Publicaba ayer el Financial Times un artículo de la periodista y diputada del Partido Popular, Cayetana Álvarez de Toledo, en el que analiza y arremete contra los movimientos separatistas de Cataluña y Escocia, y critica a los responsables de la Unión Europea y de sus países miembros por decir que “Cataluña es una asunto interno de España”, algo que la política popular considera “un completo error”.Pide además en su artículo claridad y seguridad y añade que no hay sitio para el silencio o la ambigüedad, pues “la cuestión de la independencia es un asunto profundamente europeo”, porque “pone a prueba lo que es realmente la Unión Europea y lo que representa”.En parte estoy de acuerdo con lo que ha dicho la Sra. Álvarez de Toledo, pero también discrepo, pues creo que el problema en la ‘cuestión catalana’ lo tiene España, su Gobierno y los españoles. Es verdad que se trata de un asunto profundamente europeo, pero no creo que sea para tanto, pues personalmente tengo poca confianza en nuestros colegas europeos ya que, en el hipotético caso de la separación de Cataluña, me temo que acabarían estando a favor de su incorporación a la Unión Europea, pues prevalecerían intereses económicos que los meramente políticos. Al fin y al cabo creo que a muchos políticos europeos les importa poco que Cataluña continúe o no siendo parte de España.Y aunque carezco de una formación sólida en materia de política europea y a lo mejor estoy equivocado, me temo que si de Europa dependiera la separación de Cataluña esta acabaría más pronto que tarde diciéndole adiós a España, porque como he indicado antes los intereses del mercado, de la economía pesarían mucho, y siete millones de personas son muchas personas.Por eso creo que es el Gobierno español y las instituciones de nuestra Nación las que han de desarrollar las políticas y las medidas necesarias para evitar la separación de Cataluña, para convencer al pueblo catalán que no tiene sentido separarse. Algo que no ha ocurrido durante los últimos 30 años, pues nos hemos dedicado a permitírselo todo a los nacionalistas, dejando que cuenten la historia a su antojo. Y además hemos de tener muy presente que nuestros socios europeos a la hora de la verdad mirarán por su interés.