Cuando ya casi se cumple el primer trimestre de este complicado 2013 toca hacer balance de lo que llevamos de año. Así, mientras los economistas sentencian que 2013 ya empezó muerto, nos recortan por doquier. No contentos con ello, nuestros dirigentes recomiendan cómo reaccionar ante tales injusticias. Para muestra dos de los últimos consejos de nuestros muy honorables políticos. En primer lugar, no hay que quejarse ante la próxima subida del precio del agua porque en Alemania es mucho más cara. En segundo lugar, en la ardua tarea de salvar la cultura no debemos esperar que todo el dinero lo consigan los políticos. No, esa es una labor que sobre todo corresponde a los propios artistas. Como si no lleváramos tiempo haciéndolo... Críticas aparte, reconozco sin manía alguna que nuestros políticos trabajan por y para los ciudadanos. De este modo, en ocasiones deciden reunirse a fin de buscar soluciones para salir de la crisis y demás entuertos. Ante eventos de tal magnitud siempre pienso en botellas de agua y delicias de nombre complicado. Refrigerios que muchas veces se pagan con dinero público y cuyo gasto se podría destinar a una cuestión que, como diría Mafalda, desde esta humilde sillita propongo.Dado que muchos tratos se "cocinan" y se cierran en esos momentos en los que se libera la gula, no podemos privar a nuestros muy honorables de la posibilidad de la negociación. Así pues, como tal labor forma parte de su cometido, deberían prepararse en casa una fiambrera con lo que fueran a comer, al igual que hacen muchos trabajadores cada día. Ahora bien, si nuestros muy honorables no quisieran perjudicar a las empresas de catering, podrían pagar tales ágapes con sus dietas correspondientes. Sea como fuere, aplicando cualquiera de estas dos medidas se ahorraría un dinero con el que se podría costear la comida de mucha gente necesitada.