Colores vivos por todas partes, bloques inmensos de habitaciones, archimillonarios jugadores de 'black-jack' o locales donde no escasean ni los más reputados 'cocktails', ni los más reputados artistas, son algunos de los iconos que han forjado la imagen más pomposa del Las Vegas del siglo XX, especialmente en el cine. Sin embargo, al reinar la suerte y el triunfo donde la desgracia, Las Vegas ha sido también campo de cultivo de mafias, corrupción y personas que, sin esperarlo ni pretenderlo, se ven inmersas en situaciones donde hay algo más en juego que un puñado de dólares. Ambas caras de la ciudad, la más amable y la más clandestina, componen el universo de 'Letal como un solo de Charlie Parker', la última novela negra de Manuel Márquez Sánchez.
'Letal como un solo de Charlie Parker'
Autor: Javier Márquez Sánchez
Editorial: Salto de página
El protagonista es Eddie Bennett, un 'solucionador de problemas' que debe realizar un trabajo cuya extrema sencillez -firmar un papel- le hace presagiar la existencia de unos entresijos que no parará de investigar con la ayuda de una seductora y sagaz periodista. Ambos descubrirán una cadena de cadáveres que conformarán una historia en la que, como en toda buena novela negra que se precie, averiguar quién apretó el gatillo queda en un segundo plano para el lector, pues 'Letal como un solo de Charlie Parker' va más allá. Su trama sigue un esquema similar a los que han tejido casi todas las obras más clásicas del género, pero ahonda en la trastienda de Estados Unidos para contar algo más.
A través de una conspiración, basada en hechos reales ocurridos en el rodaje de 'El conquistador de Mongolia', la obra lleva a cabo una contundente crítica sobre las conexiones entre la mafia y el poder público, sobre cómo éste puede llegar a ser capaz de usar la delincuencia en función de sus intereses y viceversa. El Ejército, un importante hombre de negocios y bandas organizadas aparecen en la novela perfectamente orquestadas con ánimo de ocultar a la población de la zona hechos de grueso calibre que deben permanecer en la sombra para no perjudicar a los implicados.
La perfecta elección de los personajes, tanto los reales como los ficticios, y el ingenio de los diálogos, capaces de trasladar al lector al Las Vegas de los cincuenta, ponen la sombrilla a un 'cocktail' que Márquez Sánchez ha elaborado mezclando potentes ingredientes: crítica a la corrupción, homenaje a la cultura popular norteamericana y descripción de todas las caras de la ciudad del juego por excelencia. El sabor resultante es fuerte, pero agradable. La novela logra divertir, emocionar y transgredir al lector como lo hace una buena canción de Frank Sinatra o una de las obras más emblemáticas de John Wayne.