Los productos agrícolas tradicionales
¿Algunas vez te has preguntado qué ocurre con la manzana antes de que llegue a tus manos? La respuesta es larga y compleja. Tendríamos que investigar de qué región del mundo proviene, bajo qué circunstancias fue sembrada, quién se ha encargado de su cultivo y luego de su comercialización... Son muchos lugares, personas y procesos involucrados. Y el no menos importante es conocer la importancia de la presencia de químicos en los alimentos.Lo que es seguro es que, a menos que nos aseguremos de lo contrario, esa manzana ha sido rociada con químicos que desconocemos por múltiples motivos. La industria agrícola utiliza fertilizantes artificiales, pesticidas, herbicidas, insecticidas, toda clase de sustancias químicas nocivas cuyo propósito es maximizar la producción y, con ello, las ganancias.
Todos esos químicos con los que se rocía el exterior de la planta y la tierra en donde ésta crece, quedan en ella y, una vez que está en nuestras manos y la comemos, entran en nuestro organismo. Y nunca pretendimos consumir agrotóxicos, pero lo hacemos sin saberlo y con efectos que ni siquiera la ciencia médica puede identificar y predecir con certeza.
¿Qué alternativas tenemos a los alimentos tratados con agrotóxicos?
La primer medida que debemos tomar es la de lavar exhaustivamente todas las frutas y verduras que vayamos a ingerir. Las verduras de hojas verdes suelen ser rociadas con químicos y agentes sintéticos, por lo cual es muy importante que las lavemos muy cuidadosamente. También debemos tener especial atención a las verduras y frutas que comamos con cáscara, sean cuales sean.Pero esto es sólo un primer paso. Existen alimentos orgánicos, es decir, que nos ofrecen la certeza de que no han sido tratados con agrotóxicos y que han sido cultivados en un ambiente natural y libre de elementos químicos sintéticos. Estos alimentos saludables son una alternativa a los alimentos trasgénicos y agrotóxicos, y son los ideales en una dieta sana.
Es un hecho que suelen ser algo más caros que los productos agrícolas convencionales. Pero con un criterio adecuado podemos elaborar un presupuesto que nos permita comer la mayor cantidad de alimentos orgánicos que nos sea posible. Incluso nos daremos cuenta de que muchos alimentos procesados industrialmente son excesivamente caros y ni siquiera nos aportan nutrientes ni nada valioso para nuestro organismo.
Es hora de tomar consciencia, no solamente respecto a qué comemos, sino también acerca de la calidad de lo que comemos. El hecho de comer los alimentos saludables y de mejor calidad eleva drásticamente nuestra calidad de vida. No por nada dice el dicho “eres lo que comes”: a comida sana, vida sana.