A veces, incluso con la mejor intención, repetimos conductas que terminan afectando el bienestar emocional de nuestros hijos. No porque no los amemos, sino porque actuamos desde patrones que ni siquiera reconocemos.
Este post surge a raíz de la lectura de un artículo publicado en Parents.com — “9 toxic parenting habits that are hurting your child’s development”—, con el que comparto gran parte de la mirada. Por no decir la totalidad.Desde mi experiencia en psicología infantil y orientación familiar, quiero ir un poco más allá de señalar lo que las familias hacemos “mal”. Porque no basta con saberlo: necesitamos comprender de dónde vienen esos patrones, qué heridas, creencias o miedos los sostienen.
Muchas de estas conductas tienen raíces profundas en nuestra propia historia: en los esquemas emocionales que, como explica Jeffrey Young, se forman en la infancia y siguen influyendo, de manera más o menos consciente, en cómo nos relacionamos con nosotros mismos y con quienes más queremos.
En este artículo- No reconocer que tu hijo tiene su propio camino
- Poner al hijo en medio de los conflictos de pareja
- Invalidar lo que siente o percibe
- Controlar en exceso
- Usar la culpa como herramienta
- No gestionar las propias emociones
- Comentarios sobre cuerpo o alimentación
- No marcar límites claros
- Comentarios sobre su “presencia”
1·No reconocer que tu hijo tiene su propio camino
Detrás de este hábito suele haber amor y miedo a la vez. Amor, porque queremos lo mejor para ellos. Miedo, porque a veces no confiamos en que puedan hacerlo a su manera. Cuando intentamos que vivan la vida que nosotros hubiéramos querido, corremos el riesgo de apagar su voz interior.
Claves para transformarObserva qué le ilusiona, escucha su ritmo y acompáñalo sin imponer.
Desde la psicologíaPromover la autonomía y la autoescucha fortalece la identidad y la seguridad emocional.
Lectura recomendada: Cómo fomentar la autonomía en los niños
2·Poner al hijo en medio de los conflictos de pareja
Hacerle sentir que debe elegir “bando” o que tiene que mediar entre adultos genera una carga emocional enorme. A veces ocurre sin darnos cuenta, especialmente cuando la pareja atraviesa momentos de tensión o distancia.
Claves para transformarProtege su lugar de hijo; los conflictos de pareja no deben gestionarse a través de los niños.
Desde la psicologíaLa neutralidad afectiva y la estabilidad emocional son pilares de la seguridad interna.
Lectura recomendada: Cómo la terapia de pareja puede ayudar en la crianza y educación de tu hijo
3·Invalidar lo que siente o percibe
Frases como “no fue para tanto” o “te lo estás inventando” minan la confianza del niño en su propia percepción. Cuando negamos lo que siente, no le enseñamos a gestionar la emoción, sino a desconectarse de ella.
Claves para transformarEscucha, valida y acompaña: “Entiendo que para ti fue difícil”.
Desde la psicologíaLa validación emocional no significa estar de acuerdo, sino reconocer la vivencia.
Lectura relacionada: Desde qué emoción educas a tus hijos
4·Controlar en exceso
Supervisar cada paso, decidir con quién se relaciona o qué debe estudiar puede ahogar su crecimiento. El control suele nacer del miedo: miedo a que sufran, a que se equivoquen o a perder el rol de referencia.
Claves para transformarDiferencia entre proteger y controlar. El exceso de control suele nacer de la ansiedad del adulto.
Desde la psicologíaLa confianza y los límites coherentes construyen autonomía y responsabilidad.
Lectura recomendada: Si educar no es controlar, ¿por qué necesitamos controlar tanto a los niños?
5·Usar la culpa como herramienta de crianza
Decir “después de todo lo que hago por ti” o “si me quisieras, lo harías” genera relaciones basadas en el miedo y no en el vínculo. La culpa, aunque parezca un modo de hacer reflexionar, solo alimenta el resentimiento o la sumisión emocional.
Claves para transformarSustituye la culpa por la responsabilidad: “Confío en que tomes una buena decisión”.
Desde la psicologíaCriar desde la culpa debilita la autoestima; criar desde la responsabilidad la fortalece.
Lectura relacionada: El sentimiento de culpabilidad en los niños
6·No gestionar las propias emociones
Las explosiones de ira, el silencio prolongado o la incoherencia emocional desestabilizan al niño. Criar desde el cansancio o la culpa nos desconecta de la empatía, y eso también deja huella.
Claves para transformarRevisa tus propias heridas. Cuidar tu salud emocional también es cuidar la suya.
Desde la psicologíaLos hijos aprenden a autorregularse observando cómo lo hacen sus padres.
Lecturas relacionadas: Me siento la peor madre del mundo · Desde qué emoción educas a tus hijos
7·Comentar sobre el cuerpo o la alimentación del hijo
Aunque parezcan “bromas”, los comentarios sobre el peso, el cuerpo o la forma de comer pueden dejar una huella profunda. En la infancia, esas palabras pueden transformarse en vergüenza, y en la adolescencia, en rechazo hacia sí mismo.
Claves para transformarHabla de salud, energía y bienestar, no de talla ni apariencia.
Desde la psicologíaCriar con respeto corporal es criar con respeto a la persona.
8·No marcar límites claros
La sobreexposición, la falta de intimidad o los límites difusos pueden confundir y desorientar. Un límite no es una barrera, es una guía segura que sostiene y estructura.
Claves para transformarLos límites sanos son una forma de amor y protección, no de control.
Desde la psicologíaLa seguridad emocional se construye en la combinación de afecto y contención.
Lectura recomendada: Disciplina, límites y normas: algunas claves
9·Hacer comentarios sobre cómo “su presencia” afecta a los demás
Frases como “siempre alteras el ambiente” o “cuando tú estás, todo se complica” son profundamente dañinas. El mensaje que recibe el niño no es sobre su conducta, sino sobre su valor como persona.
Claves para transformarHabla del comportamiento (“esto no fue adecuado”), no de la identidad (“tú eres un problema”).
Desde la psicologíaEl mensaje que más necesitan oír los hijos es “tu presencia importa”.
Reflexiones finales
No se trata de ser padres perfectos, sino de padres conscientes
El simple hecho de reconocer un patrón ya es un paso enorme hacia el cambio.
Pregúntate:
— ¿De dónde viene esta forma de actuar?
— ¿Qué parte de mí está hablando cuando reacciono así?
Reparar también educa. Decir “lo siento” o “quiero hacerlo mejor” enseña vulnerabilidad sana y modela empatía.
Para seguir profundizando
Te recomiendo mi libro Mi hijo me cae mal, donde abordo con honestidad y sin juicios los sentimientos difíciles que pueden aparecer en la crianza.
Ver el libro Suscribirme a la newsletter Pedir citacrianza consciente, psicología infantil, desarrollo emocional, vínculos familiares, hábitos parentales, educación emocional, autocuidado parental, esquemas emocionales, padres conscientes