La postiza presidenta de la Junta de Andalucía -y digo postiza porque nadie la eligió- lanza una proclama de honradez inusitada en la que por lema elige algo así como "a mi que me registren". Echa balones fuera, como si con ella no fuese la historia de los muchos escándalos que salpican a la Junta y más concretamente al Partido Socialista Obrero Español, que la única obra que conoce en el sur, es el de la corrupción y el despilfarro.
Debe llamar la atención y mucho, el hecho de que en las declaraciones en las que se autodenominaba "roja y decente" de diesen dos posibilidades, o que la Sra. Díaz desconozca el sentido de la palabra "decente", o que desconozca que su marido es uno de los señalados por beneficiarse de los famosos cursos de formación sindical. Espero que se den una de esas dos opciones porque, si se da una tercera que sería el no reconocer esos casos...apaga y vámonos.
Dice querer poner la decencia por bandera, y perdoneme, pero eso tras ir barriendo poco a poco la capa de material que ocultaba los escándalos en Andalucía y haciendo sacar a la luz el "tinglao", lo tiene un poco difícil en los tiempos que corren.
Solo espero y deseo como dice usted, que quien la hace la pague, y estoy seguro que muchos de vosotros en ellos usted, tendría que abandonar el puesto que le regalaron sin saber muy bien porque méritos, porque aunque ahora, precisamente a la vuelta de unas elecciones, quiera dar sensación de indignada, es muy tarde.
La Sra. Díaz se pone decente pero, a buenas horas.