El amor no se resiste, pretenderlo es imposible, no existiría sin su embrujo. Es una ilusión que vaga ajena al sol, a las olas y a las brumas. Si el mar le cierra sus puertas con murallas de agua y roca, flota en las alas del viento, en su barco hecho de sueños.
Cae la noche. Cuando la luz se extingue, aparecen los contornos del mundo invisible oculto tras las sombras. Entre las tinieblas, reflejos de oscuridad abren ventanas de estrellas y tras el resplandor se asoman espejismos de sirenas.
El amor lanza sus redes, aunque, al tejerlas, quedó atrapado en ellas. No tiene miedo, sólo espera. La Muerte es su ahora su guía, es el precio, su destino, y su único final.
Sobre el vacío de las aguas, la media luna recoge la estela de espuma. El aire suspira. El océano duerme en calma.