98 años del natalicio del cardenal landázuri

Por Joseantoniobenito

La nota enviada gentilmente desde su face -y que agradezco- por José Miguel Villaverde Salazar, me motiva a compartirle lo que escribí en "Arequipa al día" con ocasión de su deceso el 16 de enero de 1997.

José no está disponible 954-1989 Juan Landázuri Eminencia Juan Landázuri: Sus últimas palabras radiadas por Radio Programas quedarán para nosotros como un Testamento de Esperanza. Ningún rictus de dolor, nada de su cáncer. Sólo le preocupaba la situación de los más necesitados, en ese momento los rehenes de la Embajada del Japón, para los que tuvo palabras de consuelo al tiempo que instó a los terroristas del MRTA a deponer las armas y a buscar la paz. Guardamos también el recuerdo con motivo de su última visita a su tierra, con motivo de la toma de posesión del nuevo arzobispo, Monseñor Luis Sánchez-Moreno; cómo se prodigaba con sus paisanos, no acababa de salir de la catedral pues todos querían saludarle y recibir su bendición.

Tuve ocasión de saludarle en Lima con motivo de la fiesta del Papa. Le obsequié con un librito sobre santo Toribio Mogrovejo y como agradecimiento me invitó a conversar en su casa. La entrevista no pudo llegar a realizarse por sus achaques, pero a mí me bastó con su sonrisa agradecida. También en Mayorga-Valladolid, la patria del santo arzobispo, se acuerdan perfectamente de su visita en 1964; todos sabemos de la devoción que tuvo por su santo modelo; de él señaló en 1982 que fue "pastor de profunda piedad, de notable competencia en la jurisprudencia, con experiencia vivida en España en puestos de gran responsabilidad [...] Su figura de legislador y organizador, embellecido con los rasgos dulces y bondadosos del Pastor Bueno que da toda su vida por las ovejas, resplandece todavía con vívida luz que marca rutas y pautas a Pastores y fieles en esta hora en que vivimos". Parece un autorretrato de su persona. Conocemos su debilidad por el Santo Arzobispo, como lo demuestra este texto, el envío de imágenes del santo a distintos lugares como a la parroquia que lleva su nombre en Arequipa -por la Apacheta- y por ello no nos sorprendió su deseo de ser enterrado en su capilla, en la Catedral de Lima. Su recuerdo es una invitación a la altura, a subir, pero al estilo de Su Eminencia: "subir bajando"

Nació en Arequipa el 19 de diciembre de 1913. A pesar de llevar en su sangre tantos apellidos ilustres, lo dejó todo y vistió el sayal franciscano en La Recoleta y en Ocopa (provincia misionera de San Francisco Solano) tras pasar por la UNSA. Fue ordenado sacerdote el 16 de abril de 1939 y el 24 de agosto de 1952, por nombramiento del Papa Pío XII, fue consagrado obispo de Lima. A la muerte del Cardenal Guevara fue elegido por el Cabildo como Vicario Capitular el 2 de diciembre de 1954. Será Arzobispo de Lima y primado del Perú desde el 6 de mayo de 1955 hasta el 30 de diciembre de 1989, sustituyendo al primer cardenal de Perú, el también arequipeño Juan Gualberto Guevara. Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana por 33 años entre 1955 y 1988, fue designado Presidente Honorario Vitalicio. Creado Cardenal por el Papa Juan XXIII el 19 de marzo de 1962 recibió el título presbiteral de Santa María in ara coeli. A lo largo de los 34 años como arzobispo acompañó con ejemplar entrega pastoral a su pueblo, por cuyo bienestar espiritual y material trabajó generosamente, por lo que fue distinguido como Gran Cruz de Honor y Devoción de la S.M.O. de Malta. Se preocupó por la educación y los medios de comunicación para los que creó la Oficina nacional de Educación Católica y el Centro de Información Católica. Como Arzobispo de Lima creó la Misión de Lima para auxiliar a las barriadas al grito de "Por Cristo para un Perú mejor"; organizó Cáritas del Perú, colaborando en la ayuda social de Villa El Salvador y en las proximidades del Mercado Mayorista de la capital. Rn 1959 convocó y presidió el XVIII Sínodo Arquidiocesano de Lima. Durante los once gobiernos de la República supo afrontar las relaciones Iglesia-Estado con firmeza y comprensión, sobre todo como mediador de paz cuando surgió la guerilla marxista y maoísta en el Perú; ordenó a 38 obispos y participó eficazmente en las conferencias de Medellín y Puebla. Fue Vice-presidente del CELAM, Co-Presidente de la Asamblea Episcopal de Medellín, Co-Presidente del Sínodo Mundial sobre la evangelización y legado pontificio a los congresos eucarísticos de León (España) y Huancayo. Participó en la preparación, realización y aplicación del Concilio Vaticano II. Colaboró eficazmente al pleno reconocimiento de la independencia y autonomía de la Iglesia en el Perú.

No tuvo miedo a la Hermana Muerte como su Padre san Francisco por eso declaró: "Creo estar humildemente preparado para el abrazo con el Señor, porque eso es la muerte: el abrazo eterno con Dios Respecto a Santo Toribio: Han sido sus sucesores en la sede limeña los que han evaluado la trascendencia de su figura. Así, el Cardenal Landázuri, en su pastoral con motivo del IV Centenario del Tercer Concilio Limense, en 1983:"Su figura de legislador y organizador, embellecido con los rasgos dulces y bondadosos del Pastor Bueno que da toda su vida por las ovejas, resplandece todavía con vívida luz que marca rutas y metas a Pastores y fieles en esta hora en que vivimos"

En Recuerdos de un pastor al servicio de su pueblo dedica el capítulo XI la "sede de Santo Toribio de Mogrovejo". Tras una rápida semblanza, nos transmite estas confidencias personales "He leído y estudiado varias biografías del santo, porque toda su actuación mueve a emular su amor apostólico a las lamas, su fidelidad a la doctrina de la Iglesia, su fortaleza de ánimo, su magnanimidad en la empresa de predicar el Evangelio y servir a las almas. El Papa Juan Pablo II declaró a Santo Toribio de Mogrovejo patrono del Episcopado Latinoamericano, justo reconocimiento de su labor pastoral por el continente. Yo había llevado el pedido de nuestra Conferencia Episcopal al CELAM en su Asamblea General, que lo aceptó con entusiasmo y lo elevó al Papa. Todos los días he tenido presente el ejemplo de este paradigma de Obispo y he acudido a su poderosa intercesión, confiado en que así las decisiones pastorales tendrían un buen resultado, para bien de todos". (pp.55-58).

Pidió ser enterrado en la Capilla de Santo Toribio por quien tuvo filial devoción.