Antes de eso no había oído hablar de Javier Padilla, un joven malagueño de tan solo 28 años que en 2019 ganó el XXXI Premio Comillas de Historia, Biografía y Memorias con esta obra que narra la historia de Enrique Ruano, Francisco Javier Sauquillo y Dolores González. Imagino que, como me ocurría a mí antes, sus nombres no os dirán nada. Pero seguro que sí habéis oído hablar del atentado contra unos abogados laboralistas en su despacho de la calle Atocha en enero de 1977. Javier murió en ese atentado y Dolores resultó gravemente herida. Enrique había muerto en enero de 1969 mientras estaba detenido. El libro narra la vida de los tres protagonistas, desde su niñez en los mejores colegios, su infancia rodeados por sus familias de buena posición, su llegada a la Universidad de Madrid para estudiar Derecho. Tengo que confesar que, al principio, la forma en la que está escrito el libro, más a modo de ensayo o tesis que de novela, me echó un poco para atrás, sobre todo por la gran cantidad de notas que incluye (hay capítulos con hasta 200 notas) y estuve a punto de abandonar su lectura. Pero al final decidí obviar las notas y me sumergí en las apasionantes vidas de Enrique, Javier y Lola. Provenientes de familias muy bien situadas social y económicamente, los tres jóvenes llegaron en los años sesenta a la Facultad de Derecho de la universidad madrileña. Llenos de inquietudes políticas y sociales, sus ansias de justicia y de libertad chocaban con la dictadura franquista y la dura represión policial que hacía frente a las constantes revueltas estudiantiles. En ese ambiente contagiado del Mayo del 68 francés Lola y Enrique se enamoraron y se hicieron novios. Como todos los jóvenes, iban al cine, leían, escuchaban música, bebían cerveza y fumaban compulsivamente. Y todo ello sin dejar de lado su militancia en el FLP, el Frente de Liberación Popular. En enero de 1969 Enrique y Lola fueron detenidos. Durante su detención, el 20 de enero Enrique Ruano murió en extrañas circunstancias, lo que marcó a su novia Lola para siempre. Aun así, logró terminar la carrera de Derecho y trabajar como abogada laboralista junto con Javier, que ya en la universidad estaba enamorado de ella. Tras superar el duelo por la muerte de su novio y su amigo, ambos comenzaron una relación y terminaron casándose. Continuaron con su militancia política, esta vez en el PCE, el Partido Comunista de España, trabajaron juntos en un despacho laboralista. Y tuvieron la mala suerte de encontrarse en otro despacho de abogados del número 55 de la calle Atocha el 24 de enero de 1977. En el atentado perpretado por pistoleros de extrema derecha murieron cinco personas y cuatro resultaron heridas. Lola murió en 2015, el mismo día que José María, su pareja. Después de la matanza de Atocha se sumió en una profunda depresión de la que nunca se recuperó. Extremadamente delgada, enferma física y psicológicamente, muerta en vida. La vida de Lola fue trágica, triste, injusta, cruel. Como lo fueron las muertes de Enrique y de Javier. Pero ellos murieron. Ella tuvo que seguir viviendo, sufriendo. El libro está magníficamente escrito y documentado, incluso con fotografías. La bibliografía, las notas y las imágenes suponen un tercio del libro. Por sus páginas pasean durante su juventud personajes como Cristina Almeida o Manuela Carmena, también abogadas. Yo nací en 1984, por lo que el franquismo o la Transición los conozco solo de los libros de Historia y de lo que me ha contado mi familia. Pero es una época que siempre me ha llamado la atención. Y este libro es perfecto para profundizar en esa época tan convulsa y apasionante. Una época llena de huelgas, manifestaciones, barricadas, carreras delante de los grises, días en los calabozos de la Dirección General de Seguridad en la Puerta del Sol, noches de cervezas, cigarros y conversaciones interminables sobre marxismo, lecturas de libros prohibidos y conciertos clandestinos de Raimon. Un libro que nos enseña que la Transición no fue tan perfecta y modélica como nos han contado. Un libro imprescindible. Para que nunca repitamos lo que ocurrió. Para que nunca olvidemos a todos los que murieron a finales de enero. Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí.
Antes de eso no había oído hablar de Javier Padilla, un joven malagueño de tan solo 28 años que en 2019 ganó el XXXI Premio Comillas de Historia, Biografía y Memorias con esta obra que narra la historia de Enrique Ruano, Francisco Javier Sauquillo y Dolores González. Imagino que, como me ocurría a mí antes, sus nombres no os dirán nada. Pero seguro que sí habéis oído hablar del atentado contra unos abogados laboralistas en su despacho de la calle Atocha en enero de 1977. Javier murió en ese atentado y Dolores resultó gravemente herida. Enrique había muerto en enero de 1969 mientras estaba detenido. El libro narra la vida de los tres protagonistas, desde su niñez en los mejores colegios, su infancia rodeados por sus familias de buena posición, su llegada a la Universidad de Madrid para estudiar Derecho. Tengo que confesar que, al principio, la forma en la que está escrito el libro, más a modo de ensayo o tesis que de novela, me echó un poco para atrás, sobre todo por la gran cantidad de notas que incluye (hay capítulos con hasta 200 notas) y estuve a punto de abandonar su lectura. Pero al final decidí obviar las notas y me sumergí en las apasionantes vidas de Enrique, Javier y Lola. Provenientes de familias muy bien situadas social y económicamente, los tres jóvenes llegaron en los años sesenta a la Facultad de Derecho de la universidad madrileña. Llenos de inquietudes políticas y sociales, sus ansias de justicia y de libertad chocaban con la dictadura franquista y la dura represión policial que hacía frente a las constantes revueltas estudiantiles. En ese ambiente contagiado del Mayo del 68 francés Lola y Enrique se enamoraron y se hicieron novios. Como todos los jóvenes, iban al cine, leían, escuchaban música, bebían cerveza y fumaban compulsivamente. Y todo ello sin dejar de lado su militancia en el FLP, el Frente de Liberación Popular. En enero de 1969 Enrique y Lola fueron detenidos. Durante su detención, el 20 de enero Enrique Ruano murió en extrañas circunstancias, lo que marcó a su novia Lola para siempre. Aun así, logró terminar la carrera de Derecho y trabajar como abogada laboralista junto con Javier, que ya en la universidad estaba enamorado de ella. Tras superar el duelo por la muerte de su novio y su amigo, ambos comenzaron una relación y terminaron casándose. Continuaron con su militancia política, esta vez en el PCE, el Partido Comunista de España, trabajaron juntos en un despacho laboralista. Y tuvieron la mala suerte de encontrarse en otro despacho de abogados del número 55 de la calle Atocha el 24 de enero de 1977. En el atentado perpretado por pistoleros de extrema derecha murieron cinco personas y cuatro resultaron heridas. Lola murió en 2015, el mismo día que José María, su pareja. Después de la matanza de Atocha se sumió en una profunda depresión de la que nunca se recuperó. Extremadamente delgada, enferma física y psicológicamente, muerta en vida. La vida de Lola fue trágica, triste, injusta, cruel. Como lo fueron las muertes de Enrique y de Javier. Pero ellos murieron. Ella tuvo que seguir viviendo, sufriendo. El libro está magníficamente escrito y documentado, incluso con fotografías. La bibliografía, las notas y las imágenes suponen un tercio del libro. Por sus páginas pasean durante su juventud personajes como Cristina Almeida o Manuela Carmena, también abogadas. Yo nací en 1984, por lo que el franquismo o la Transición los conozco solo de los libros de Historia y de lo que me ha contado mi familia. Pero es una época que siempre me ha llamado la atención. Y este libro es perfecto para profundizar en esa época tan convulsa y apasionante. Una época llena de huelgas, manifestaciones, barricadas, carreras delante de los grises, días en los calabozos de la Dirección General de Seguridad en la Puerta del Sol, noches de cervezas, cigarros y conversaciones interminables sobre marxismo, lecturas de libros prohibidos y conciertos clandestinos de Raimon. Un libro que nos enseña que la Transición no fue tan perfecta y modélica como nos han contado. Un libro imprescindible. Para que nunca repitamos lo que ocurrió. Para que nunca olvidemos a todos los que murieron a finales de enero. Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí.