Los guardias reales que custodian el La Zarzuela ya no pueden izar y arriar la bandera de España, ni hacer el homenaje a los caídos, como se hace cada dia en todas las instalaciones militares españolas. Los toques de corneta y el retraso a una peluquera desataron la antipatía de la reina con esta ceremonia diaria
En el Palacio de la Zarzuela, residencia oficial del jefe del Estado, el Rey Felipe VI, ha quedado prohibido desde hace unas semanas hacer las ceremonias de izado, arriado de bandera y toque de oración, obligadas en instalaciones militares. La reina Letizia es, según fuentes del palacio, la responsable de esta medida, que rompe la tradición de la guardia militar del Rey. Además, se ha trasladado el mástil que sostiene la enseña desde las proximidades del cuerpo de guardia a la zona llamada Magnolias, en las dependencias administrativas del complejo, junto a un párking. La Zarzuela no es una instalación militar propiamente dicha, aunque tenga guardia militar, sino la residencia oficial del Rey de España.
El cuerpo de guardia, en la proximidades de la residencia de los reyes –tanto de la de Felipe VI, como donde viven don Juan Carlos y doña Sofía–, era el escenario de estas ceremonias. A las ocho de la mañana en todas las instalaciones militares españolas se hace el izado de bandera, que consiste en un toque de corneta mientras se iza la bandera de España. Del mismo modo, al anochecer, otro toque de corneta marca el arriado; a continuación, el pelotón que rinde honores hace frente al lugar del ocaso del Sol y se realiza el toque de oración, en homenaje a los caídos. Los guardias reales que hacen guardia militar del Palacio de La Zarzuela han realizado históricamente estas sencillas ceremonias, que no duran más de un par de minutos.
Sin embargo, durante el verano, se supo que a la reina Letizia le resultaba incómodo el sonido de la corneta. En los amaneceres y los atardeceres del Monte de El Pardo, no muy lejos de su residencia, el pelotón de seguridad formaba junto al cuerpo de guardia. Además, hace unas semanas se vivió un incidente leve durante una de estas ceremonias. Los soldados del Rey pararon el coche de la peluquera de la reina, que iba a peinarla. El coche no contaba con el indicativo de seguridad de máxima prioridad que llevan los vehículos que trasladan a la familia, con lo que los guardias reales lo retuvieron durante los minutos que duraba la ceremonia. El enfado de Letizia Ortiz fue mayúsculo.
Un enfado que se une a la “alergia” que fuentes de Zarzuela asegura que siente la reina hacia los uniformes militares. En el pasado, algún soldado se ha visto en un serio aprieto porque informaba por radio, como era su obligación, de los movimientos de Letizia por la residencia. La reina, al oír que la radio crepitaba con indicaciones sobre su paradero, estalló en ira y reprochó al soldado que dijera nada sobre ella.
La cercanía del cuerpo de guardia a su residencia es otro motivo de enfado de la reina, a la que no le gusta que sus hijas se acerquen a charlar con los militares. Las infantas y sus primos tienen libertad de movimientos por el monte que rodea su residencia. Las tardes largas del estío hacen que la curiosidad lleve a los niños cerca de la guardia militar, con la que charlan de vez en cuando. Algo que no parece del gusto de Letizia.
La prohibición de dar honores a la bandera de España en la residencia del jefe del Estado, y tampoco se haga el homenaje a los caídos, se ha unido a un traslado del mástil. Estaba situado en el cuerpo de guardia, lugar de paso obligado de todas las visitas a La Zarzuela. Ahora se ha ido a las proximidades del "anillo 1", en la zona denominada Magnolias (por un enorme magnolio que la preside). Se trata de la zona administrativa del complejo.
La Guardia Real
La Guardia Real es una unidad compuesta por los tres ejércitos, destinada a dar guardia militar, honores de Estado y escolta al Rey y su familia. Lo componen más de 1.500 militares y tienen su base en El Pardo, en las inmediaciones de la finca de La Zarzuela. En su ideario está “la ejemplaridad”, tanto profesional como desde el punto de vista ciudadano, ya que están en el primer escaparate mundial como representantes de nuestro país.
Son más conocidos por su presencia en desfiles y honores a autoridades extranjeras, con sus uniformes de época, los ros emplumados en la cabeza y su brillante unidad de caballería. Sin embargo, tienen un entrenamiento militar intensivo, ya que se encargan de la seguridad táctica y militar de los lugares donde está el Rey, básicamente de su residencia oficial en La Zarzuela. Las 24 horas del día un número que se mantiene secreto de componentes de las unidades tácticas de la Guardia Real está desplegado en los lugares vitales para la defensa de la enorme finca que es el complejo de La Zarzuela.
Además de este trabajo, con uniformes azules específicos y polainas blancas, hacen la guardia militar en las cercanía de la residencia de Felipe de Borbón, Letizia Ortiz y sus hijas, las infantas Leonor y Sofía. Además de seguridad le dan el realce adecuado a la residencia oficial del primer representante del Reino de España, el Rey Felipe VI. Uno de los miembros de este cuerpo comenta con amargura su extrañeza por no poder homenajear a la bandera o a los caídos, “en la residencia del Rey de España, que encima es un militar de carrera”. La reina Letizia, amante de la música indie, no parece disfrutar tanto del quedo toque de la corneta cuando el ocaso cae sobre el Monte de El Pardo.
Estas actividades infantiles son mal vistas por Letizia Ortiz, a quien desagrada la presencia de militares. A tal punto llega su aversión, que en alguna ocasión sus escoltas –que son policías y guardias civiles– han sido reprendidos por la reina por llevar un corte de pelo “excesivamente militar”. Letizia Ortiz protagonizó sonoros altercados con militares cuando cubrió para TVE la intervención española en la guerra de Irak en Umm Qasar, en 2002. A pesar de los encuentros apaciguadores en el camarote del almirante al mando de la fuerza española, las escenas de tensión eran patentes en el buque Galicia. En consonancia con aquello, la presencia de guardias reales en su residencia ha de ser muy cautelosa y discreta, porque más de un soldado ha sido severamente abroncado por la reina.
Tomado de estrelladigital.es