Un niñito precioso de enormes ojos y largas pestañas, que lloraba con desesperación, pero que te clavaba una profunda mirada con la que te contaba todo.
Ese enanito perfecto y diminuto, ha dado paso un niño con alma de adulto que razona de manera elocuente desde que comenzó a hablar.
Mi hijo siempre fue y siempre será mi primer y gran maestro,aunque no el único, pues su hermana se afana concienzudamente en enseñarme cosas de mi misma que desconocía.
Él fue el primero en obligarme a buscar respuestas, cuestionarme y re-inventarme casi ,casi cada día, para ser siempre la versión mas nueva y mejorada de mi misma (aunque a veces sea yo la que no lo es capaz de ver).
Felicidades hijo mío, te deseo toda la felicidad que mereces y que a lo largo de los proximos 365 días, todos tus deseos se cumplan.