Gattuso, Nesta, Cafú, Pirlo, Bonera, Kaká, Seedorf, Jankulovski, Costacurta, Ronaldo, Maldini, Kaladze,ida, entre otros jugadores, aleccionados por “el de las cejas vivas”, Ancelotti nos hacen volver a emocionarnos y sonreír con ese Milan.
Reinaba en Italia, aunque acabó haciendo menos ruido del esperado, y en Europa enamoraba con su perfecto juego. En ese equipo el talento sobraba, era demasiado. Un coloso italiano que mordía todo lo que encontraba a su paso. Ganaron la Champions, fueron cuartos en liga y semifinalistas en la Coppa Italia.
Con una buena plantilla, un buen entrenador y las ganas de arrasar con todo y superar obstáculos hicieron brillar su camiseta en bloque y a media Europa querer ser de los suyos.
Con sus actuaciones en Champions, donde se hizo poderoso, Kaká, consiguió además de la copa la Bota de oro. Sin embargo, San Siro no veía grandes partidos de los rossoneros. En liga no rugían tanto como en Europa. En la Serie A vivieron demasiados altibajos deportivos y salieron de situaciones difíciles. Jugadores guerreros, luchadores, de clase media pero con ganas de superarse.
Nos enamoramos de un equipo que no era tan feroz como solíamos ver en España, si no estabas enganchado a la Serie A, pero que nos alegró muchas noches y a algunos, como a mí, nos descubrió ídolos que no teníamos en nuestro país. Fue la temporada que conocí a Gennaro Gattusso, un centrocampista italiano con un carácter implacable. Un hombre de acción, en sentido literal, comprometido con su equipo y selección. Uno de esos futbolistas que es un “o lo odias o lo quieres”, dentro y fuera del campo.
Estaba naciendo en esa temporada una nueva “escuadra” que acabaría llenando portadas y noticias favorables en Italia y fuera de ella. Un bloque que, algunos de ellos, pasarían a formar parte de la selección italiana que ese 2006 ganaría el mundial de Alemania. Una temporada en la que el resurgir de aquel equipo de rayas rojas y negras hizo que muchos a día de hoy, 11 años después, queramos seguir recordándolos con simpatía. Un equipo que ya no volverá a ser quién fue, por más que se intente.
Pasan los años y da pena cómo el paso del tiempo, el dinero y el cambio en el mundo del fútbol lo arrasa todo. Nos debemos conformar con el recuerdo de haber podido conocer y vivir en el momento adecuado a este Milán. A mi me hizo conocer un fútbol diferente, cogerle cariño que hasta muchos años después no se me fue. Fui fiel seguidora del Milan durante mucho tiempo e incluso, años depués, conocí a un italiano durante mi erasmus en Roma que era tan seguidor como yo, planeamos incluso acudir a algún partido juntos, y otro con Carol (un Milan – Atleti) y pisar San Siro pero no pudo ser. Me gustaba hasta la camiseta, me parece que desde entonces no han tenido otra igual de bonita que la que lucían esa temporada. Quise conocer su campo y desde lejos lo conseguí casi 10 años más tarde, guardar en la memoria el juego de ese conjunto de jugadores y pensar que fui una de las privilegiadas que pude ver moverse por un campo de fútbol tanta figura tan buena junta.
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