurapika, que se une como guardaespaldas de la hija menor del Rey (apenas un bebé) para poder averiguar más sobre los ojos rojos de los miembros de su tribu (el Genei Ryodan mató a esa tribu por sus ojos: se vuelven permanentemente rojos cuando mueren, objetos dignos de coleccionistas de partes humanas, que se comercializan a gran valor en el mercado negro), que según oyó, están en poder de uno de los príncipes. Así, cada príncipe tiene su bestia nen, su propia red de guardaespaldas y espías y en fin... Una amplia red de personajes y tramas y subtramas, con presencia del Genei Ryodan nuevamente (aunque, por ahora, no tengan nada que ver con Kurapika... más bien con Hisoka, a quien no se ha visto), de otras familias mafiosas y más, mucho más. Una verdadera genialidad, con una calidad de dibujos sobrenatural. Togashi se ha superado todavía más en ese aspecto. Ningún número, ninguna página muestra fallas o falencias: es 100% perfecta en todo sentido. Yo creo que Togashi se había aburrido un poco de las Hormigas Quimera, dudo que le pase lo mismo ahora, se nota que está en un terreno más suyo (porque, como ya he dicho, su otra gran obra maestra en sí misma es el arco de Yorkshin, y este arco de la Guerra de Sucesión está en esa línea). Soy ahora una rata que se muerde las uñas esperando el regreso de las publicaciones. Ardo en deseos de ver cómo se desarrolla esta guerra de sucesión. Togashi va a sorprendernos más aún, va a romper moldes, va a seguir empujando límites. Este arco argumental (más el de la expedición al Continente Oscuro) hará historia. Escrito queda.

Y de regalo les dejo esta imagen que me gusta un montón, y que si ocurre un milagro, espero poder copiar algún día.

Me he alargado un montón y me da pereza revisar. Si tengo faltas de ortografía y de redacción, perdónenme. Si esos errores son muy terribles y no se entiende nada, por favor díganmelo y ahí sí que lo corrijo. Como siempre, gracias por seguir visitando este rincón. Y lean/vean Cazador X. Ya verán la manera en que caerán fascinadas/os por este mundo creado por el genio de Togashi. Adoro Cazador X. Me apasiona Cazador X.

Y les dejo un poco más de imágenes, aprecian esa calidad, oh:

Y si quieren ver/saber un poco más: busquen cómo son las bestias nen de cada príncipe (y del Rey) de Kakin. Sus diseños son... wow. Ya verán.