He tenido la suerte de conocer de primera mano la fecha de publicación de la novela, el booktrailer y hasta recibí el libro dedicado en casa varias semanas antes de que saliese a la venta el pasado 10 de septiembre. Y ahora por fin, después de poder compartir con el autor parte del proceso de creación literaria, he podido disfrutar del resultado devorando A las ocho en el Novelty Porque no lo he leído, lo he devorado en dos o tres días. Y me ha gustado mucho más incluso que su anterior novela. Esta historia me ha atrapado, me ha enganchado, me ha fascinado. Por sus escenarios, por su trama y, por encima de todo, por sus personajes. Unos personajes a los que he sentido muy reales, muy humanos y cercanos y a los que, cómo no, les he cogido un cariño inmenso, especialmente a Leonor, Enrique y don Servando. Pero vamos por partes que me acelero. La protagonista indiscutible de esta historia es Leonor Cortés, una salmantina afincada desde hace muchos años en San Juan de Luz, donde trabaja como anticuaria en su pequeña tienda. Su trabajo es su gran pasión, pero echa de menos otras muchas cosas. Separada de su marido desde hace muchos años, su único hijo está estudiando en Estados Unidos, su hermana vive en Barcelona y prácticamente no tiene amigos. Aun así, a pesar de su aparente soledad, es una mujer fuerte, luchadora, valiente, abierta, extrovertida y sociable. Y, por encima de todo, intuitiva e inteligente. Su vida es rutinaria y monótona hasta que un día recibe un extraño encargo de unos rusos con pinta de mafiosos. Encontrar el tesoro que supuestamente Manuel Godoy escondió poco antes del Motín de Aranjuez. Ella no está muy segura de que exista, pero su cliente, Anatoli Boychenko, está convencido. Tanto que esa búsqueda se ha convertido en su única razón para vivir. Está obsesionado. Está loco. Y es muy peligroso, mucho. Anatoli es un antiguo y poderoso dirigente del KGB que desde hace años vive en su mansión de Marbella, monstruosamente grande, donde se dedica a dar órdenes y a jugar con la vida de los demás en una absurda batalla que tiene cómo único fin encontrar el tesoro de Godoy. Pero Leonor y Anatoli no son los únicos interesados en encontrar el famoso tesoro del valido y favorito de Carlos IV. Diplomáticos españoles y hasta el mismísimo presidente del Gobierno quieren evitar a toda costa que esa investigación cambie la Historia de España y para evitarlo están dispuestos a todo, incluso a aliarse con el gobierno ruso. Ya se sabe eso que dicen de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Así comienza una investigación trepidante, con muchísimo ritmo y acción que nos mantendrá pegados a las páginas sin que podamos evitar devorarlas porque, aunque pensemos que es imposible, la historia mejora a cada palabra, a cada frase, a cada página. Sin duda es una historia que va de menos a más. Un thriller lleno de intriga y asesinatos que nos llevará por medio mundo. Porque si la trama me ha parecido brillante la ambientación también me ha hecho disfrutar muchísimo. En Madrid he vivido cinco años. San Juan de Luz y San Sebastián son dos ciudades costeras que tengo al lado de casa y que me encantan. Marbella, Salamanca, Peñaranda de Bracamonte, Moscú o Nueva Orleans no las conozco y me pillan un poquito más lejos, pero las detalladas descripciones de las calles, los edificios y, cómo no, la historia de estos lugares me ha hecho pasear por todos ellos gracias a la gran labor de documentación y la prosa cercana, sencilla, directa y clara del autor. Un autor que sabe combinar a la perfección ficción y realidad, todo aderezado con grandes dosis de Historia. Y creo que este es hoy en día su sello de identidad. No he leído sus siete libros de relatos, ni sus dos novelas cortas, ni siquiera sus otras tres novelas, algo que espero remediar pronto, pero tanto en Lágrimas sobre Gibraltar como en A las ocho en el Novelty Carlos Díaz Domínguez logra engañar al lector, hacernos dudar, replantearnos la Historia. Sabe jugar con nosotros, llevarnos a su terreno. Y lo hace a la perfección. Pero junto a la acción, los asesinatos o las intrigas políticas en esta novela también hay sitio para la amistad y el amor. Porque no todo es una búsqueda, una huida hacia adelante para escapar de una locura. Porque muchas veces, cuando intentamos huir del presente, el refugio que tanto anhelamos no está siempre en el futuro. A veces lo que buscamos, lo que deseamos, lo que necesitamos está en el pasado. Pero para eso hay que saber volver. A nuestros orígenes. A otra ciudad, a otras personas, a otra vida. Volver a confiar. En nosotros mismos y en los demás. Y eso es precisamente lo que hace Leonor. No quiero desvelaros nada de la trama porque quiero que la descubráis y la disfrutéis vosotros mismos, solo deciros que la parte de la novela que se desarrolla en Peñaranda de Bracamonte y en Salamanca me ha resultado igual de adictiva que el resto del libro. Pero, además, la historia de Leonor y Enrique me ha parecido no solo cercana y real sino, sobre todo, cálida, reconfortante, entrañable, acogedora. Porque si así es Enrique con Leonor, así nos hacen sentir los dos a los lectores.
Si queréis descubrir un thriller electrizante, saber más de Godoy y de la vida del Príncipe de la Paz, conocer la Historia y el reinado de Carlos IV y Fernando VII, viajar y todo en la mejor compañía, ya sabéis lo que tenéis que hacer. La cita es A las ocho en el Novelty. Os espero. Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí.