A esta tierra que es mi mare (El Cabrero 1976)

Publicado el 13 enero 2012 por Elcabrero @JoseELCABRERO

Al poco tiempo de publicar “Así canta El Cabrero” la Bélter le pidió un segundo disco y lo querían “cuanto antes”. Se llamó “A esta tierra que es mi madre” y,  tras la deficiente coordinación del anterior, le dije a Carrasco que me encargaría del contenido y de la carpeta con la intención de plasmar, con más fuerza, su personalidad. Por entonces comenzamos a escribir algunos versos y ya en este disco hay tercios añadidos a las letras de Carrasco que fueron hechos por José, poca cosa.

Decidió hacerse acompañar por Eduardo de la Malena; hacía los toques de Niño Ricardo que, con Diego del Gastor y Manolo de Badajoz, eran sus guitarristas preferidos.

Portada de la 1ª edición de “A esta tierra que es mi madre”

Con la voz más estirada y mejor técnica que en el primero, ese trabajo marcaría, tímidamente, las pautas por las que se iba a regir toda su discografía: predominio de los cantes básicos, con especial atención a las soleares, seguiriyas y fandangos; letras que podían ser autobiográficas, auténticas declaraciones de principios cantadas en cuatro versos, o descriptivas del paisaje y entorno; búsqueda de la sobriedad, tanto en el acompañamiento como en el cante y un sonido que dejaba mucho que desear y que sería una constante en todos los discos que hicimos con Bélter.

La única bambera de su discografía  (aunque en el vídeo  ponga soleá)

No era fácil dar con nosotros; Aznalcóllar está a 30 km de Sevilla,  no teníamos teléfono y, sobre todo, José pasaba los días en el campo y era muy difícil conseguir que rompiera con sus quehaceres diarios para hacer promoción. ¿Promoción qué es? No conocía el significado de la palabra y, cuando se lo expliqué, siguió sin parecerle importante alterar su ritmo diario. Aún así  la compañía se encargó de que sonara en las emisoras y salieron algunos artículos de prensa.

Manolo Barrios, en El Correo de Andalucía:Recia, brava, templada, la reciente grabación de José El Cabrero. Nos estremece por su verdad insobornable… El Cabrero es la elementalidad del alma pura, sin contaminaciones ni soplos de malos vientos. Es un niño, alto y fuerte, que canta sin querer entregarse a la confusión de un mundo deformado por odios, violencias y engaños”.

Francisco de la Brecha (Paco Vallecillo), en el diario Sur:  “… dice cantes muy en su sazón, en toda la sazón que puede exigirse a una figura incipiente, en formación… En resumen: el interés de la grabación radica, aparte la curiosidad que su intérprete pueda inspirar, en la localización de un nuevo valor flamenco con muchas posibilidades de adquirir de inmediato una apreciable y creciente cotización en un mercado tan poco fluido… Para apuntalar esas posibilidades, el aznalcollense cuenta con algo muy importante: una voz flamenca, sana y fuerte, que sabe dolerse y rasgarse. De cómo sepa administrarla dependerá mucho su definitiva clasificación en la bolsa de la flamenquería activa y profesional”.

Pierre Coullery, en La Suisse: “Es hermoso, inquietante; no es bonito ni encantador. Perturba, hiere, duele ese cante. De él surgen fuentes inagotables de poesía, torrentes imposibles de encauzar. Este andaluz, que vive en el pasado, después de viajar por esos mundos ha vuelto, sabiamente, a sus cabras. Sus quejíos y sus silencios indisponen al confort, rompen los convencionalismos y pasan de las modas, porque El Cabrero grita su verdad. Entre los jóvenes, es uno de los irreductibles que quieren salvaguardar ese canto conmovedor, el auténtico flamenco. Cierren los ojos y déjense seducir: El Cabrero canta y la noche de estremece”.


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