A falta de Batman, bien vale un James Gordon contra el crimen K

Publicado el 21 enero 2015 por María Bertoni

James Gordon es el prototipo de héroe que asiste al superhéroe. Tal vez algunos argentinos piensen en este personaje ‘batmaniano’ cuando reclaman la intervención de alguien capaz de erradicar la mafia K.

El lunes por la noche, una buena porción de ciudadanos argentinos acudió a plazas y esquinas de distintas localidades del país para repudiar la muerte violenta del fiscal de la causa AMIA, Alberto Nisman. También para expresar su adhesión a la hipótesis de asesinato -o suicidio inducido- por encargo de la Presidenta Cristina Kirchner, acaso también del canciller Héctor Timerman, desesperados por sepultar la gravísima denuncia en su contra: confabulación para “fabricar la inocencia de Irán” en relación con el atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina el 18 de julio de 1994.

Según las fotos que Clarín publicó en la sección HD de su portal, más de un manifestante diseñó pancartas con la consigna “Yo soy Nisman”, incluso “Je suis Nisman“. Estas reediciones de la proclama francesa contra el ataque a la revista Charlie Hebdo coincidieron con leyendas antikirchneristas a esta altura poco ocurrentes: “Muerte a la Cretina“, “Kristina asesina” por citar dos ejemplos bien contundentes.

La descripción de la korrupción kriminal o del krimen organizado que estos compatriotas denuncian en sus marchas espontáneas, en las redes sociales, en los diarios online evoca el recuerdo de la Ciudad Gótica que Bob Kane y Bill Finger imaginaron para Batman, y que Christopher Nolan recreó para las últimas adaptaciones cinematográficas de la célebre historieta norteamericana. No son entonces de extrañar las declaraciones ciudadanas que reclaman la intervención de ‘alguien’ capaz de perseguir, atrapar y ajusticiar a los villanos causantes del estado avanzado de putrefacción social.

Consciente del despropósito que supone esperar la ayuda del Hombre Murciélago, esta porción de argentinos se conforma con un héroe raso, es decir, con un individuo sin los atributos extraordinarios de los superhéroes de Marvel y DC Comics pero con la honestidad, fortaleza y tenacidad suficientes para rescatar a la Argentina de las inescrupulosas y asesinas garras K. A falta de un Batman, bien puede apostarse a la encarnación vernácula de James Gordon, el comisionado impoluto que Gary Oldman interpretó por última vez en El caballero de la noche asciende.

Entre diciembre de 2013 y octubre de 2014, ese argentino probo fue el fiscal José María Campagnoli. El ascenso a la categoría heroica comenzó cuando, a pedido de la Procuradora General de la Nación Alejandra Gils Carbó, el Tribunal de Enjuiciamiento de Fiscales lo suspendió por presunto mal desempeño en una causa contra el empresario Lázaro Báez. Ante el anuncio de juicio político, medios, legisladores y ciudadanos opositores repudiaron la persecución del hombre de Ley riguroso, inquebrantable, valiente, batallador. En junio les llevó menos de dos semanas declararlo ciudadano ilustre de la Ciudad de Buenos Aires y dedicarle una marcha solidaria en el microcentro porteño.

El (progresivo) regreso al llano comenzó en agosto pasado, después de que Campagnoli acordara con Gils Carbó una suerte de tregua, y terminó de concretarse dos meses más tarde cuando el jury concluyó abruptamente sin veredicto pero con la revocación definitiva de la suspensión. A principios de noviembre, la editorial Sudamericana sacó a la venta Juicio a la Justicia, libro que el fiscal habría redactado para revelar detalles de las causas más importantes que investigó y contar entretelones del enfrentamiento con la Procuradora General de la Nación.

TN e InfoBAE fueron algunos de los medios que promocionaron el lanzamiento devenido en best seller según este ranking de Cúspide. El espaldarazo periodístico habrá contribuido a aumentar las ventas del libro, pero no consiguió restaurar la imagen de héroe de una sola pieza, que la noticia de la tregua o negociación deterioró.

La Ciudad Gótica original tiene un fiscal: Harvey ‘Dos Caras’ Dent, ¿inspirado en Dr. Jekyll y Mr. Hyde?

Nisman se convirtió en el nuevo James Gordon criollo, de carne y hueso, apenas anunció su intención de denunciar a CFK por haber ordenado el encubrimiento de los imputados iraníes en el marco de la causa AMIA. Los mismos compatriotas que meses antes se habían deslumbrado y luego desilusionado con Campagnoli encontraron en este otro fiscal un justiciero todavía más osado, visto el empecinamiento en atrapar al pez gordo y secuaces al mando de la Argentina (Goti)K.

El lunes pasado, la noticia del tiro en la cabeza ascendió a Nisman por encima de Campagnoli, a la categoría de mártir. Si bien la muerte (mejor aún, un asesinato) magnifica las virtudes de los héroes y alimenta la ilusión de posteridad, esta otra encarnación del comisionado batmaniano también tiene fecha de vencimiento. Acaso en el otoño o invierno próximos los compatriotas que manifestaron antenoche vuelvan a darse cita en distintos rincones del país para expresar públicamente su apoyo a un tercer fiscal ejemplar y para encargarle la misión de erradicar la corrupción y la impunidad kirchneristas.

Los seguidores de Batman recordarán que Ciudad Gótica tiene o tuvo un fiscal (de distrito). Harvey Dent se llama/ba este abogado honesto y dedicado que ayudó al Hombre Murciélago y a Gordon a combatir el delito, pero que perdió la chaveta luego de que el mafioso Sal Maroni le arrojara ácido en la cara. Además de deformarle la mitad del rostro, el ataque destruyó su fe en el Derecho.

El otrora hombre de Ley se trasladó al bando de los malos con el seudónimo Dos Caras. Obsesionado con el azar y su falta de escrúpulos, el personaje delinque -o no- según cómo caiga la moneda que siempre arroja al aire antes de actuar.