En el mes de setiembre, pero un 17 y de 1945, una multitud que luego se identificarían como antiperonistas copaban las calles de la ciudad para manifestarse: su consigna era en protesta por la falta de libertades, por la amenaza "niponazifasciofalanjoperonista" que pretendía acabar con los derechos constitucionales. En realidad protestaban en defensa por las libertades individuales (avasallados por la dignificación y la organización de los trabajadores) y ante la amenaza del lider que se estaba asomando y marcaría la historia argentina: el por entonces Coronel Perón. Ese grupo multitudinario de personas perteneciente a los sectores medios y altos de la sociedad pedían la restitución de la democracia liberal, terminar con la revolución del 43 y presionar para sacar del medio a la figura popular, y por ende amenazante, de Juan Domingo Perón.Era el terror al gobierno de las mayorías, la amenaza de la transformación de dignificaba a aquellos cabecitas negras que tanto repugnaba a los sectores pudientes.
Hoy la Plaza de Mayo fue colmada por una multitud que se identifica como antikirchnerista: su consigna era en protesta por la falta de libertades, por la "inseguridad" y la amenaza "stalinistafascistacomunistachavistakirchnerista" que pretende avasallar con los derechos constitucionales, al parecer, intentando mantenerse en el poder ejecutivo por un largo tiempo. En realidad protestas en defensa de sus privilegios, de sus libertades individuales, de ese "egoismo positivo" tan chic de estos sectores tilingos que Ravi Shankar les enseña algo tan natural y evidente que es respirar. Se sienten avasallados por la dignificación de un sector históricamente postergado, por los cientos de miles de jóvenes que en distintas organizaciones militan día tras día los territorio de la patria. Temen porque el cambio está en marcha, porque la profundización del modelo no es sólo una consigna vacía y marketinera. No hay que asustarse de estos tilingos, porque a cada "marcha de la Constitución y la libertad" le llega su 17 de octubre. Y Cristina no va a aflojar, va a continuar haciendo Historia. Y tiene una multitud de soldados que la acompañan, que sólo usan las cacerolas para los comedores barriales y que saben que el legado de Néstor y de Perón descansa en la organización popular.A este proceso de transformación no lo para una multitud de tilingos desorganizados, ni tampoco la reedición de una Unión Democrática. Hay kirchnerismo para rato.