El único obstáculo que puede hallar el señor ministro a su silencio cómplice con ese machismo caqui es la Constitución, que nos reconoce como un Estado Social, Democrático y de Derecho. Es la ley de leyes la que establece la igualdad de derechos de los españoles, sin discriminación de ningún tipo, tampoco sexual. Y si una mujer –española, faltaría más- cumple los requisitos para acceder a las Fuerzas Armadas, habrá que respetarla como a cualquier militar varón de ese cuerpo jerarquizado y disciplinado, cuyo primer cometido es defender nuestra legalidad y atenerse a nuestras leyes, a las que ha de servir con disciplina y jerarquía. Si no, ¿para qué está?
Por ello, señor Morenés, haga lo mejor que sabe hacer: cállese y, si sus negocios se lo permiten, váyase. ¡Ar!